
Arturo Feliz-Camilo: «El debate es una disciplina que requiere de un nivel académico muy elevado»
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Arturo Feliz-Camilo es un apasionado de la gastronomía. Chef empírico y como todo cocinero que se respeta, carga consigo dos frascos, uno con sal y otro con pimienta. En su oficina los guarda en una gaveta de fácil localización. Una pasión que en el tiempo era cada vez más intensa, y eso le llevó hace unos años a crear el blog elfogoncito.net donde publica sus recetas y «genera ingresos debido a su gran tráfico».
La conversación se extiende durante casi diez minutos entorno al buen cocinar, el buen comer. Pero es el tema del debate que convocó para esta entrevista que se lleva a cabo en su oficina en el Colegio Bilingüe New Horizons. Feliz-Camilo tiene una década trabajando la materia con estudiantes de diferentes niveles, y hoy es el Debate Head Coach este oficio no menos apasionante. Pensar en el debate sitúa al lector en el tradicional match político en que dos candidatos se enfrentan para defender sus ideas, sus posiciones o sus propuestas de campaña.
El académico califica como un fenómeno el entusiasmo que en los últimos años viene generando el tema en varios colegios de Santo Domingo, los cuales participan en competencias que tienen gran arraigo entre los estudiantes. En New Horizons esta materia se ha desarrollado gracias a su visión y la filosofía del colegio: alcanzar la excelencia académica. Para Arturo esto preparó el terreno para trabajar con la materia prima que es el estudiante.
«Son jóvenes que están motivados académicamente, a la competencia, a la participación en torneos», señala el profesor. «El colegio se ha destacado en competencias de matemática, física y tiene una tradición en la ciencia». Feliz-Camilo llegó al centro de estudios hace una década, cuando ya tenía años participando en el modelo de las Naciones Unidas. Esta es una dinámica en que se simulación del formato de reuniones del organismo internacional, «donde no es tanto debate, aunque sí lo hay».
Como maestro de historia, y a partir de un período estático del modelo de las Naciones Unidas, convence a sus superiores y conjuntamente con Priscilla Garrido co-fundó un pequeño equipo integrado por estudiantes interesados en debatir como especialidad académica. Así comenzó hace ocho años esta materia en New Horizons que ha participado en competencias de la Liga de Debates, articulado por los principales colegios del país.

En el 2016 –recuerda el profesor– estudiantes preparados por él y otros colegas, participan en la 42 edición del prestigioso concurso de debate de la Universidad de Harvard. Años de preparación y práctica, aprendizajes y horas de estudio constante. El trabajo dio sus frutos y poco tiempo después, uno de los equipos del colegio clasificó en los cuartos de finales. ¿Qué más se puede lograr? La respuesta del head coach fue seguir preparando a los estudiantes hasta ganar una de las competencias.
Quienes compiten lo hacen en su segundo idioma, el inglés, contra estudiantes que debaten en su idioma original. «Esa es una desventaja evidente», señala Feliz Camilo. «Honestamente, acepto la parte positiva, aunque nunca estoy satisfecho. Al año siguiente, fue un momento sensacional, porque de un equipo que clasificó antes, ahora logramos que clasificaran nueve», recuerda con entusiasmo. «Regresamos al país con 21 trofeos, eso fue un escándalo».
Qué viene después
Cuando un estudiante se gradúa en el New Horizons queda la incertidumbre sobre qué viene después. El profesor asegura que vienen trabajando para que esta preparación sea constante y sistemático. Decidieron ampliar la base para recibir estudiantes más jóvenes y así iniciar la preparación bien temprano. «En el 2020, que fue el quinto año asistiendo al torneo de Harvard tuvimos el primer equipo no solo del colegio sino dominicano que llega y gana en la final de la competencia». ‘
La pandemia del Covid afectó el desempeño de los equipos de debate. Prácticamente todos los colegios, cuando reabrieron las clases, cerraron estas unidades. Durante los dos años siguiente, cuando se apertura esta materia, lograron preparar niños de sexto, séptimo y octavo curso que, sorpresivamente, «se pulieron a un nivel que tenían una mejor preparación que estudiantes del bachillerato, y eso permitió que estos fueran promovidos a una categoría avanzada».
