En la OEA, el canciller persuadió como orador y guerreó como un general
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La más reciente participación del canciller del país, Roberto Álvarez, como exposición fue memorable y de un altísimo nivel. Dijo lo que tenía que decir en cada momentum, con la dramatización y la narrativa correspondiente para defender el argumento de la República Dominicana ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Intentó persuadir, disuadir y guerreó como correspondía.
Como parte de exposiciones y puestas en escena que el Estado dominicano debe hacer para tratar de convencer a los diferentes países del continente americano, y a las megapotencias, de que la construcción del desvío del río Dajabón o Masacre, emprendida por el Gobierno haitiano es la construcción de una catástrofe a futuro para ambas naciones, el funcionario tuvo un desempeño exitoso, aplicando las técnicas de exposición asertivas, buscando persuadir a la contraparte que le había antecedido en la alocución, y que fue agresiva y determinante en afirmar, a través de su canciller León Charles, que continuarían avanzando con su dique derivador de esas aguas binacionales.
Ante el pronunciamiento y tono narrativo de Haití, a quien fuera el representante dominicano ante OEA, no le quedaba otra opción que hablar en la misma tesitura y, con el arma como palabra, combatir la actitud confrontativa y desafiante del gobierno haitiano, que primero afirmó a través de su primer ministro, Ariel Henry, que no tenía responsabilidad en el emprendimiento de la obra; y días más tarde, por oportunismo político o doblegado por la agresividad de los influyentes connacionales, cambió su discurso ante la comunidad internacional, dándole una caracterización de envalentonamiento.
El jueves 12 de octubre, Álvarez, desarrolló en una retórica al nivel de su escenario y audiencia, los argumentos que el Estado ha manifestado en la vocería del presidente Luis Abinader, que el desvío debe detenerse. La característica de su prosa fue de una fina, pero clara y directa manera de expresar los motivos por los que no es beneficioso ni factible la construcción del desvío.
«No logro entender cómo es posible que un estado responsable no quiera sentarse a dilucidar algo semejante. Es una acción absolutamente irresponsable que podría causar un acto ilícito internacional con las responsabilidades de lugar. Eso es lo que estamos tratando de evitar, entre otros aspectos. Ningún Estado tiene el derecho a crear una catástrofe», afirmó.
Esta es la evidencia de lo anteriormente expuesto, llama a la atención respecto de la tragedia que podría provocar que se cambie el rumbo natural del río; y lo hace esgrimiendo datos verificables, que pueden ser comprobables con facilidad: «Nuestros análisis técnicos mostraban que el canal perjudicaría gravemente el medio ambiente de ambos territorios y que también tenía el potencial de inundar: la planta binacional de capital dominicano CODEVI, ubicada a unos 200 metros de la obra y que emplea a unos 19,000 haitianos, así como a parte de la población dominicana de Dajabón y la haitiana de Ouanaminthe, durante la época de crecida del río». Evidencia en el texto publicado por Diariodigital.com, y dijo más.
En su intento por dar contexto a la problemática, el ministro de Relaciones Exteriores hizo la historia desde donde tiene la génesis el conflicto, y presenta la información en datos que revelan cuántos kilómetros les corresponden a cada país, siendo transparente en su discurso como manera de edificar a su audiencia, pieza discursiva que compartió en el Consejo Permanente de la OEA, espacio donde de antemano, República Dominicana no ha tenido como aliado a la presidencia de la entidad.
Su relato, como debía ser, tuvo instantes de prosa en el marco de la ecuanimidad y el sosiego. Sus palabras fueron didácticas, dichas con un propósito concienciador, en otros, fue fuerte y contundente, con la misma fuerza o superior a las vertidas por su homólogo haitiano, de manera que el desempeño transcurrió correctamente, con las cualidades de un relacionador público de exteriores, y con las garras de un general para enseñar la actitud de defensa de su nación.