
Ylonka Nacidit-Perdomo: «Las Sufragistas le crearon un malestar al patriarcado»
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Ylonka Nacidit-Perdomo es una promotora incondicional de aquellas que abrazaron la idea de defender la igualdad y los derechos de la mujer, del movimiento que dio como resultado a «las sufragistas». Intelectual, escritora, que a través de República Fémina visibiliza lo que denomina como «el saber y el pensar de ellas, las otras y nosotras». Conversamos con Nacidit-Perdomo sobre los aportes de esas mujeres que hoy son recordadas como pioneras, valientes, visionarias y persistentes luchadoras contra el patriarcado.
Celebrar a las sufragistas dominicanas, ¿por qué debe ser una fiesta?
Las Sufragistas dominicanas son las mujeres que tuvieron «conciencia de la realidad», que cuestionaron porqué se encontraban no-representadas en la jerarquía del statu quo. Eran las que crearon la «revuelta» nacional, de desconstuir la teoría de la civilización, de Eros y del poder político al cual estaban sometidas en una represión ‘cuasi’ natural. Fueron las que comprendieron que la palabra libertad no era garantía de emancipación, sino una mediadora expresión simbólica para nombrar, jurídicamente, la igualdad entre los hombres.
Las Sufragistas son las intelectuales —y, mujeres de saberes ancestrales— que en la incipiente transformación del capitalismo desde fines del siglo XVIII fueron vistas como una amenaza al superego de quienes crearon las instituciones del Estado y la República, decretando (sí, disponiendo) que el sujeto femenino no estaba cualificado para lo público, por lo cual, lo enajenaron, con esta invalida excusa que hicieron extensiva a la sexualidad, desterrándolas solo a la procreación y a ser ‘algo’ accesorio, además de reprimirlas emocional, humana y espiritualmente.
Las Sufragistas son las feministas pioneras que descodificaron los paradigmas en que se sustenta la superioridad masculina y, le crearon un malestar al patriarcado. Son Las Sufragistas nuestras las que enfrentaron el ‘progreso’, la instrumentalización de la división social del trabajo, la destructividad que trae la fuerza bélica a través de la sublimizarían de las confrontaciones territoriales.
Las Sufragistas fueron aquellas que expresaron, desde sus puntos de vistas ontológicos, la caverna que es el machismo, y dieron un carácter de prioridad a la reflexión, a descubrir el ethos íntimo, a actuar (consagradamente) hacia la colectividad, salvando (sí, salvando) a las mujeres del aislamiento y de la fragilidad impuesta de ser solo hadas del hogar, refutando todas las ideas misóginas de sus contrarios. El planteamiento, de ellas, fue saber que «no hemos sido», sino saber que «seremos», lo cual significa reafirmarse, ser desde la propia voluntad.

Entonces, eso es lo que se llama tener «conciencia de la realidad», y, es la clave fundamental (no una invención) para hacer que la civilización, Eros y el poder político comprendieran que más allá de las ‘verdades’, del destino asignado a las mujeres, desde una fatídica existencia, las mujeres se proyectan, se construyen para alcanzar el «bienestar» de la autorrealización. Así, Las Sufragistas también derrotaron la cultura de la ‘extramoral’ fija al conformismo y a los prejuicios, entre ellos, la prohibición de participar en asuntos del Estado.
Las Sufragistas comprendieron que, había un rígido imperativo (del hombre) de que fuéramos solo individualidades desde lo íntimo, y no una multitud. Las Sufragistas enseñaron, a las demás, a entender que existe un devenir, no solo un «tú debes» (como se instruye desde el Estado, el Ejército y las Iglesias), sino que hay un «soy-yo».
No es solo decir, cordialmente, que celebramos el día de Las Sufragistas, idea que veníamos elaborando desde el 18 de marzo de 2021, luego de la declaratoria en la Cámaras de Diputados del Día de María Trinidad Sánchez —proyecto que presentó la diputada Priscilia D’Oleo—, a raíz de lo cual expresé (como directora) al equipo del Instagram de República Fémina, que publicáramos este logro, lo cual reforzamos (en este mismo Instagram) externando que fue a partir del «criterio contingente» que fue fusilada María Trinidad Sánchez «a boca de jarro». Desde entonces, y luego de conocer que Jennifer (Neni) Pión, una cantautora dominicana, había escrito y musicalizado el tema Abigail abrió las puertas… sabíamos que teníamos la responsabilidad, de que se hiciera realidad —con una sustentación desde la «New Historicism»— el Día de Las Sufragistas.
Nooo! No es sólo celebrar; es re-valorizar a Clío, a la narrativa que nos contaron; es mostrar la contra-hHistoria de mujeres que se autovaloraron y se desvistieron de las apariencias ideológicas del mundo simbólico. Las Sufragistas se levantaron de la aurora, emprendieron viajes a otros lugares, al gran mundo europeo, para traer consigo un «arsenal» de conocimientos, dispuestas a romper las ataduras de las dominicanas. Fueron mujeres «cognoscentes», no simples activistas o ‘vociferantes’. Son la segunda generación (en un siglo) de «emancipadoras». Es por esto, que, la ética política me hace diferenciar (dándole crédito a sus improntas) a las feministas de la ilustración y a las feministas de la igualdad, luego de crear un signo de comunicacional (para su comprensión) al emplear el término «sufragistas de vanguardia» para designar así a nuestras pioneras, vocativo que empleamos desde que iniciamos nuestras investigaciones en 1995, reconstruyendo la vida de Abigail Mejía (1895-1941), al tiempo de destacar la intelectualidad de las maestras Normales decimonónicas.

