
Aura Celeste Fernández: «Falta mucho para decir que tenemos una justicia independiente»
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Aura Celeste Fernández nació en San Francisco de Macorís, proveniente de una familia donde el amor a la patria y la defensa de los derechos ha sido siempre un tema de principalía. Su padre, el doctor Abel Enrique Fernández Simó, fue un reconocido abogado y miembro fundador en la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo del Movimiento 14 de Junio. El derecho le corre por la sangre, antes que su padre, ya su abuelo se había encargado de marcar a todas las generaciones siguientes de la familia con ese amor por una profesión que si bien se practica, puede impactar de una manera significativa a la gente.
Con más de 20 años de servicio en la función pública, Aura Celeste es una digna representante de la mujer, que se ha abierto paso pese a entender que «muchos hombres no están preparados todavía para que aparezcan mujeres que piensan con cabeza propia y que no se arredran, sino que tienen la decisión de defender sus posiciones hasta las últimas consecuencias».
Ha cuidado la transparencia y la austeridad en el uso de los recursos públicos en las posiciones que ha ocupado y por eso puede hablar sin tener que esconder la cabeza de temas que para otros son espinosos. Considera que todavía nos falta mucho para poder afirmar que tenemos una justicia independiente, así como también entiende que el país necesita que no hayan corruptos favoritos. «Que todos los corruptos sean conducidos a la justicia».
Ella es nuestra entrevistada en Mujer & Política donde nos habla de todo un poco, incluso de sus pasadas aspiraciones a dirigir la Cámara de Cuentas.
Con miras a las elecciones presidenciales del 2024 y la posibilidad de que haya una mujer candidata a la primera posición por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), asume que lo importante antes de saber si el pueblo está listo para ese paso, «es que hay ejemplos sobrados de que las mujeres estamos preparadas para asumir cualquier rol que la vida nos ponga en frente».
Se pregunta ¿Cuándo se producirá la llegada a la presidencia de una mujer en RD? La doctora afirma que eso lo determinarán factores y circunstancias muy concretas. Sin embargo, «lo que está claro es que más temprano que tarde se producirá la llegada de una mujer a la presidencia».
¿Cómo inició su amor y pasión por el derecho?
Esa pasión tiene el nombre del Dr. Abel Fernández Simó, mi padre, quien fue un gran jurista y a quien quise parecerme en todo desde que era niña. Nunca por mi mente pasó la posibilidad de estudiar otra profesión. Siempre quise ser abogada. Era la manera de ser más parecida a mi padre. Quería ejercer el derecho como él lo hacía, quería ponerme la toga y el birrete, quería llevar los protocolos de notario como él los llevaba, quería tener una máquina de escribir como la de él y un escritorio con todos los detalles que él tenía incluyendo la gavetica del medio donde se guardaba lo más delicado. Siempre pensé que con eso venía aparejado ser maestra de violín y tocar este instrumento antes del almuerzo con mis hijos cuando los tuviera, como hacía él con nosotros. El derecho es mi abuelo y es sobre todo, mi padre. Es una tradición de familia. También me casé con un abogado, nuestros hijos son abogados, sus compañeras abogadas, algunos de mis sobrinos también lo son. Es una forma más de honrar a mi padre. Le llamamos Abel a nuestros hijos y de alguna manera los influenciamos con su ejemplo.

¿Se puede trabajar en la administración pública por tantos años y hacerlo bien como usted lo ha hecho?
Estoy agradecida por lo que me dice. He podido hacerlo mejor. Me evalúo y soy muy crítica conmigo misma. Pienso que amanece cuando uno despierta, no cuando sale el sol. Los seres humanos vamos aprendiendo de las experiencias y mucho más si somos autocríticos y no nos endiosamos por el poder y el cargo. Ahora bien, pasando un balance general me siento contenta de cómo lo he hecho, porque he sido yo misma, en muchas ocasiones luchando mi espacio y mis concepciones de los procesos; no me he desdoblado pensando en si el poder me acepta o no me acepta. Fundamentalmente he hecho lo que ha estado en mis convicciones. He podido estar equivocada, pero confieso que siempre he meditado lo que hago y sobre todo, he cuidado mucho la transparencia y la austeridad en el uso de los recursos públicos. Siempre he tenido como norte el servicio a la ciudadanía, no al poder, pues para eso se nos nombra o designa. Si no es así, no tiene sentido el ejercicio público.
Se habla de justicia independiente ¿cree que ciertamente es así?
