¡Eso si es ser patriota!
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Vivimos una etapa marcada por la pérdida de valores y el predominio del individualismo, la egolatría y el orgullo por mostrar a todos cuaquier nivel de falta de empatía, ignorancia e imbecilidad.
Y como si esos niveles de decadencia no fueran suficientes para preocupar ni llamar la atención de una sociedad embelezada, surge con fuerza el discurso de odio, especialmente anidado en las redes sociales, usadas por algunos con perversidad, y por muchos tontos útiles.
Ese discurso de odio está muy relacionado a la negación de derechos de minorías y de las mujeres, pero también enaltece un pensamiento político que poco a poco se ha ido normalizando y hallando adeptos. El ultranacionalismo, la xenofobia y la exaltación de un falso patriotismo se abren campo usando como combustible la animadversión contra los haitianos, legales e ilegales, y un supuesto «plan de fusión de República Dominicana con Haití», plan que, a pesar de que después de décadas del invento, aún nadie puede mostrar un solo documento que lo avale.
Hoy, al conmemorar el 63 aniversario de la heróica gesta libertadora, debemos rendir honor a esos expedicionarios que en 1959 vinieron a desafiar a la dictadura de Rafael Trujillo, a demostrarle que una parte importante del pueblo dominicano no le temía, y estaba dispuesta a ofrendar su sangre en aras de la libertad.
Jóvenes en su mayoría pertenecientes a familias de clase media y media alta, muchos profesionales o estudiantes universitarios, obreros o muchachos de estratos muy bajos, apoyados por 47 internacionalistas de Cuba, Puerto Rico, España, Venezuela, Guatemala y hasta EEUU. En total, 198 expedicionarios, conscientes de que su aventura no tenía posibilidades de victoria militar, pero convencidos de su amor a la patria, su irrenunciable compromiso con liberar al pueblo del oprobio y la zatrapía de casi tres décadas, encendería la pradera y ese fuego arrasaría con la dictadura.
Cuando uno lee en las RRSS a muchos que se autoproclaman «patriotas» y en su «praxis patriótica» lo que encontramos es expresiones discriminatorias y de odio a inmigrantes negros y pobres que, como lo han hecho millones de dominicanos, huyen de la miseria, el hambre y la violencia que impera en el vecino país, entonces uno debe preocuparse. Porque eso dista tanto de los sacrificios que hicieron los auténticos patriotas que en 1844 con su sacrificio nos dieron la libertad, y de los expedicionarios que en junio de 1959 le propinaron una estocada mortal al régimen de Trujillo. Lo de los trinitarios y lo de la Raza Inmortal, ¡eso si es patriotismo!