Asalto a embajada
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Como si no hiciera falta que ocurriera otro problema en Ecuador, el pasado viernes la policía perpetró un asalto a la Embajada de México en la ciudad de Quito para llevarse por la fuerza al expresidente ecuatoriano Jorge Glas, refugiado en su interior. Un hecho que vulnera fuertemente la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 que consagra la inviolabilidad de las embajadas.
Contra el ex vicepresidente Glas, quien ocupó la vicepresidencia con el entonces Rafael Correa y Lenín Moreno, pesa una orden de encarcelamiento y recibió dos condenas por corrupción, de las cuales cumplió cinco años. La misma Convención de Viena establece que ningún estado podrá invocar normas de derecho interno para incumplir el tratado. Un principio básico y universalmente respetado que el presidente actual de Ecuador, Daniel Noboa no respetó en lo más mínimo, y como consecuencia recibió una condena internacional y por supuesto, la ruptura de las relaciones con México.
El propio presidente de México, Andrés López Obrador, hizo un llamamiento a la calma y pidió evitar caer en la provocación. Pero el golpe ya está consumado. Desde que el pasado 5 de diciembre Jorge Glas se refugió en la embajada alegando ser objeto de persecución judicial, ambos países entraron en colisión. Un asunto que se calentó la pasada semana cuando López Obrador diera a entender que el asesinato del candidato ecuatoriano Fernando Villavicencio había facilitado el triunfo de Noboa en las elecciones presidenciales de octubre pasado.
Ese fue el acicate para que el gobierno de Quito respondiera declarando persona non grata a la embajadora de mexicana. Acto seguido, México concedió estatus de asilado político a Glas. Pero Noboa, se negó a dejarle salir bajo el argumento de que ese asilo era ilegal, dado que el antiguo vicepresidente aún debía responder antes la justica ecuatoriana por delitos comunes. Todo esto, hasta que Noboa decidió dar otro paso peor e incrementar el conflicto con el asalto a la embajada, pisotear el derecho de asilo y capturar a Glas.
En un reciente editorial del periódico español El País, califica la actuación de Noboa: «Ávido de popularidad, en la esfera de mandatarios como el salvadoreño Nayib Bukele, caracterizado por las constantes violaciones de los derechos humanos en su lucha contra el crimen. Que el presidente de Ecuador se vuelve un émulo de su homólogo de El Salvador e incluso lo supere, evidencia la peligrosa expansión de las pulsiones autoritarias en toda América. Ante esas actitudes urge defender las normas básicas de convivencia internacional».
Con todo y esto, México es un país de interés para los ecuatorianos. A nivel turístico, hay un nicho de viajeros que se mueve cada año hacia destinos como Cancún y Ciudad de México. Parte de esos viajeros se desplazan por cuenta propia o mediante paquetes que ofrecen agencias de viajes. Pero también acuden muchas personas con fines migratorios. Antes México no pedía visas, pero ahora sí desde el año 2021 dado las personas que se iban y decidían quedarse o seguir hasta los Estados Unidos. Ahora las personas que han solicitado visas para México se preguntan en Ecuador, qué pasara con sus solicitudes dado el rompimiento de las relaciones diplomáticas.
Por otro lado, y es importante señalar, que Ecuador amaneció esta semana sin toques de queda que restringía la movilidad de la ciudadanía. Un estado de excepción decretado por Noboa para tratar de contener la violencia que asola a ese país sudamericano. Además, el presidente reconoció mediante el decreto ejecutivo 218 la persistencia de las condiciones que originaron el conflicto armado interno declarado el pasado mes de enero por lo que actualizó la normativa para el combate y la neutralización de los grupos criminales y terroristas.
En ese sentido, el nuevo decreto dispone que tanto la Policía Nacional como las Fuerzas Armadas mantenga acciones coordinadas con el fin de prevenir y erradicar la actividad de los grupos armados en territorio nacional.