El resultado de esa preparación dotó al colegio con un equipo «súper preparado», que ahora está en décimo y que llegó a las finales en el torneo de Harvard y perdió 2 a 1. En cinco años acumulan dos finales, en el 2019 llegaron a las finales en la Universidad Georgetown, en Washington. «Aunque ganemos en esos centros internacionales, siempre pensamos qué podemos hacer hacia el futuro para seguir mejorando», comentó el profesor.

Con diez años como coach de debate, Arturo Feliz Camilo tiene la capacidad de identificar en qué debe mejorar para seguir preparando a los estudiantes. «Cuando teníamos entre cuatro o cinco años, convencí a doña Priscilla de que me envíe a Estados Unidos para aprender cómo los norteamericanos preparan a su gente para los debates. Me pasé un verano entrenando en el Harvard Debate Council, cuando regresé al país armamos el campamento de debate y cambiamos el formato de preparación de los estudiantes».
Inicio de la preparación
El proceso de capacitación de los estudiantes inicia en el cuarto de primaria, cuando reciben los primeros conceptos de la materia. El club del equipo de debate, que es extracurricular se imparte tres veces a la semana en horas de la tarde. «Hace dos días tuvimos la ceremonia de cierre de año, y ahí el capitán del equipo le entrega al nuevo capitán, iniciando el proceso de transición de cada año», comenta el profesor. «Es un largo proceso de preparación», subraya el profesor. «Primero abordamos lo que se conoce como habilidades blandas, y de ahí pasamos a lo que denominan habilidades del siglo XXI. Del primer renglón, una de las principales cosas que aprenden es la resiliencia. Aprenden, y siempre se lo recalco a los padres y a los profesores, que nada que tiene valor se consigue fácil. Los que llegan a capitanes y ganan competencias son los que consistentemente tienen mucho tiempo preparándose».
Esto significa que integrantes de los equipos –de noveno o décimo curso– que participan en las competencias tienen más de cien rondas de debate. «Es una locura», dice sorprendido. «A partir de ese momento, entramos al campo de educarle sobre las habilidades específicas, o habilidades del siglo XXI que son súper importante». Una persona que va a un debate debe preparse con caso a favor y otro en contra, porque no sabe en principio qué le tocará defender. Deberá tener la capacidad de argumentar en un sentido o el otro.
«Cuando tengo que argumentar en contra desde mi propio punto de vista», explica Arturo, «me obligo a ver cuáles son los mejores argumentos que tiene la otra parte y eso me lleva a comprender que no es cierto que el otro, porque necesariamente no esté de acuerdo conmigo, no es una persona mala, no es un ignorante, que no está bien preparada». Cuando se gradúan del bachillerato, pueden debatir o argumentar sobre cualquier tema.

Las habilidades que deben aprender a lo largo del proceso comprenden un catálogo amplio. «Tienen que ser empáticos, desarrollar la cortesía, tienen que entender sobrela formalidad, el procedimiento, que pudieran ser cosas secundarias, ya que el valor primario es la resiliencia», señala. «Ver que yo puedo ir a una ronda de debate y hacer el mejor caso, puedo perder. El que decide es el juez, que tiene una visión, debo entender sobre el lenguaje corporal, hacer cambios en el argumento en virtud de lo que estoy viendo. Son habilidades de vida».
Los profesores
Los entrenadores de debates es un equipo integrado por egresados del New Horizons. Cada año, los capitanes que se gradúan, una parte, se queda estudiando en el país y pasan a preparar a los nuevos estudiantes. Algunos se quedan trabajando de manera más activa. En el tiempo, esa cantidad va en aumento y a nivel internacional cuentan con un profesionales salidos de sus aulas que, si es necesario, se suman en la capacitación de los equipos que compiten fuera del país.
