El Buki, Bukele y Rafelito (La Joroba)
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En los últimos años de los 70, en el colmado de un comerciante conocido en Baní como «Cuñao», presenciamos cómo Rafelito Penson encendió un gran tabaco de marihuana en pleno día. Todos los jóvenes que estábamos en la esquina de la Pedro Livio Cedeño con Seibo nos dispersamos, temiendo la aparición del departamento de narcóticos de la Policía Nacional, dirigido anteriormente por el oficial Descarte Pérez, quien luego fue acusado de suministrar drogas al micro tráfico dominicano.
A pesar de la delincuencia, violencia de género, robos y falsificaciones de esa época, la sociedad era más tranquila, con un sentido de dignidad, honestidad e integridad más arraigado. A diferencia de países como Haití y El Salvador, República Dominicana, incluso en sus momentos más difíciles no ha estado tan vulnerable al control de bandas que rompan su institucionalidad.
La reflexión sobre las acciones del presidente Nayib Bukele por parte del cantante Marco Antonio Solís invita a una mirada introspectiva desde República Dominicana. El reconocido artista expresó su sentir sobre el cambio percibido en El Salvador y la necesidad de figuras como Bukele en el mundo, mencionando incluso una iluminación divina hacia el mandatario.
Aunque las encuestas recientes señalan que la seguridad ciudadana no es la principal preocupación de los dominicanos de cara al próximo proceso electoral, la población se encuentra más expuesta a violaciones y actos ilícitos en comparación con décadas anteriores.
El acto de Rafelito encendiendo el tabaco de marihuana nos hizo huir por miedo a las consecuencias legales, mientras que hoy en día la violación de normas jurídicas se ha normalizado, a menudo con la indiferencia o complicidad de las autoridades, rompiendo con las tradiciones y costumbres sociales.
Los grupos de derechos humanos critican la pacificación en El Salvador, argumentando que surge de un prolongado estado de excepción, violando varios principios universales de derechos fundamentales.