Gloria Reyes: «Las mujeres la tienen muy difícil en la política»
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Gloria Reyes es una mujer que decidió a muy temprana edad que lo de ella sería la política, cuando aún se piensa en muñecas y bicicletas, ella ya jugaba a ese rol de la mano de sus padres, dos dirigentes importantes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de Pantoja, quienes la hicieron parte de su amor por los ideales del entonces partido blanco, José Francisco Peña Gómez.
A los 11 años ella asistía al Congreso de la mano de sus progenitores para librar batallas que la vincularon a Pantoja, el sector donde nació, y al que su padre le entregó muchos años de luchas comunitarias en pos de conquistas como que lo declararan Distrito Municipal.
En uno de sus cuadernos del colegio guardaba el mapa que le pidió su padre para ayudar a delimitar lo que sería el distrito municipal de Pantoja, que posteriormente se logró, aunque costó muchas horas de desvelo y lucha.
Su nombre se sintió con mayor presencia luego de ganar la diputación en 2016, pero le gusta aclarar que esa conquista no llegó de la nada. Como una joven con inquietudes políticas y preocupada por las causas sociales que veía a diario en su comunidad.
«La política es muy dura, no hay espacios que se queden vacíos, tú te sales y otro lo ocupa. Heredé de mi padre su buena reputación que me abrió puertas, la gente me recibía porque sabía que era hija de un hombre muy serio, pero no era que yo tenía una estructura política en la que me monté o que había un trabajo hecho, no fue así. Tuve que hacer todo desde cero», cuenta la directora general de Supérate quien asumió el rol de legisladora con 29 años.
Aunque en «la universidad no te enseñan a ser candidato», sí le interesaba prepararse por eso estudió derecho y luego se fue a Madrid a profundizar en temas de política. Hizo una maestría en derecho internacional en la Universidad Complutense y también una maestría en desarrollo social y microfinanza, en la Universidad de Alcalá, especialización que ha sido de utilidad para el papel que desarrolla actualmente desde el Estado.
Es una mujer competitiva, que sabe lo que le toca y cómo puede lograrlo. Cree en las alianzas, sobre todo entre mujeres y está segura que hay una crisis de representación femenina en política. No le teme a las críticas, aunque sí a la reacción que puedan tener sus seres queridos. Se estrenó como madre, apenas a meses de nacer su primogénito, ella ha tenido que salir al ruedo convencida del compromiso que tiene como funcionaria del actual Gobierno, sabiendo dejar espacio para desempeñar el rol de madre, esposa y también funcionaria.
Cree en los relevos en la política y espera que su partido, (PRM), juegue el papel que le toca con relación a la participación de sangre nueva de cara a los retos que le depara el 2024.
¿Cuál es la situación actual de la mujer en la política?
Hay una crisis de representación de la mujer en la política. Las mujeres salen a competir con una mochila llena de piedras en la espalda. La realidad es que esos temas solo nos interesan a nosotras, quienes estamos en esos escenarios. Hay que articular a todo el género sin importar la actividad a la que se dediquen, debemos entender que la política nos debe importar a todas. En política las mujeres la tienen muy difícil para avanzar.
¿Cómo la cautivó la política?
En mi caso, crecí en un hogar político, vi la política como parte de mi vida, desde muy niña. Con la vinculación de mis padres y de alguna manera pasó como una parte natural de mi vida, no era algo extraño. Sobre todo, porque en mi experiencia, aunque no sucede así en todas las familias, la política unificó a mi familia. Yo escuchando desde fuera cómo se tomaban las decisiones.
¿Cuál es el reto del PRM de cara al 2024?
Tiene grandes retos ante la sociedad, es un partido nuevo con relación a los demás. Siendo un partido joven ha logrado llegar al Gobierno y tener una mayoría legislativa. Evidentemente, es un referente ante los partidos, sobre todo porque las nuevas generaciones tienen la esperanza de que el PRM se mantenga como un partido ejemplo y de apertura para la renovación política y de alguna manera al nosotros tener tantos liderazgos destacados jóvenes eso pudiera ser una amenaza, puesto que si los liderazgos más adultos no se abren a los nuevos podría afectar esa renovación constante que debe ser la garantía para la subsistencia y el mantenimiento de un partido político.
