Juventud, divina política
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Los partidos, la Junta Central Electoral, ustedes y nosotros necesitamos una mayor participación de los jóvenes en la política. El proceso del 2020 nos enseñó que con un poco de voluntad y vocación de servicio es posible incursionar en este oficio en el que hace tan solo unos años atrás predominaban las arbitrarias listas, conformadas sobre la base del favoritismo particular, no colectivo. Las organizaciones que conforman el engranaje del sistema partidario –los cinco principales porque el resto existe a duras penas– están conscientes, y aunque todavía hay espacio para mejorar, están cada vez más dispuestos a celebrar elecciones internas democráticas y participativas que posibilitan la incursión de nuevos talentos en este campo.
En un país donde actualmente tenemos diputados con más de veinte años reeligiéndose en una curul, por ejemplo, es inminente que los jóvenes se arriesguen, den un paso adelante con determinación porque desde la administración pública (alcaldías, el Congreso Nacional, el Palacio, para solo mencionar los puestos electivos) es que se pueden producir los grandes cambios. Desde allí es que emana el agua que beberán las nuevas generaciones, esa camada de líderes con nuevos bríos con la fuerza y la mentalidad necesarias para impulsar el desarrollo.
Esta nueva Junta que encabeza el magistrado Román Jáquez, integrada por un Pleno que desde su conformación ha demostrado un alto nivel de compromiso con el país, y la semana pasada envió un mensaje clarísimo sobre el valor de este segmento de la población en eso de elegir y ser elegido. A través de su Escuela Nacional de Formación Electoral y del Estado Civil (EFEC), echó a andar el interesante programa «Voto consciente y responsabilidad ciudadana». A través de esta iniciativa, los magistrados de la JCE aspiran «integrar a la juventud en los procesos electorales a través de este proyecto de capacitación e integración con estudiantes».
La planificación, el montaje y la ejecución de un proceso electoral no es exclusivo de la Junta ni de los partidos. La conformación de una boleta, de una oferta electiva, tampoco es una prerrogativa reservada unilateralmente a las organizaciones políticas, aunque son estas quienes elaboran e inscriben su propuesta oficial. Pero la juventud con mayoría de edad para elegir y ser elegido dio una muestra contundente en las elecciones del 2020 que puede –y debe– seguir aspirando a una participación más decidida para seguir ascendiendo como clase política.
Es por todo eso que valoramos esa motivación de la Junta para incentivar a los jóvenes que formen parte de los colegios electorales en los municipios y distritos municipales, que sean ellos los presidentes, secretarios, vocales y suplentes que asuman y lideren el trabajo el día de las votaciones. Si esto se logra y los jóvenes se disponen a participar en las primarias internas de los partidos con el interés de alcanzar una candidatura, es probable que en el futuro próximo el país acoja con entusiasmo un nuevo liderazgo que definirá la sociedad que merecemos en el mañana.