Abel Martínez personifica el inicio de un nuevo ciclo en el PLD
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El mismo día de la proclamación de Abel Martínez como candidato presidencial, renunció al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) Víctor Suárez, diputado y miembro del Comité Político. Sin duda, una acción planificada, pensada para restar efectividad, con la intención de deslucir la unción del alcalde de Santiago de los Caballeros.
Es a estos sobresaltos, al juego de la deslealtad y la traición al que viene enfrentándose el candidato peledeísta desde el mismísimo 6 de octubre del 2022, cuando resultó ganador de la consulta de simpatía en la que se sembró en el primer lugar con unos resultados contundentes por encima del resto de sus adversarios.
El diputado Suárez, también de Santiago, fue el segundo miembro del Comité Político que renunciaba al partido en menos de un mes. El otro fue Rafael Hidalgo, uno de los dirigentes de importancia en el equipo de campaña de Abel en el proceso interno, quien salió por la puerta trasera acusando a su ex compañero de «retaliativo, sectario y xenófobo».
Un momento de recomposición, en estos poco más de tres años oficiando como partido de oposición, probando el agridulce sabor de la partida de representantes elegidos por el voto popular en el 2020 –vocales, directores de distritos municipales, regidores, alcaldes, diputados y senadores–, sorteando hasta la sorpresiva salida del estratega y jefe de campaña, Francisco Javier García, es tan solo una muestra de todo el peso con el que carga este político probado, curtido en el oficio, que nunca ha perdido unas elecciones cuando se ha sometido al escrutinio del voto popular.
Un nuevo aire
Pero el peledeísmo da muestras palpables que sigue vivo. El acto para revalidar la candidatura del laborioso alcalde, expresidente de la Cámara de Diputados, fue concebido para que pudiera conectar con el electorado, que se le viera como un candidato capacitado para asumir la primera magistratura.
«Les habla un hombre que viene del pueblo y que, por tanto, entiende al pueblo», fueron las primeras líneas de su discurso en el que hizo un recorrido por lo que representa su propuesta para las próximas elecciones. «Les habla una persona que se crió en Hato Viejo, Monción, en el seno de una familia del campo, sencilla, como la mayoría de ustedes. Tanto mi madre como mi padre eran maestros de escuela y al mismo tiempo criaban ganado y cultivaban la tierra. Desde ahí nos inculcaron el conocimiento, valores, amor por la patria y sobre todo nuestra profunda fe en Dios».
Algo más que fe necesitará su proyecto en lo adelante, sin duda. El tramo que comprende la campaña hasta los dos días en que los ciudadanos se citarán con la fiesta de la democracia significa llevar a cabo una labor meticulosa, que lo proteja de los implacables embates que deberá enfrentar.
«Soy un hombre de trabajo, esfuerzo y resultados, soy un servidor innato», manifestó el candidato. «Es por eso que cuando empecé en el Partido de la Liberación Dominicana, escuchando al profesor Juan Bosch, su visión y la profundidad de su pensamiento, fue que entendí que la realización personal está en el camino honesto entregado a la sociedad. Desde entonces, supe que mi misión es servir a la gente».
Ni intelectual ni empresario
La alusión fue obvia. Ni intelectual, como sí lo es el expresidente de la República, Leonel Fernández; ni empresario, como también lo es el presidente de la República Luis Abinader, candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que va por la reelección. «Mi vocación es el bien común, mi inspiración es aportar para transformar la vida de la gente. Por esta vocación, me formé en la carrera de Leyes, donde pude profundizar en las injusticias que nos aquejan. He sido docente universitario, lo que me permitió comprender que es posible un nuevo país, porque esa sangre nueva tiene la pasión de cambio», señaló.
Con esa frase, «pasión de cambio», también hace una clara referencia al eslogan que abrazó Abinader en el 2020. Era necesario que Abel Martínez enfilara los cañones a quienes se enfrentará en las urnas en mayo del próximo año, y como es el más joven de los tres, tiene 51 años (el presidente tiene 56 y Leonel Fernández cumplirá 70 el 26 de diciembre), ameritaba apuntar que es el menor, pero con experiencia en la administración pública para aspirar al cargo.
El escenario estuvo a su disposición para seducir a la audiencia, que puedo ser masificada a través de la transmisión simultánea, tanto por los medios digitales como radio y televisión. El PLD puso a su orden un personal capacitado, curtido en la organización de estos eventos, con experiencia suficiente para saber tocar la nostalgia de la ciudadanía.
«De ahí vengo yo»
Es sin duda su paso por la administración municipal que le ha permitido acumular logros que ahora aspira a ejecutar a nivel nacional, en el hipotético escenario que gane las elecciones. A esta parte dedicó un espacio significativo durante su discurso. «Allí no había un municipio, sino una madriguera, así que, armado de una férrea voluntad, con corazón y amor por la gente», repasó haciendo referencia a cuando asumió la alcaldía. «Logramos transformarla en lo que es hoy: la ciudad modelo, más limpia y ordenada no solo del país, sino de América Latina y el Caribe, motivo de orgullo para los santiagueros, que cuando les preguntan ahora, exclaman convencidos y con la frente en alto yo soy de Santiago de los Caballeros».