¿La juventud seguirá jugando un rol importante en el PRM?
El PRM en el sistema de partidos tiene la cartera de relevos más amplia de perfiles que existe, los emergentes de mayor potencial. Si no se ve un partido símbolo de los jóvenes y las mujeres, pudiera ser un problema.
De cara a las elecciones ¿cómo piensa accionar su partido?
El PRM tiene el reto de mantener una vinculación con el Gobierno, sin que afecte al Gobierno sobre todo por lo relacionado a la ética política que hay que saber manejar en término de recursos públicos y la institucionalidad. Entiendo que lo vamos a manejar bien, ya el Presidente Luis Abinader anunció que quienes aspiren a posiciones en la campaña, deben tomar licencia y estoy de acuerdo, es lo correcto, eso criticamos y debe ser así.
Luis Abinader ha sido enfático en el cuidado de los recursos públicos. Que no se pueden usar recursos del Estado, eso también es un reto para un partido de Gobierno, porque se tiene la idea contraria.
¿Recuerda la experiencia de su primera vez en el Congreso?
Sí, fue como a los 11 años acompañando a mis padres a exigir que Pantoja fuera declarada como distrito municipal. Recuerdo que fue la primera vez que vi a Alfredo Pacheco y a Ito Bisonó, siendo una niña, acompañando a mi padre a esa lucha al Congreso. Fue una experiencia de política pura y dura, de políticas públicas, de desarrollo local, de reivindicación de derechos, estuve muy presente.
¿Siempre abrazó la idea de que sería diputada?
Desde pequeña decía que lo que yo hiciera y los pasos que diera debían sumarme para mi propósito de ser política, que era lo que quería ser. Por eso, estudié derecho, sabía que debía estudiar fuera, porque la mayoría de los jóvenes con liderazgo en mi partido se habían ido a estudiar o a Francia o España. Las decisiones que tomé que orientaban mi vida, estaban alineadas a ese deseo que tenía desde niña de ser política y luego diputada.
¿Quiénes fueron tus guías en ese propósito?
Conecté con Orlando Jorge Mera, como estudiante de derecho, y él era profesor. Él fue parte de esos referentes para mí desde joven y que luego la vida me permitió trabajar y colaborar con él, convirtiéndolo en uno de mis principales apoyos en la política. Fernando Mejía, sobrino de Hipólito, en 2009, me llama junto a Carolina Serrata, nos invita para ir a una actividad a la finca de Don Hipólito, de hecho, mi familia tiene cercanía, mi padre era de Gurabo, y había una afinidad natural.
Inicié en ese momento, ese primer contacto de manera activa y militante con la política. Iniciamos el movimiento de jóvenes políticos para apoyar a Hipólito en 2012. Terminé como coordinadora general de la juventud en el sector externo de Don Hipólito, ayudada bajo el liderazgo de Sergio Grullón, quien dirigía el sector externo y lo que me permitió viajar por todo el país. Participé incluso en viajes al exterior con el apoyo de Sergio y su esposa Chavela, quienes fueron unos mentores importantes que confiaron en mí.
¿Dónde quedó la diputada?
Luego de que perdiéramos las elecciones, me había quedado con el sueño de ser diputada, porque mi papá siempre tuvo ese deseo y no lo pudo ser. A mí me preocupaba la situación de la gente, estudié en un colegio en la capital, pero vivía en la provincia, tenía dos mundos, mis amiguitos, la mayoría sus padres eran políticos o vivían fuera, y yo crecí en medio de esos dos mundos, sin darme cuenta comencé a entender lo que era la desigualdad social.
Quizás no lo entendía claramente, pero sabía que había una diferencia, y eso me motivó a involucrarme en causas sociales y espacios de servicios comunitarios. Me gustaba ayudar a la gente.
Yo estaba en Madrid, España, y al regresar se dio la división del PRD, había apoyado al presidente Hipólito Mejía. Ya era vicepresidente de la Juventud del PRD. Luego comienzan a sugerirme que aspire a una posición electiva, pero la idea era que fuera a la alcaldía de Pantoja, un cargo que mi padre aspiró.
