
La izquierda dominicana a propósito de la guerra en Ucrania
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La izquierda dominicana –¿no toda?– está atrapada en una contradicción. Denuncia el imperialismo estadounidense sobre República Dominicana y otros países, mientras acepta el imperialismo ruso sobre Ucrania y otros países. Aviva la memoria de la guerra civil dominicana del año 1965, resentida por la invasión estadounidense en ayuda de uno de los bandos en conflicto. Pero apoya la invasión de Rusia a Ucrania. Rechaza la injerencia de Estados Unidos en cualquier país, pero acepta que los rusos se injieran en la soberanía ucraniana. Añora la expansión de un socialismo imperialista proveniente de Rusia o China (o de quien tome la antorcha), pero se regodea en las delicias del capitalismo que detesta. Siente nostalgia por los tiempos de la polarización ideológica durante la Guerra Fría, los intentos de la conquista armada del poder por parte de la izquierda, los conflictos ideológicos y las luchas armadas contra Estados Unidos y sus aliados nacionales; y al mismo tiempo prefiere las bondades de Estados Unidos, país preferido por la diáspora dominicana.
Al invadir a Ucrania, Rusia –como Estados Unidos en República Dominicana en el año 1965–, se injirió militarmente en un país soberano para intentar determinar su rumbo. Quien critique a Estados Unidos por acciones imperialistas debería criticar a Rusia o a cualquier otro país por acciones similares. Quien justifique la invasión rusa de Ucrania debería justificar la invasión de Estados Unidos a República Dominicana en el año 1965. A menos que su postura no busque la justicia y solo favorezca un imperialismo sobre otro imperialismo, o el uso de la fuerza según de quien provenga, o las dictaduras cuando sean las de izquierda, o el socialismo por ser opuesto al capitalismo y no por su promesa de justicia social.
Esa forma de pensar propugna un cambio del modelo económico capitalista al socialista, que resulta detestable por su aplicación coactiva. El capitalismo se fortalece con la democracia, mientras que el socialismo niega la democracia a partir de postulados como el del partido único, la nacionalización de los medios de producción y la lucha de clases vista como explicación de la dinámica de las relaciones sociales.
Tan grande es el desconcierto de los socialistas en el mundo como la contradicción de los socialistas dominicanos. Quizás el problema radique en haber perdido de vista los ideales en pos de la praxis. Los hechos se cuestionan o se justifican según el bando agresor o agredido, sin preguntarse por las cuestiones de justicia, libertad o igualdad.
Se defiende lo indefendible apoyando a una Rusia idealizada que representa un socialismo salvador que no existe. Esto va para todos: la guerra entre Rusia y Ucrania no es un asunto de la Rusia abusiva contra la Ucrania victimizada, o de la Rusia heroica contra el Occidente malvado. No es una lucha del bien contra el mal que exija posicionarse del lado de lo que se considere el bien. La urgencia es oponerse al fascismo putinista y al imperialismo ruso. La defensa de Ucrania no es la defensa de un país, sino la defensa de la soberanía de ese país. Oponerse a un fascismo y a un imperialismo es oponerse a todos los fascismos y a todos los imperialismos para evitar que vengan contra nosotros; y apoyar la soberanía de cualquier país es apoyar la soberanía del nuestro. De lo contrario, si hoy debilitamos nuestra postura por razones coyunturales, ¿qué fundamentos daremos para defendernos si, así como Rusia ha ido a por Ucrania, otro viniera mañana a por nosotros?