«Un año tuvimos tres entrenadores que están estudiando en Estados Unidos, en el área de Boston. Tuvimos un año que vino un entrenador de Colombia y otro de Inglaterra», dice con orgullo el profesor. «Tenemos una red de egresados y un chat en el que están todos los estudiantes que participaron alguna vez en su vida y cuando informamos que viene un compromiso internacional, ellos se ponen a la orden para participar en los entrenamientos de nuestros equipos. En Florida ahora mismo tenemos tres debatientes activos». Así, para las competencias internacionales –participan entre dos y cinco concursos al año, y entre 7-8 torneos locales– tienen un equipo reforzado de entrenadores.
¿Por qué los políticos rehuyen al debate?
Debatir en el campo político es una práctica que no se practica en las campañas de República Dominicana. Históricamente, candidatos de todas las épocas a todos los niveles electivos rehuyen a ponerse frente al micrófono para enfrentarse a su contendiente y exponer sus programas de trabajo, sus ideas, sus opiniones, su visión política en general.
Arturo Feliz Camilo pone el dedo sobre la yaga, no titubea un segundo para responder por qué a la clase política del país se resiste a este recurso tan normal en los procesos electorales en muchos países del mundo. «La respuesta es muy sencilla», se pone muy serio, «el debate es una disciplina que requiere de un nivel académico elevado y tradicionalmente los políticos dominicanos no son personas que tienen ese nivel de educación. Esa es la realidad».

El profesor reflexiona: «También hay personas dentro de la política que aún con nivel académico relativa o supuestamente elevado, no están dispuestos a exponer la imagen que tienen de ser personas de un altísimo nivel, ante la confrontación». Y explica: «La confrontación revela si yo realmente tengo nivel o r si en verdad yo tengo una imagen creada de que tengo nivel. Eso pasa con mucha frecuencia, uno escucha que tal o cual político, que son luminarias dominicanas y lo que hablan es disparates. Dicen cosas en un momento y al poco tiempo se contradicen. ¿Qué pasa? Hace falta capacidad analítica, un nivel crítico para poder identificar que eso que otra persona está diciendo es una falacia, o es una contradicción. Ese tipo de problemas son comunes en el país. En conclusión, nadie quiere exponerse a la vergüenza pública».
En una tercera categoría, explica el profesor, está el político que tiene un alto nivel académico y que pueden participar en un debate, pero prefiere no asumir responsablemente sus posiciones. «A nuestros políticos no les gusta afirmar nada. Tuvimos un caso clásico, en las elecciones pasadas que se rehusó a fijar posición sobre un tema fundamental. Cada vez que se le pregunta sobre el tema, ella sabía que tenía un buen posicionamiento político y no quería arriesgarse a asumir esa posición, porque eso podía perjudicarla electoralmente. Esa es una forma de engañar a la población, es grave, porque se supone que el político lo que vende es precisamente su posición, y lo que compra el votante es la posición».
Para el head coach en debate en el país prevalece una cultura en la que el votante elige a un candidato porque pertence a un partido tal, no por sus posiciones sobre los temas transversales de una sociedad. «Los partidos dominicanos no tienen posiciones ideológicas», se lamenta, «las organizaciones son una marca, entonces la gente debate –les llamo «debate de colmadón»– o discute en base a quién roba, quién roba menos. Ese tipo de debate revalen el nivel educativo que tiene el dominicano promedio. No es tan complicado, saber porqué a los políticos no les gusta debatir. Tenemos representantes políticos que saben leer y escribir a mucho esfuerzo, también políticos que no tienen capacidad de analizar un proyecto de ley que tiene mil, mil doscientas páginas que luego ni siquiera lo estudian y votan por eso. Tenemos legisladores que públicamente han reconocido que aprobaron algo que no conocían. Eso solamente debería ser una cosa de descalificación absoluta para ocupar un puesto legislativo, de por vida».