Creo que todavía nos falta mucho para poder afirmar que tenemos una justicia independiente. La justicia no es solo el Ministerio Público. Son también los jueces y todo un sistema donde entran muchos actores.En el presente se han enfrentado más que en otros tiempos, casos gruesos de corrupción administrativa y el Ministerio Público se ha esforzado en buscar pruebas sólidas para que no haya impunidad. Eso es plausible. ¡Enhorabuena! Pero aún está por verse qué pasa en el escenario propiamente judicial. Hay que esperar a ver qué hacen los jueces, que por cierto, si nos llevamos de los tres últimos casos de corrupción decididos (Odebrecht, Tucanos y Los Tres Ojos) hay motivos para preocuparse. Vamos a ver cómo termina todo. Además, entiendo que hay gruesos casos de corrupción altamente evidenciados por ante la opinión pública, de otros gobiernos diferentes al anterior, que no han sido tocados ni con el pétalo de una rosa. Hasta parecería que la investigación es selectiva. Hay casos tan gruesos y alarmantes de administraciones pasadas que ya han debido ser investigadas. No pierdo la esperanza de que se investiguen. Sigo esperando. Este país necesita que no hayan corruptos favoritos. Que todos los corruptos sean conducidos a la justicia.
¿Ser mujer ha sido una limitante para trabajar en proyectos a través de los cuales ha dejado una impronta?
No ha sido una limitante porque tengo mucho carácter. De no haberlo tenido hubiera sido casi imposible que pudiera influenciar con mis posiciones y conceptos de los procesos. Repito, en nuestro país las mujeres tenemos que tener mucha capacidad, sentido de responsabilidad, conciencia de nuestra situación y carácter para poder conquistar y mantenernos en espacios de poder. No es fácil. Muchos hombres aún no han asumido conciencia de que somos iguales en capacidad y trabajo. Esta sociedad requiere de mucha conciencia de la equidad que debe haber entre hombres y mujeres.
¿Cree que estamos preparados para tener una presidente?
Lo importante es saber que hay ejemplos sobrados de que las mujeres estamos preparadas para asumir cualquier rol que la vida nos ponga en frente. ¿Cuándo esto se producirá? Eso lo determinarán factores y circunstancias muy concretas. Lo que está claro es que más temprano que tarde se producirá. El país necesita todavía mucha educación y conciencia de que las mujeres y los hombres somos iguales en capacidad y responsabilidad y que de por sí, las mujeres tenemos un sentido tan brillante de darle seguimiento a los procesos, más que los propios hombres. Eso nos viene de nuestra preparación biológica para la maternidad. Hay que seguir trabajando con denuedo a fin de eliminar esa creencia de que solo los hombres están capacitados para dirigir y decidir. La historia de la humanidad no confirma el acierto de esta creencia. Más bien creo que otra fuera la historia humana si desde el principio, la mujer hubiera jugado un rol más protagónico junto a los hombres, en la dirección, conducción y decisión de la cosa pública.
¿Cómo ve usted el panorama político nacional?
Lo veo difícil. En lo que tengo de vida y de conciencia ciudadana siempre lo he visto difícil. Tenemos ahora un presidente educado, buena persona y con genuinos deseos de hacerlo bien, por lo menos eso es lo que percibo desde afuera. Pero eso no es suficiente. Él tiene que casarse con la causa del pueblo, no con la de una élite. Él tiene que priorizar la agenda del pueblo que lo eligió en mayoría y desarrollar acciones que contribuyan a acabar con esta tremenda inequidad social, no cargarle tanto el dado a la clase media que ha soportado el mayor peso de las crisis.

¿Entiende que es necesario y urgente la paridad de género en la política?
Es fundamental la paridad de género. Es necesario que de manera equilibrada, los hombres y las mujeres gobernemos nuestro país. Solo así podrá haber equilibrio y armonía y podrán entrelazarse los grandes potenciales que uno y otro género tiene, tal y como lo tratamos de hacer en la familia, para que tengamos hijos sanos, piadosos, solidarios, trabajadores, entregados.
¿Cómo definiría su trayectoria profesional?
Buena. Me siento muy contenta y muy privilegiada por Dios y por la vida. He tenido las mejores oportunidades a partir de mi esfuerzo y de mi capacidad. No he tenido que desdoblarme. He sido yo misma, con mis virtudes y mis defectos.
Hoy cuando la corrupción nos sacude por todos lados, no solo en el ámbito político, ¿qué nos puede ayudar a cambiar como pueblo?
Que tengamos un gobierno que nos modele con el ejemplo, que no haya impunidad, que la justicia no se quede a medio camino para que no haya decepción, que se respete y se haga respetar la ley y las normas, que se acabe con el clientelismo y se enfrenten los problemas graves de raíz.
Se habla de la escasa formación de los políticos ¿está usted de acuerdo que es así? ¿Cómo podemos cambiar?
Más que de escasa formación de los políticos hablaría de malas prácticas en muchos casos, como es el engaño a la gente, ofrecen y no cumplen lo prometido, se empoderan con los cargos y se hacen dueños de los mismos; utilizan los dineros públicos como si fueran de su propiedad, se desvinculan del ciudadano de a pie y tan solo le sirven a los poderosos económica y políticamente, a medida que va pasando el tiempo en el cargo van perdiendo la perspectiva y se van enseñoreando. Y lo peor es que siguen siempre el mismo esquema, complacer a los ricos y sus requerimientos y atender a los de abajo con esquemas clientelistas. Solo se puede cambiar todo esto, arrancando de raíz estas viejas prácticas y mañas. Para eso necesitamos de voluntades decididas y férreas dispuestas a enfrentar los poderes fácticos.
