Migraciones en el PLD
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Desde la traumática jornada de las primarias internas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) del 6 de octubre de 2019 en que fue escogido Gonzalo Castillo como candidato presidencial de esa organización, dando al traste con la unidad partidaria que llevó a Leonel Fernández a dejar las filas del partido que lo llevó tres veces a la Presidencia de la República, la salida de dirigentes no se ha detenido. Algunos les ha dado en llamarle «la hemorragia morada».
Con Leonel Fernández partió un grupo de renombrados dirigentes del partido morado, figuras que con su salida desfiguraron el rostro público del PLD con el que una parte importante de la población se hizo adulta.
Desde la división del poderoso partido fundado por Juan Bosch, hasta hace menos de un año, la mayoría de los saltos de dirigentes peledeístas estaba motivado en la crisis posprimarias, y por supuesto, el gran beneficiario de esta migración lo era la Fuerza del Pueblo y su líder, Leonel Fernández.
Sinembargo, de un tiempo a esta parte la razón de la salida de dirigentes, legisladores, alcaldes y regidores peledeístas tiene otras razones, otras motivaciones. Y en consecuencia, ya no se se trata de abandonar el partido para ir tras «el líder», sino que ahora los migrantes aluden diferencias con la manera en que está siendo dirigida la organización, y no la crisis que los dividió. Y claro, esos dirigente no están yendo a engrosar las filas de la Fuerza del Pueblo.
En los casos de alcaldes y regidores renunciantes, han ido a parar a los brazos del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM). Otros, los menos, se han quedado inmersos en procesos de «reflexión», calculando cuál es el próximo paso a dar.
Los casos más recientes son las renuncias de Pedro Domínguez Brito, hermano de Francisco, exprecandidato presidencial, quien descubrió que ya el PLD no era el partido que fundó Bosch; luego vino la expulsión del comunicador y exdiputado José Laluz, y el pasado miércoles 9 era el exsenador Julio César Valentín quien se decidía a dejar el partido que militó por 37 años. En los tres casos mencionados el común denominador es que ninguno se ha puesto la cachucha verde de la FP, ni ha aludido al episodio del octubre negro de 2019.
En el caso de los alcaldes, regidores y ex candidatos a puestos congresuales, la mayoría ha estado migrando al partido oficialista. La razón es obvia. Se trata de transacciones en las que el PRM les garantizaría la permanencia en la posición, o la candidatura a una de mayor envergadura.
El PLD no la lleva fácil, por mucho que que algunos digan que «por cada uno que se marcha, entran cien». Lo cierto es que si bien el poder del imán de Leonel Fernández ha provocado serios sinsabores en su antigua casa, el otro imán, el del poder que supone ser partido gobernante provoca mellas significativas en su anatomía dirigencial.
Los meses por venir podrían ser los peores, no obstante el PLD haber manejado con éxito el proceso de preselección del candidato presidencial Abel Martínez. El PRM no se detendrá ante ningún posible «activo electoral» que pueda ser atraído. Ahora obra más el interés que el amor que muchos puedan tenerle al partido. ¡Así de simple!