Haití colapsa
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Languidece el país vecino. Desde este pasado domingo el gobierno haitiano declaró «toque de queda» en gran parte del país, informó la oficina del primer ministro y presidente interino Ariel Henry. La decisión se extenderá por 72 horas y sucede luego de que miles de presos escaparan de la principal cárcel de Puerto Príncipe, la capital, tras un asalto de las bandas criminales que siembran el terror en nuestro vecino y cuyo objetivo era derrocar al ejecutivo de Henry.
Con el anunció del «toque de queda» el gobierno pretende «restablecer el orden y tomar las medidas apropiadas para recuperar el control de la situación». Por supuesto, las autoridades saben que Haití sufre desde hace tiempo una violencia incontrolable y desmesurada en el que las principales organizaciones como OEA, ONU y alguna más, giran su cabeza hacia otro lado, a sabiendas de la situación y de las tantas peticiones de auxilio que desde el gobierno dominicano se han solicitado a dichas organizaciones.
Nuestros vecinos se ahogan en una incesante espiral de violencia sin parangón que abarca la media isla completa. La situación se ha recrudecido aun más a raíz del magnicidio del presidente Jovenel Moise que, al parecer, intentaba contra corriente poner algo de orden en los entresijos corruptos de la política haitiana. Un asesinato aún sin aclarar del todo donde su viuda es señalada como cómplice del magnicidio. El país más pobre de la región languidece y nadie los ayuda, salvo nosotros, que debemos resguardarnos ahora más que nunca.
En ese sentido, el gobierno de Luis Abinader debe resguardarse y vigilar ahora más que nunca la frontera. No permitir el paso a multitudes incontrolables. De hecho, el propio subsecretario de Asuntos para del hemisferio occidental del gobierno norteamericano, Brian A. Nichols en el año 2022, afirmó algo que todos conocemos «los líderes de las pandillas alimentan la peor crisis de seguridad que ha vivido Haití en décadas».
En teoría se espera la intervención del ejército de Kenia para ayudar a paliar la situación, pero aún nada de llegar. De hecho, Ariel Henry estuvo de visita en ese país africano en la búsqueda de apoyos para desplegar agentes de la policía de Kenia, en una medida desesperada tras los fallidos intentos para que Naciones Unidas envié fuerza multinacional, a pesar de que el Consejo de Seguridad aprobó a inicios del año pasado una resolución para autorizar esa misión.
El asalto a la prisión fue comandado por el criminal Jimmy Chérizier «Barbecue», ex policía de élite que dirige una de las bandas más violentas del país. Él mismo informó que con este ataque pretendía capturar al jefe de la policía haitiana y afirmó que su objetivo era derrocar al gobierno interino.
Si Haití colapsa, es un gravísimo problema para la República Dominicana que no puede ni debe cargar aun más con la situación sociopolítica de Haití. Una población que solo tiene como vía de escape huir por tierra, mar y aire para poder sobrevivir. Nunca como antes el desorden que observamos en nuestro país es más latente con la migración haitiana. El gobierno dominicano se empeñó en construir un muro. Aún le queda mucho para poder ser un muro que de una u otra forma ayuda a controlar la situación, pero se necesita mucho más que una pared.
Haití necesita de países que le han soltado la mano hace décadas. Mucha culpa de este desorden migratorio es los pasados 20 años de gobierno PLD y son los primeros que ahora se rasgan las vestiduras y exigen al gobierno de turno una «pronta solución». Y en esos años de gobierno morado mucha ayuda recibió Haití de parte nuestra, inversión en infraestructuras, alimento y demás. Hubo mucha permisividad y descontrol migratorio, desde las mafias en la frontera como ya dije antes, y el negocio de visas en los distintos Consulados dominicanos en tierra haitiana.
Hoy, Haití necesita más que nunca la intervención internacional.