Comienzo a visitar a los liderazgos y llego a donde Hipólito, y él es que me dice, ‘tú no puedes aspirar a alcaldesa, eso no es para ti, debes aspirar a diputada’. Con ese respaldo moral, fui donde mi papá y a donde mi mamá y le dije y comenzamos a trabajar en ese proceso, en la campaña del 2012 desarrollé una amistad con Yayo [Eduardo Sanz Lovatón], Orlando [Jorge Mera] y [Alfredo] Pacheco y cuando decido aspirar les consulto.
¿Qué aprendiste de ese proceso?
Recuerdo que Orlando Jorge me dio los consejos vitales que uno necesita cuando está en política. Su humildad fue tal que hizo un recorrido conmigo en Los Alcarrizos para que los dirigentes vieran que me apoyaba.
Fue un proceso duro, porque esa zona es de mucha rudeza política, la circunscripción 5 que incluye Los Alcarrizos, Pedro Brand, Pantoja, La Guáyiga, Los Palmarejos y la Cuaba. Se hace una política cuerpo a cuerpo y agresiva.
El político es mentiroso dicen muchos y más en campaña ¿qué piensa usted?
Siempre le hablaba con la verdad a la gente. Le decía que era una candidata que no tenía grandes recursos, mi compromiso era representarlos, porque son comunidades muy marginadas que no tenían quien los representara, siempre les dije que sería su vocera, y ese fue el principal compromiso que hice y al parecer fue cumplido.
¿Los robles del partido la apoyaron en ese momento?
Alfredo Pacheco me apoyó y asesoró. Para mí ha sido muy valioso contar con esa asesoría y eso lo quiero reivindicar, porque hacer una campaña política es dinero, es importante y es un instrumento, pero no es lo más importante. Eduardo (Yayo) Sanz Lovatón también fue un gran soporte.
Su trabajo a favor de conquistas para la mujer política.
No voté por la Ley Electoral, que contradecía la Ley de Partidos Políticos, donde decía que la cuota de la mujer era territorial y por nivel de elección, y luego los mismos legisladores se contradicen diciendo que es la representación nacional en la Ley Electoral. Eso llevó a una lucha inmensa, donde varias mujeres recurrimos a los tribunales y se pudo rectificar con sentencias, y hoy parte de estas modificaciones que hemos tenido en el accionar que ha normado la Junta Central Electoral ha sido producto de esas luchas que han llevado las mujeres diputadas con el apoyo de abogadas que se sensibilizan con las mujeres candidatas de todos los partidos. Ha sido un proceso arduo. Hay que decirlo, si las mujeres políticas nos unimos, somos una fuerza.
¿Se mantiene esa lucha desde el Congreso?
A pesar de que la representación de las diputadas bajó ahora en cuanto a porcentaje, la realidad es que si nos unificamos podemos empujar muchos temas. Esa fue mi experiencia, no veo ese liderazgo en la cámara. Hay una crisis de representación de la mujer en política. La realidad es que, en esos escenarios, los temas de mujeres, solo nos interesa a nosotras. Hay que articular a todas las mujeres sin importar la actividad a la que se dediquen. Esto debe importarnos a todas.
La lucha no es solo para que las mujeres aspiren, sino, que se creen las condiciones reales para que ellas puedan aprender. Hay que facilitar espacios de formación, facilitar financiamientos especializado para mujeres, porque tienen menos acceso a recursos que los hombres, para nivelar y equiparar esos derechos tú tienes que procurar condiciones especiales que fortalezcan esa participación.
¿Cómo asume las críticas como funcionaria?
Es un proceso complejo, lo más difícil es cómo afecta a la gente que te quiere, al principio tuve que sentarme con mi mamá para hacerle conciencia, que ella no debía hacer comentarios en red social, es la parte más dura, y así mismo hablar con mi esposo que da la vida por mí que desde que sabe que están acabando conmigo quiere reaccionar, sobre todo cuando son mentiras, mucha difamación.
Es complejo porque uno no quiere ver a todo el que ama sufriendo, yo lo puedo resistir y lo entiendo, que es parte de la vida pública, de las críticas que le toca a uno llevar en estas funciones y no asumirlo en lo personal. He tenido que sentarme con gente que ha sido muy dura y crítica conmigo, porque creo que al final siempre hay que hacer un ejercicio de humildad.