¿Está preparado el país para apoyar y votar por políticos cuyas propuestas sean las necesarias e importantes, o seguiremos viendo actuar al clientelismo político en las contiendas electorales?
No tanto. Hemos avanzado algo, pero el clientelismo político sigue dominando. Este pueblo necesita mucha educación, formación ciudadana y sobre todo ejemplo de que podemos lograr el triunfo con el esfuerzo, con las razones y las promesas más atinadas; necesitamos instruir al pueblo a optar por las opciones de mediano y largo plazo que verdaderamente impactarán sus vidas.
¿Qué le falta a la mujer para lograr dirigir los organismos de poder y altas cortes?
Hay que ganar más posiciones electivas para ser mayoría en los organismos de elección de esas altas cortes, las mujeres tenemos que crecer en la conciencia de que estamos en una lucha sin cuartel por conquistar mayores espacios de poder y hay veces que tenemos que olvidarnos de otras causas y privilegiar esta, porque es una agenda básica.
¿Qué sintió al no ganar la presidencia de la Cámara de Cuentas?
Lo importante fue intentarlo. Ya lo había hecho en otra Alta Corte. El hecho de no ser tan joven en estas lides me ayuda a entender que las cosas no son por el librito, ni que dos más dos son cuatro. El criterio político de quién o quiénes toman la decisión es finalmente lo determinante en esos casos. Estoy consciente de que personas que no entregamos la cabeza al poder, que no aceptamos que el poder nos obligue a actuar por encima de la ley, es muy difícil que seamos elegidas. He pagado y estoy dispuesta a seguir pagando ese precio. Mi dignidad, mis principios y mis convicciones están por encima de un cargo público o privado pasajero, no importa lo encumbrado que pueda ser éste.
¿Cómo ha logrado compaginar el lado familiar y el profesional?
Perfectamente. Cuando mis hijos estaban pequeños logré hacerlo y tengo que reconocer porque mi esposo es un gran padre, muy implicado en la vida de sus hijos y porque siempre me apoyó en mis decisiones. Él y yo somos dos compañeros de toda una vida. Siempre estoy para todos ellos en cualquier momento, también para mi padre y mi madre, para mis hermanos, cuñados, sobrinos, nietos, y para la familia de Guillermo que es también mi familia. Las mujeres podemos hacer de todo, todo el tiempo y en cualquier espacio. Si de algo me siento satisfecha es de haber nacido mujer y haber ejercido mi papel desde la condición de mujer. Confío mucho en la inteligencia emocional de las mujeres.
La reeleción violenta los procesos
El tema de la reelección siempre contamina. Comienza la desesperación y se violentan procesos y normas. Se pierde la visión por la que se subió al poder y todo termina reduciéndose a retener el poder por el poder mismo. La experiencia a lo largo de nuestra historia es que la reelección siempre ha sido funesta. Hay que cuidar de que en este país no haya retroceso. Nuestra alma quedó desgarrada y todo lo que tocaron lo contaminaron con el dolo. Se invirtieron los valores. Tengo mucha incertidumbre por esta nación y su futuro. El compromiso que los que hoy gobiernan contrajeron con el pueblo, que votó por ellos, es muy grande. Tengo la esperanza de que no lo defrauden. Sería otra gran frustración colectiva.
¿Cuál ha sido la función más retadora que usted ha tenido que asumir hasta ahora, en sus más de 20 años en el servicio público?
La más retadora fue la de ser juez de la Junta Central Electoral. No es fácil ser parte de un órgano colectivo y sobre todo si se es mujer. Muchos hombres no están preparados todavía para que aparezcan mujeres que piensan con cabeza propia y que no se arredran, sino que tienen la decisión de defender sus posiciones hasta las últimas consecuencias. Entiendo claramente que debe haber una suerte de inteligencia emocional para hacer el trabajo en un órgano colectivo. Entiendo que no todo debe ser llevado al extremo, pero también entiendo que hay que tener firmeza, criterio propio, valentía, buen juicio, ser vigilante y no recostarse de la mayoría.
Cita: «En nuestro país las mujeres tenemos que tener mucha capacidad, sentido de responsabilidad, conciencia de nuestra situación y carácter para poder conquistar y mantenernos en espacios de poder. No es fácil. Muchos hombres aún no han asumido conciencia de que somos iguales en capacidad y trabajo. Esta sociedad requiere de mucha conciencia de la equidad que debe haber entre hombres y mujeres»
Cita: «He pagado y estoy dispuesta a seguir pagando ese precio. Mi dignidad, mis principios y mis convicciones están por encima de un cargo público o privado pasajero, no importa lo encumbrado que pueda ser éste»
Hay que estar dispuestas a dar la batalla
Las exhorto a todas, sobre todo a las más conscientes de su rol en la sociedad, a las que están dispuestas a dar la batalla y a no dejar que nadie las trate como un florero de adorno, a las valientes y decididas, a las que no se dejan amedrentar, a las que no ceden cuando no se puede ni se debe ceder. Sólo así tendremos una sociedad más equilibrada, solidaria, con valores y armónica.