
El drama del extra partido
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Para levantar un nuevo partido con vocación de poder se necesita como soporte la participación de militantes y dirigentes que contribuyan con la causa. Las dos organizaciones de reciente conformación que han logrado congregar una fuerza significativa son identificables con facilidad: el Partido Revolucionario Moderno –hoy en Palacio Nacional– y la Fuerza del Pueblo. Ambas surgidas a consecuencia de la división y el desprendimiento de dos partidos que lograron la Presidencia de la República desde el 1996 hasta la fecha.
Al PRM empieza a afectarlo un síndrome que solo ataca cuando se llega al Poder. Los perremeístas quieren que las candidaturas –sobre todo las de mayor importancia en las demarcaciones clave– para los dirigentes «naturales» que marcharon al lado de Luis Abinader e Hipólito Mejía cuando renunciaron a su militancia en el PRD. El Presidente Abinader empieza a sentir la presión que ejercen esas fuerzas intestinas que ven por encima del hombro a aquellos políticos que, dígase la verdad, contribuyeron con el triunfo del Cambio.
Los extra partido que alimentaron con sus propios esfuerzos el barco que llevó al PRM al Palacio hoy navegan contra corriente en la competencia interna para elegir, ya sea por encuestas, primarias o a partir de las reservas que corresponden a su liderazgo, a los candidatos que aspirarán en las elecciones municipales de febrero del 2024 y las congresuales de mayo. Los voceros del PRM llevan la voz cantante en una ofensiva cada vez más agresiva para evitar que los extra partido se alcen con la corona.
La muestra más convincente se manifestó el año pasado cuando correspondía la elección del nuevo bufete en el Senado de la República y la mayoría de los senadores del PRM cerró fila con una candidatura que se oponía a la reelección de Eduardo Estrella, representante de Santiago que pertenece a Dominicanos por el Cambio. El veterano, curtido en la política, logró sofocar el conato de incendio gracias a la intervención de mediadores efectivos que designó para esa misión el propio Abinader.
El Senado para un PRM, grito de guerra que se escuchó con fuerza un año después, el pasado 16 de agosto, momento en que los aliados de Ricardo de los Santos finalmente lograron el propósito de sentarlo en la silla presidencial. Es el mismo grito de guerra que se escucha en diferentes puntos del país, donde logra sacar la cabeza un extra partido que aspira, como decidió el Presidente Abinader, buscar la reelección en sus respectivas posiciones. Lo que era oposición en el 2020 hoy es Poder y es donde todos quieren preservarse. El tiempo dirá quiénes lograrán este objetivo.