Presumió de la efectividad de su gestión en el ayuntamiento. «Los invito a caminar por sus calles, para que sean testigos de esta transformación: la limpieza, el orden, el rescate de los espacios públicos, de los más de mil murales, sus parques, el sistema de reciclaje, el primer sistema de recolección de basura con camiones georeferenciados, la recuperación de la inversión con un desarrollo urbanístico y crecimiento inmobiliario nunca antes visto. No lo digo yo, lo dicen los datos del Banco Central y de la DGII. Y todo esto, con absoluta transparencia, bajo el permanente escrutinio público» Puntos luminosos, sin duda.
En el ojo de una gran alianza
Abel Martínez fue poco a poco superando los episodios polémicos que lo ubicaron en el centro de la discordia entre las bases del parte, la dirigencia media y el todopoderoso Comité Político, este último con posiciones divididas sobre la firma de una alianza con, principalmente, la Fuerza del Pueblo, en la que se reunieran otras organizaciones, todas ellas lideradas por Miguel Vargas Maldonado, presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Un proceso desgastante, supuso el inicio de las conversaciones que desembocaron en el anuncio, finalmente, el 21 de agosto de lo que hoy se conoce como Alianza Opositora Rescate RD en la que el PLD, FP y PRD acordaron ir aliados en 86 municipios y cuatro senadurías.
A la espera de una ampliación de la cantidad de municipios y por igual para el nivel de los senadores, Abel Martínez no tiene más opción que liderar la ofensiva del peledeísmo para competir con posibilidades de triunfo en cada una de las demarcaciones que encabezará su partido bajo esta confluencia política.
Como si ese día fuera el vocero de los «aliancistas», enfiló los cañones contra la administración del PRM. «La República Dominicana no aguanta más engaños, mentiras, promesas incumplidas, no aguanta más allantes», criticó el alcalde de Santiago. «Lo que el pueblo necesita es una verdadera transformación, porque para transformar hay que tener plena conciencia de la nueva realidad a la que llegaremos. Conlleva el profundo compromiso de mejorar vidas, de modificar estructuras caducas desde los cimientos. Requiere la fuerza de todos, necesita la suma de voluntades, reclama unidad y acuerdos comunes, para alcanzar cambios reales, no cambios noveleros».
No podía quedarse la defensa de la soberanía, uno de sus temas principales, sobre todo en estos momentos de conflicto fronterizo con Haití. «Defenderemos a capa y espada nuestra soberanía, nuestra identidad, nuestra dominicanidad. La patria de Duarte, Sanchez y Mella será respetada. Quienes estamos aquí, somos honestos, valientes, leales, eficientes; los que, a pesar de todo, gritamos con orgullo que somos del Partido de la Liberación Dominicana», reflexionó.
El 22 de octubre no fue un domingo cualquiera. Un momento decisivo en la carrera de Abel Martínez representó aquel acto de proclamación. No cabe duda que es un político 24/7, con una capacidad de trabajo admirable. El PLD está obligado a superar los resultados del 2020, tratando de evitar una segunda derrota de manera consecutiva.
Un recuento de su carrera
Abel Martínez se desempeña como alcalde de Santiago de los Caballeros, una ciudad a la que le cambió el rostro: está impecablemente ordenada y limpia, pero además, ha ejecutado una labor apreciable en otros campos en el renglón municipal. Resultó electo para el cargo en el 2016, se presentó a la reelección en el 2020 (cuando el PLD iba camino a una derrota política). Este es el recuento político-profesional que relató abordando sus 24 años en el servicio público:
«Fui ayudante de Fiscal en Santo Domingo, fiscal en Santiago, donde modernizamos la justicia desde el ámbito del Ministerio Público, creamos el departamento de protección a las mujeres, y creamos oficinas de fiscales en los departamentos de la Policía para garantizar los derechos de los ciudadanos; diputado por 14 años; legislando siempre de manera correcta. Durante los últimos 6 años fui presidente de la Cámara de Diputados de manera consecutiva, siendo el presidente del Parlamento democrático más joven del mundo. Administramos con transparencia más de 30 mil millones de pesos, así lo reflejan las dos auditorías de dos cámaras de cuentas distintas». Concluida esa narración en su discurso del domingo, la audiencia le tributó una ovación en reconocimiento a su labor como político.
Un poco más a fondo
Abel Martínez anunció que, de la mano de un «gran equipo de profesionales», trabaja para poner en marcha un plan estratégico a partir de un eventual Gobierno encabezado por él. Prometió en su discurso que «transformaré el miedo de salir a las calles, en paz para las familias; las humillaciones que se viven en los centros de salud, en atención digna, de calidad, respetando la vida; esta economía servil a las élites, en una economía de rostro humano, pensada en el bienestar ciudadano».
El político abordó el sensitivo tema de la educación. «El menosprecio de la educación pública, en un sistema de excelencia, que llene de oportunidades a los jóvenes y que no deje a nadie fuera; la indignación, el miedo y la desesperanza, en optimismo, desarrollo y amor por la República Dominicana». Más que promesas, dijo, «queremos resultados, salud, alimentos baratos, energía eléctrica».