¿Qué piensa del periodismo y la comunicación de hoy?
Me parece que en el periodismo y la comunicación debe haber un ejercicio de mayor rigurosidad a la hora de emitir opiniones.
Pienso que en algunas cosas se les está yendo la mano, porque el periodismo tradicional es más cuidadoso y riguroso, pero ahora de repente hay personas que no tienen la formación profesional, pero están en un micrófono y emiten opinión y no tienen el cuidado de validar fuentes y documentarse y pueden emitir comentarios muy nocivos que afectan a personas, familias e instituciones. Y no tiene que ver con censurar, sino procurar tener datos, y no sólo emitir opinión, más bien que para emitir opinión tengan base e información. Hay cosas que indignan a uno.
¿Cómo se define?
No me gustan los conflictos, aunque no tengo miedo, procuro que las cosas se resuelvan en el diálogo. Soy una mujer combativa. Cuando los retos son más fuertes los asumo con más energía.
Si algo puedo decir de mi característica es que soy muy disciplinada. La gente entiende que Gloria trabaja, que es comprometida y capaz.
El trabajo social y más conquistas
Junto a Miguel Ceara Haton trabajó el programa de Gobierno en materia de protección social en la campaña. El éxito de Luis Abinader, en torno a este punto fue concientizar a la gente que la tarjeta es un derecho no una dádiva y que el Gobierno de turno no debía quitarle ese derecho, sostiene la funcionaria. Se comunicó el compromiso que tenía el Presidente con la continuidad, la ampliación y la refocalización de los programas sociales.
«Por eso nos ves aquí y le agradezco al Presidente que me haya dado esta oportunidad y de cumplir con lo que había prometido. Porque cuando salíamos a recorrer el país junto a Roberto Salcedo y Carlos de la Mota y decíamos que el Gobierno iba a duplicar las ayudas sociales que de 825 pesos la iba a llevar al doble a 1,650 pesos, yo lo decía con temor, porque si él no cumplía ese compromiso, eso iba a arruinar mi carrera política, porque todo el mundo me sacaría esos videos», recuerda la directora general de Supérate.
Transformaron Prosoli en Supérate, una entidad que vincula otros servicios que le agrega una mirada diferente a la protección social, tomando las mejores prácticas del Prosoli. Han hecho grandes alianzas, como por ejemplo, con el Ministerio de la Vivienda para Vivienda feliz, los programas de educación financiera y lo vinculado a los temas de emergencia.
«Robustecimos una visión más actualizada sobre la protección social, bajo un enfoque de no apoyar a la gente a mantenerse en la pobreza sino a salir de ella, que es lo más determinando en esta nueva visión». Dentro de las complejidades del cargo señala el tema de la tarjeta que lleva el mismo nombre que la institución: Supérate.
«Yo lidero una institución que se llama como la tarjeta, pero es administrada y gestionada por otra institución que no es Supérate, que es la ADES, entonces todas las situaciones que hemos pasado vinculada a fraudes y personas que no han podido usar sus tarjetas, o un comercio, impacta a la institución, pero la gobernanza de ese proceso no está en Supérate. O sea, que aunque yo quisiera que eso cambiara no está bajo mi responsabilidad, entonces ese ha sido el reto más grande».
Aun cuando ella no es quien gestiona lo de la tarjeta dice que asume con responsabilidad dar la cara por el Gobierno públicamente, porque «para mí es importante que las familias sientan que se les da la cara y tengan la tranquilidad y sepan que hemos vivido situaciones complejas que no han sido deseadas por nosotros y que hemos hecho todo lo posible por mejorarlas y evitar que se siguiera ampliando».
Gestión al frente de Supérate
«Si algo virtuoso tiene mi gestión es esa capacidad de alianzas que hemos logrado establecer. El equipo que hemos logrado conformar, gente que trabaja por vocación. Siempre estamos pensando en cuáles programas podemos seguir impactando para nuestras mujeres, de cara a que sigan mejorando.
Con los mismos recursos económicos hemos podido impactar a mucha más gente. Seguir fortaleciendo esas partidas de cara al nuevo presupuesto para poder seguir impactando a nuestra gente, porque el subsidio es un aliciente, es un acompañamiento y una atención».