Comparte Este Artículo
El Partido Revolucionario Moderno, (PRM) ha logrado lo que sus opositores pensaron que no sucedería: maniobrar para blindar la unidad del partido con miras al reto que les depara en el 2024, cuando deberá medir su real fortaleza y crecimiento en las urnas, en pro de una repostulación del presidente Luis Abinader.
Tras el proceso de primarias al que sólo fueron sometidos algunas posiciones y plazas entre ellas Santo Domingo Este y Oeste, además de la candidatura presidencial que representará al partido de Gobierno, hay sorprendidos que aún no comprenden lo sucedido.
Uno de ellos, pidió tiempo para reflexionar, específicamente Manuel Jiménez, alcalde de Santo Domingo Este, uno de los municipios electorales más importantes detrás del Distrito Nacional.
Una semana después convocó a la prensa y ante el augurio de la oposición que se frotaba las manos esperando que Jiménez, tal vez, volviera a la casa que lo vio convertirse en todo un político, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del que se marchó disgustado por algunas diferencias y por no escogerlo como candidato a la alcaldía, o que llegara a otra organización que nació del mismo tronco, Fuerza del Pueblo, denunció que en las primarias el juego no fue muy limpio para él, argumentó que hubo irregularidades, pero que él se mantendría trabajando por la repostulación de Abinader.
Lo que de inmediato llenó de alegría a la cúpula del partido oficial y militantes, aunque no a Dío Astacio, porque según dijo, apoyarlo a él sería ir en contra de su coherencia, algo que ha caracterizado al político, que hasta la oposición coincide que es un hombre transparente y honesto.
Pero el Manuel colérico y temperamental que vimos en algunos momentos, fraguando luchas políticas, se fue a otro lado. En la conferencia de prensa se limitó a leer un documento para no salirse de lo estipulado.
«No podemos corroborar los resultados extraídos de ese proceso, ya que estaríamos admitiendo una realidad ficticia que no existe. Tampoco los impugnaremos, puesto que la coyuntura y el calendario político determinan siempre que lo primero es lo primero”, expresó Jiménez, al tiempo que aseguró que aún quedan tareas pendientes, entre ellas evitar que el resultado de las primarias debilite la imagen del presidente Luis Abinader frente a Santo Domingo Este, además de seguir gestionando soluciones» para los problemas municipales de esta demarcación hasta el final de su gestión.
José Andújar, alcalde de Santo Domingo Oeste, ya había hablado el pasado viernes, afirmando que se mantendrá en el PRM luego de perder las primarias ante Francisco Peña, quien lo derrotó tras migrar del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El político hizo una afirmación que anteriormente no se conocía, cuando dijo «que su lucha por el bien de Santo Domingo Oeste» no está atada a ninguna candidatura. En ese sentido anunció que trabajará por el «cambio» que representa el presidente de la República.
Otro caso
El aspirante a la candidatura presidencial, Guido Gómez Mazara, el mismo día de las primarias al conocerse los resultados, aceptó su derrota y más adelante agregó en una entrevista realizada por Carmen Imbert Brugal en la Z-101 FM, que saldría a las calles a acompañar a candidatos en su deseo de conseguir el triunfo para las elecciones del 2024. Cuando Brugal le insistió si ese trabajo político incluía la repostulación de Abinader, dijo que sí.
Lo cierto es que la alta dirigencia del PRM parece entender la importancia de mantener a todos sus miembros y activos cohesionados en pos de lograr lo que hasta ahora no ha podido el PRD, partido del cual se desprende, gobernar por dos períodos consecutivos.
En esa carpintería estuvo maniobrando el pasado fin de semana Eduardo –Yayo– Sanz Lovatón reunido con Guido Gómez y su dirigencia en el fin de semana. Sanz Lovatón afirmó que el ex-precandidato presidencial representa una disidencia importante, ya que para el partido es saludable que se expresen las insatisfacciones y las cosas que deben corregir.
«Ustedes saben que yo soy una persona de cercana colaboración con Abinader desde que él empezó a querer ser presidente, y yo le he dicho a Guido a lo largo de estos tres años que nos hemos reunido constantemente, que él representa un liderazgo disidente importantísimo para el PRM. Guido expresa muchas insatisfacciones y cosas que tenemos que corregir, y los gobiernos o equipo políticos que no respetan esa disidencia pueden fracasar», sostuvo.
La línea
Sin dudas, hay una línea un relato bien claro: que nada ni nadie entorpezca el proyecto de la reelección más allá de las luchas que deberán fraguar con la oposición que parece encontrar más razones para seguir alineando las alianzas en torno a las boletas que llevarán en los diferentes niveles para el 2024.
Uno de esos miembros ilustres que conforman el partido de Gobierno es Ramón Alburquerque que desde la llegada de Abinader a la silla presidencial en 2020, ha sido una de las voces opositoras a la interno y externo de la agrupación política. Él se inscribió como precandidato presidencial, no logrando ganar, y como si se estuvieran alineando los planetas, convocó a los medios a su oficina para felicitar a su compañero de partido y ganador de la candidatura. «Felicitaciones señor presidente, marcharemos junto a usted», prometió convencido de que «sería una inmadurez política e insensato iniciar algún tipo de impugnación», dejando en el olvido la amenaza que había hecho de que impugna y que establecería una demanda por las irregularidades de las que había sido objeto en su interés de conseguir la postulación como candidato por el PRM.
Habría que esperar si la lista de candidatos que comienza a salir ratificando las candidaturas en los niveles municipales y congresuales no trae sorpresas y alguien se sienta agraviado por haber sido sacado de la misma, porque no midió en las encuestas.
Mientras tanto, todo parece salir como lo han estado planeando el equipo estratégico del PRM, sin mucho ruido, en paz interna y unidad, en pos de ir tras el reto de un segundo período para el que no quieren escatimar esfuerzos y apostar a lo seguro: blindar la unidad en un partido obsesionado con romper la racha de un solo período en el Palacio Nacional.
