Dos años
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El gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene dos años que llegó al poder con la consigna del «cambio» y como resultado del cansancio, hastío y abuso de pasados gobiernos del PLD y el estallido de la sociedad civil. Llegó al poder bajo la sombrilla de la pandemia del Covid, que ya llevaba varios meses instalada y una crisis económica que aún estamos combatiendo. El Presidente Luis Abinader llegó al poder no porque la ciudadanía confiara ciegamente en sus planes de gobierno sino por el hastío de 20 años de gobiernos morados, y este detalle es algo que este partido y su gobierno deben tener siempre pendiente. Un PRM que se desmembró de su caparazón Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para formar tienda aparte y no eran gobierno desde el año 2004.
Su slogan, marca de campaña y diferenciación con los demás contrincantes, el «cambio» fue visto y aceptado con suspicacia dado que todos dentro del sistema político partidista se venden como lo mejor y a la hora de la verdad, no hay cambio. Algo importante a señalar es que su campaña se concentró más en las redes sociales y es un gobierno de redes. Antes y hasta ahora. Nombramiento de gabinete, cancelaciones, sustituciones, decretos y derogaciones y avisos son casi todos publicados en redes dada la inmediatez de estos medios.
El Presidente, ministros, legisladores y uno que otro funcionario son activos en las redes sociales ya sea para contrarrestar algún comentario, o dar soluciones a problemas reales. Es un gobierno que lee y escucha el clamor, quejas y denuncias a través de las redes aunque las soluciones tarden en llegar o no suceda nada. Incluso, la primera dama (ella no quiere que se le llame así) Raquel Arbaje ha tenido sus más y sus menos en el uso y abuso de las redes sociales. Realmente, es una marcada diferencia a lo anterior y por supuesto, no dejo de mencionar las veces en estos dos años de gobierno en que el Presidente emite discursos televisivos. Pasamos de un ex Presidente mudo, escueto como Danilo Medina, a un locuaz Abinader.
Por supuesto, en estos dos años de gobierno los escándalos de nepotismo, corrupción, subidas estrepitosas de sueldos en algunos de directivos y mal manejo de ciertos ministros donde fueron nombrados no se han hecho esperar. Demasiados escándalos para tan poco tiempo de gobierno. Muchos fuegos que Abinader y su séquito han tenido que apagar o simplemente esperar a que las llamas aminoren. Varios funcionarios hicieron limpieza nominal en sus instituciones como el Mirex. Allí era escandaloso lo que sucedía pero aún cojea en el sentido de nombramientos a dedo en el servicio exterior del país de personas poco preparadas.
En ese sentido, sí hay avance en el sistema judicial. Aún sean dos pasitos hacia adelante. Ahora tenemos una Procuraduría que trabaja, ejerce su función de garante y fiscalizador con sus errores y aciertos pero con mejor manejo en comparación con las autoridades pasadas. La misma justicia es blanco de burlas, críticas y comentarios porque también se han vendido como «justicia independiente» cuando todavía falta mucho para esa real y anhelada independencia que comenzará cuando el procurador/a no sea nombrado por el Presidente de turno y a su vez, sean llamados los ex presidentes a declarar por casos aún no resueltos. Entonces así, se podrá quizás hablar de «justicia independiente».
Aún quedan dos años de un gobierno que inició con muchísimos problemas que jamás imagino ni calculo. Un gobierno que no puede negar que tiene «su Congreso» complaciente y desfasado, nada nuevo. Dos años de inexperiencia en muchos funcionarios y novatadas que la ciudadanía sufre constantemente. Las decisiones que el Presidente Abinader tome en los asuntos más trascendentales que nos afectan serán decisivos para continuar en el poder cuatro años más en un ambiente de incertidumbre económica. O quizás como algunos vaticinan: «PRM no estará más de cuatro años». Realmente es el ¿cambio?… tiempo al tiempo.