
México: Xóchitl – Claudia
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En menos de un año es muy posible que México tenga una presidenta por primera vez en su historia. Dos mujeres muy disimiles: Xóchitl Gálvez, del PAN y Claudia Scheinbaum, de MORENA, actual partido de gobierno mexicano. Interesante situación en un país, que como tantos otros dentro de su folklore le canta a ese macho macho que prevalece sobre la mujer. Un México puramente machista hasta las trancas.
Xóchitl, deslenguada, genuina, extremadamente espontánea, hecha a sí misma, defensora del indigenismo azteca y millonaria. De pueblo profundo que llegó a la ciudad de México para formarse, educarse y trabajar siendo muy joven. Hoy, empresaria de éxito y senadora desde hace 20 años. Es la candidata por la alianza del PAN, partido acción nacional, el desgastado y corrupto PRI (que tuvo 80 años consecutivos gobernando México) y el PRD bajo el nombre de Frente Amplio por México. A pesar de que ella se autodefine de centro o centro izquierda, pero está respaldada por esa alianza partidista no vista con buenos ojos.
Lo más reciente con Xóchitl es que ha sido acusada de plagio con sus tesis de carrera de ingeniería en la UNAM, Universidad Nacional Autónoma de México. Y sí, admitió que plagió seis párrafos sin citar al autor para su informe laboral que la acredita como ingeniera en la computación y añadió en un vídeo colgado por ella misma que si tiene que repetir o presentar otro trabajo para titularse lo haría. Así tan fresca, Xóchitl añadió: «No me asusto ni me rajo, ya han querido demoler mi casa. Ya dijeron que no soy indígena, que no soy empresaria, que no vendí gelatinas. Ahora que no soy ingeniera. Mañana van a decir que no soy mujer, porque huevos tengo y vaya que muchos. Síganle, estoy lista para 256 ataques más». Todo un personaje.
Mientras, en el otro lado del ring, esta la candidata de AMLO, del actual presidente de México, Andrés López Obrador, por el partido Movimiento Regeneración Nacional, Claudia Sheinbaum, de clase media acomodada, fue alcaldesa de la capital manejando una ciudad gigantesca de 9 millones de personas y por su desempeño de la pandemia en la ciudad. Doctora en física y experta medioambientalista, es una mujer prudente, discreta, comedida y de perfil muy institucional. Lo que dicen los entendidos es que le falta carisma político o tono efusivo en sus mítines. Ella sí ha dicho «es tiempo de mujeres en México».

En ese sentido, la disputa política ya está servida con estas dos mujeres tan distintas y con ciertas preocupaciones en común. A todo esto, el ex canciller Marcelo Ebrard que cayó derrotado en las primarias de Morena para ser candidato a la presidencia, se apartó y montó tienda aparte. Ni siquiera felicitó, o ha mostrado apoyo a la candidata electa.
Lo importante de todo este panorama lleno de disputa y desavenencias es que México tendrá una presidente el año que viene. En conversación con el periodista y escritor mexicano Alejandro Páez Varela, en el podcast «Cuarto de ensayo», nos comentó que «este país vive una evolución de las mujeres en política.
Todo lo que obligue a los ciudadanos a entender que es tiempo de mujeres será redundar en un mejor futuro. Por otro lado, y con relación a la violencia descomunal que sucede en este país arguyó que la educación libera a la gente de la ignorancia. Este país, como otros, lo hemos llevado los hombres por el mal camino. A ver si las mujeres pueden cambiar ese ritmo. Debemos aprender a ceder las variables hacia las mujeres y que nosotros aprendamos a ceder»
Como dije al final del podcast, cualquiera de estas dos mujeres que gane la presidencia de México tiene la tarea (los de antes y ahora también) de frenar la hemorragia de un país que encabeza las terribles estadísticas en pobreza, inmigración y esa terrible violencia que no cesa y se lleva 100,000 muertes al año.