
El futuro de Haití
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No hay que tener los poderes místicos de Barón Samedi para darse cuenta que Haití se encuentra en una situación crítica de la que podría no salir o que le tomará mucho tiempo superar y dejará huellas permanentes en la nación, aunque llegue a recuperarse a un nivel estable, pero aún hay esperanza.
Menciono en estas líneas que el futuro de Haití es trágico, porque lamentablemente el liderazgo que podría asumir Haití aunque se celebren elecciones para cuando Ariel Henry entregue el poder, será un liderazgo hambriento, que querrá repartirse lo que queda del país junto a oligarcas igual de hambrientos, si no llega un liderazgo en todos los poderes del estado que esté preocupado por Haití al 100 por ciento entonces el futuro de Haití será trágico.
Y menos cuando el poder se lo están disputando personajes de la calaña de Claude Joseph o de los líderes de bandas haitianas que han decidido dedicarse al terrorismo urbano para hacerse del poder con Haití por la fuerza.
Lamentablemente el liderazgo bueno de Haití ha sido amedrentado por el poder de los villanos que siempre han gobernado el país y lo han usado como su patio para enriquecerse, la gente que sí se preocupa y quieren servir desde la política, no quieren terminar igual que Jovenel Moise, asesinado por intentar hacer las cosas bien.
Por eso creo que, sin una intervención fuerte, al nivel de las intervenciones asumidas por grandes potencias en el siglo XX por lo menos por un período de 30 años y en constante vigilancia, Haití no cambiará su destino, lo que está roto no se puede arreglar a sí mismo. Esa nación está fracturada desde adentro, por lo que la ayuda internacional será lo principal para rescatar el país.
Y es que el peligro no es solo político, el peligro también es que Haití se puede convertir en un lugar paradisiaco para todo el que quieran hacer crimen organizado, escapar de la ley o extender el brazo del terrorismo a los débiles sistemas de seguridad en el Caribe, por lo que es una necesidad de todos, tanto de la República Dominicana como del resto de países el que Haití mejore, pues tendríamos todas esas situaciones a una línea imaginaria de distancia.
Si mentes maquiavélicas y perversas llegan a tomar el control de Haití como la de Claude Joseph, veríamos un escenario peor del que se vivió con Francois «Papa Doc» Duvalier, la violencia y corrupción sería de niveles catastróficos, aparte de que tendríamos al enemigo número uno de la República Dominicana gobernando y maquinando planes para desestabilizar la paz de nuestra nación.
Con palabras vacías en la ONU o la OEA, la situación no se va a arreglar, la solución debe venir de un acuerdo formal, con la misma solemnidad y seriedad con la que se acuerda las alianzas políticas, militares y económicas entre las naciones, con ese mismo rigor los países más involucrados con la mejoría de Haití (y seleccionando el liderazgo Haití que también participará) deben tener un acuerdo masivo para intervenir militarmente el país por un periodo de 30 años, también apoyo total económico y político, para depurar el país de las bandas, crear un liderazgo adecuado a la altura del siglo 21 para los haitianos y permitir que una nueva generación empoderada sea la que tome sus riendas y no permita que llegue a manos perversas otra vez, el costo y el esfuerzo sería enorme, pero más sería el costo de ver vidas inocentes sufrir violencia y un país sumido en la miseria. Ningún ser humano merece eso, nuestros hermanos haitianos merecen lo mejor y debemos ayudarlos a conseguirlo.
Pero por supuesto, ese pacto deberá incluir la investigación de la muerte de Jovenel Moise, caiga quien caiga e imposibilitar a los que han hecho daño a Haití, a ejercer cargos públicos de por vida, empecemos por ahí.