
Cine y canción en dos tiempos
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Desde comienzos del siglo XX, el cine fue experimentando con el sonido. Los productores estaban conscientes del impacto que, en particular, podía crear la música, tanto que, mientras se trabajaba en la búsqueda de la sincronización perfecta, se colocaban bandas en las salas que iban tocando en vivo mientras la pantalla mostraba las escenas.
Para 1927 estaba todo listo. En la ciudad de Nueva York se da la primera proyección comercial de una película con sonido sincronizado. Esta fue El cantante de jazz, dirigida por Alan Crosland, protagonizada por Al Jolson y con música de Louis Silvers. Se trata de una obra teatral de 1925 llevada al celuloide. A partir de entonces inicia una nueva era, las industrias del cine y la música empiezan a trillar senderos agarrados de la mano, de ahí que, en el siguiente decenio, emporios de la gran pantalla llegaran a hacer grandes inversiones en el negocio de las grabaciones.
Luego del impacto causado por El cantante de jazz, llegó La melodía de Hollywood (1929), primer largometraje sonoro en obtener un premio Oscar, en la categoría de Mejor película. Con aquel suceso, era imposible dar marcha atrás, los 30 entraron con fuerza, en momentos en que se daban a conocer los micrófonos dinámicos y con ellos, el auge de los cantantes, cuyas trascendencias coincide con el auge de las grandes bandas de jazz y el swing.
Esta década vio afianzar un nuevo género cinematográfico, el cine musical, el cual llevó las obras de compositores como Cole Porter, George Gershwin o Irving Berlin, del escenario teatral de las grandes ciudades, a los cines de recónditos pueblos. Además, fueron años en que los llamados crooners generaron pasiones, a favor y en contra, interpretes masculinos de bajos registros, los cuales terminaron siendo figuras esenciales del canto y el cine.

Los años 40 fueron vitales a la hora de marcar el protagonismo de la canción en una obra cinematográfica. Aquí se empieza a implementar una trazabilidad en la que se complementan la producción y difusión de películas y las canciones que integraban su banda sonora. Esos años ven el inicio de Frank Sinatra, que entre 1943 y 1949, fue parte de 9 películas.
Aquella estrategia hizo que, para los 50, el afianzamiento sea una realidad, lo que llevó a los musicales cinematográficos a obtener un alto bum de popularidad en todo el territorio norteamericano. De este período es Los caballeros la prefieren rubia(1953), comedia protagonizad por Marilyn Monroe. Además, en el segundo lustro, inicia la filmografía de Elvis Presley: Love me tender (1956), Loving you (1957), El rock de la cárcel (1957) y El barrio contra mí (1958).
La de los 60, es una década importante, en la que destaca con creces la producción West Side Story (1961), dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, una adaptación del exitoso musical teatral de 1957 que lleva el mismo nombre y que tuvo una segunda vida cinematográfica en 2021, bajo la dirección de Steven Spielberg.
Los 70 arrojaron una de las películas musicales más ganadoras de Oscar, ocho en total. Esa es Cabaret, dirigida por Bob Fosse y protagonizada por Liza Minnelli. Además, en este tramo los temas del cine musical se notan con fuerza en los rankings. Temas de Jesucristo Superstar (1972) o Grease (1978) se registraron por semanas en listas de éxitos de Estados Unidos y Europa.
Con la llegada de MTV y VH1, las historias audiovisuales llegaron a las casas a través del televisor. Estas duraban el tiempo de una canción. Los llamados videos clips, se hicieron populares en los 80 y cambiaron la manera de promocionar las grabaciones. En el caso de las canciones que pertenecían a bandas sonoras de películas, regularmente sus videos contemplaban imágenes de la referida producción, en ocasiones alternadas con algún performance del intérprete. Es un recurso que al día de hoy sigue siendo útil, pues promociona el tema musical y la película al mismo tiempo.
Así se dieron a conocer canciones como Flashdance what a feeling, interpretada por Irene Cara, tema de la película Flashdance(1983) y ganadora del Oscar en la categoría de Mejor canción; (I’ve had) The iime of my life, interpretada por Bill Medley y Jennifer Warnes, tema de la película Dirty Dancing (1987), también galardonada por el Oscar. Un ejemplo de la actualidad es el tema Hold my hand, interpretado por Lady Gaga, tema de la película Top Gun: Maverick (2022) ganadora de Grammy en la categoría Mejor canción escrita para medios visuales, entre otras premiaciones y múltiples nominaciones.