Fraude de Balaguer aporta la «segunda vuelta»
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La historia de la segunda vuelta electoral en la República Dominicana se remonta a la década de los noventa, cuando este concepto, originario de democracias occidentales y europeas, llegó como un término novedoso en la arena política del país caribeño.
El término balotaje o segunda vuelta, inicialmente alejado de la realidad política, tomó relevancia a raíz del gran fraude sufrido por José Francisco Peña Gómez, quien importó el término y lo adaptó al estilo dominicano. Como diría Tite Curet Alfonso: «Yo me dominicanizo».
El líder responsable de este cambio fue el controvertido doctor Joaquín Balaguer, quien introdujo medidas como listas de concurrentes, cierre de colegios electorales y un peculiar sistema de votación por género. En caso de que ningún candidato presidencial obtuviera el 50% + 1 de los votos válidos, la Junta Central Electoral convocaba a una segunda vuelta. Este proceso, originado durante la crisis de 1994, obligó a modificar la Constitución Dominicana y se estrenó oficialmente en las elecciones de 1996, donde Peña Gómez perdió frente al joven abogado y profesor Leonel Fernández.
Sin embargo, desde esa experiencia, República Dominicana no ha experimentado una segunda vuelta. La preferencia del dominicano por un proceso de votación unificado en un solo día parece prevalecer, acuñando el dicho «fiesta y mañana gallo».
Recientemente, una encuesta de Diario Libre realizada por la encuestadora Greenberg ha sugerido la posibilidad de una potencial segunda vuelta, lo que podría marcar un hito significativo en la historia política del país.
En un recuerdo histórico, la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), convocada más por el estado delicado de salud del líder perredista que por los resultados electorales, refleja la complejidad política del momento. Peña Gómez, al enfrentar su derrota, apuntó al apoyo de Balaguer a Leonel Fernández en la segunda vuelta, además de la carencia de recursos para enfrentarse al poder.
En suma, la historia de la segunda vuelta en la política dominicana está marcada por su introducción en un contexto de crisis, su implementación en una elección específica y la ausencia de su uso posterior, generando debates sobre su relevancia y su posible retorno en el sistema electoral actual del país.
Posdata: La participación ciudadana bajó casi dos puntos porcentuales en la segunda vuelta según la información suministrada por la Junta Central Electoral. Eso quiere decir, en voz de la analista política Rosario Espinal, que al dominicano prefiere decidir el ganador de un proceso electoral en una primera ronda.