Abstención electoral… ¿peligra la democracia?
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La democracia es entendida como el gobierno en que participan las mayorías. Es definida, también, por la Real Academia de la Lengua Española como una «doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno».
Si se observan estas definiciones vemos dos palabras claves: participar e intervenir; sin embargo, el elemento esencial de la democracia que plantean las conceptualizaciones es que el pueblo es visto como conjunto de ciudadanos y no como algo abstracto. Es un pueblo que asuma su papel en el gobierno afanando, juzgando, denunciando, reclamando, votando, es decir, actuando, participando y haciendo lo que le corresponde.
Aunque la democracia se define como el gobierno de la mayoría, en un sistema democrático, los líderes y sus representados ejercen el control del poder mediante el voto que ejercen en unas elecciones organizadas de forma independiente, transparentes y participativas.
Las precisiones anteriores, también, deducen que el sistema democrático se construye con la participación activa del ciudadano, sin dejar de reconocer que es democracia el no sufragar, en materia política el abstencionismo no es más que la decisión del elector de no ejercer el derecho al voto en las elecciones. Es decidir no decidiendo.
Ahora bien, dependiendo del régimen en que se dé, existen distintos tipos de abstención electoral, si es un sistema de gobierno democrático o autoritario.
Por ejemplo, en los regímenes democráticos existen corrientes políticas que no necesariamente se integran al proceso electoral regular, algunas veces su participación responde a motivaciones individuales respetadas y asumidas incluso cuando sobrepasan determinados límites porcentuales de abstencionismo.
En cambio, los regímenes autocráticos consiguen mayores tasas de participación electoral, ya que es considerada la no participación como una oposición al sistema, exponiéndose los abstencionistas a posibles sanciones legales, porque califican el sufragio como un deber y no como un derecho.
En ese sentido, se desprende que el sistema de gobierno y el tipo de elección, determinarán los niveles de abstención y participación electoral ciudadana.
En el caso de la República Dominicana con sistema de gobierno democrático, en los últimos 28 años, la abstención comicial municipal esgrime una media de: 2024, 47.82%; 2020, 50.86%; 2016, 32.72%; 2010, 43.57%; 2006, 48,2% y el año 2002 48,98%. Vistos estos resultados, se comprueba que los porcentajes arrojados el pasado 18 de febrero, independientemente de que le convengan a un partido o no, se encuentran en el rango que históricamente ha manejado el país.
Los datos que precisan el grado de abstención en las elecciones municipales 2024, fueron calculados basándonos en el padrón electoral de inscrito que ofrece la Junta Central Electoral, ascienden a 8,105,151 electores; dividido en 7,236,151 en el territorio nacional y 870,000 en el exterior. A las urnas acudieron 3, 775,587 para un 52.18% de concurrentes y una inhibición de un 47.82%. Estas informaciones no toman en cuenta los miles de ciudadanos privados de libertad, empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, personas con estado delicado de salud, vejez, invalidez, los internos en hospitales, clínicas y sus familiares acompañantes, fallecidos no excluidos del listado nominal, presos preventivos o condenados, emigrantes ilegales que siguen inscritos y jóvenes que cursan grados y especialidades en universidades extranjeras con visa de estudiantes.
Este análisis del supuesto abstencionismo electoral, a partir del universo de posibles votantes, no incluye –además– a quienes se le suspendió el derecho al voto o perdió la nacionalidad y a los que no recogieron su documento de identidad y electoral habiéndose tramitado y aquellos que perdieron sus cédulas.
Si bien es cierto que un aspecto básico de la democracia es la participación de la ciudadanía sufragando, no es lo único, aunque sí básico, partiendo de esta premisa podemos afirmar que son irrefutables los resultados arrojados en las elecciones municipales 2024, que no hubo alta tasa de abstención como quisieron vender en medios de comunicación y redes sociales algunos facinerosos, sino que, estos cuentan con la intervención, legitimidad y la aprobación de los dominicanos que creen en el voto y lo ejercieron con responsabilidad, dejando desmontada la falsa percepción y ficción de que la democracia está en peligro.