El caso de Abigail Mejía parece ser uno de los más destacados y especiales para ti, ¿por qué?
Abigail Mejía, desde mi punto de vista, no actuó desde el «querer queriendo», sino desde la fuerza de su voluntad. No idealizó su meta: el sufragio, la participación política. Su postura no fue «la mujer contra el hombre», sino la «mujer junto al hombre»; de ahí su pensamiento humanístico. Es por esto que, sostengo que en este siglo XXI —al momento de hacer estudios trasatlánticos sobre las redes del feminismo— hay que cuidarse de no ser arrastrada por personas ‘mediáticas’ (que dicen ser de la causa del feminismo), y pretenden tomar el feminismo/el sufragismo como un «becerro de oro» para sus afanes individualistas, nihilistas, dañinos y de multimedia virales, ya que en la formación de todo proceso social llega y se producen ciertos asaltos que llamo «el beneficio de la comodidad», es decir, apropiarse del camino transitado por otras, de sus investigaciones, aportes inéditos, epistemología, construcciones lingüísticas, en fin, de saberes no propios para usurparlos.
Y, ya tenemos un antecedente con esto: Abigail Mejía fue víctima de sus iguales, y tuvo un infame destino.
¿Por qué digo esto? Porque hay quienes, en el momento actual, en la República Dominicana, tienen una especie de «heroísmo oculto». ¿Qué es esto me dirán?, a lo cual respondo: -es procurar un ‘reconocimiento’ al vapor, con las estelas de fuegos artificiales, además, pretendiendo renegar los aportes de otras mujeres y, estas actitudes desdeñables ocurren porque en definitiva, hay quienes actúan por impulsos, no de manera equilibrada, reflexiva y serena.
Hay que saber pensar consciente. Hay que saber que, los océanos se tragan a quienes infladas de una postura insana, pretendiendo crear una deliberada confusión —por conveniencia, ignorancia y empobrecimiento de su espíritu—sobre la génesis del feminismo en nuestro país y la génesis del sufragismo, ‘muestran’ lecturas insuficientes y, toman como opción invalidar y denostar a la maestra que le ha transmitido las enseñanzas, la metodología de investigación, ofrecido los temas, recopilado fuentes primarias y bibliografía, guía y acompañamiento para que pueda alcanzar sus metas académicas. Es una pena que la posverdad también sea la manzana podrida, el irreverente adverso «amor fati», de insatisfacción, de quienes no saben ónticamente comprender qué es la «intelligere». La posverdad, un síntoma de cómo se miente deliberadamente, tiene un solo sustrato: ¡negar!
Dicho todo lo anterior, como la brisa desprende de los árboles las hojas secas, y es la señal (además) del paso del tiempo —si existe el tiempo que nos revela el «hacer»— voy al tiempo retrospectivo y al tiempo introspectivo, y respondo a tu pregunta con un nombre ya útil, de trascendencia: Abigail Mejía, que no se plegó a la pequeñez del poder, ni a la atrofia de las alas que algunas no saben hacer nacer de sus espaldas, porque llevan y llevaron el mal de la deslealtad y la envidia, por irresueltas disputas kármicas, miedo en sus corazones, quimeras postergadas y pretéritas —como ocurrió en el feminismo de la primera ola en Santo Domingo—, voy a ofrecerte al final más nombres de sufragistas, que impulsaron militantemente el sufragismo en la República Dominicana, apoyadas por mujeres que se unieron a su causa, luego de seguir estudiando desde la bondad del silencio de mi claustro, sin ser agustiniana, pero sí seguidora de la Morada Interior de Santa Teresa de Jesús, las que—desde mi punto de vista— tienen valoración y, su pensamiento, agencia —término que empleo desde el 2002) en sustitución de la palabra acciones— pueden estudiarse no como un soplo del viento, sino como una roca (no apariencial) sino como la representación de la voluntad de todas Las Sufragistas emancipadoras de la otra mitad del género humano.
Para ser justos, nombrarlas a todas es lo más idóneo, ¿quiénes eran las sufragistas?
Las Sufragistas agrupadas en la Acción Feminista Dominicana (AFD), con 1,000 (mil pesos oros m/n) aportado por el Estado dominicano, a través del Congreso Nacional, montaron, celebraron, monitorearon y llevaron a cabo un 16 de mayo de 1934, en todo el territorio nacional, el «voto de ensayo» y, después de fallecida a destiempo Abigail, concluyeron su obra de la mano de Delia Weber, la conquista de la ciudadanía.

Es innegable e irrefutable que, la participación real —en el siglo XX— de la mujer en la República Dominicana en la política, la impulsó la Acción Feminista Dominicana desde 1931, produciendo la primera Tribuna política pública del país suscrita por 67 sufragistas. Por esto, quien pretenda sustentar lo contario, a estar obnubilada, adolece del mal de la mezquindad, y la contra-historia le pasará balance.
Este manifiesto de la «Acción Feminista Dominicana» [«La Junta de la «Acción Feminista Dominicana» se dirige a todas las mujeres del país. Expone los propósitos que han determinado la creación de ese grupo, que luchará por la reivindicación femenina, en forma progresiva y gradual»], dirigido a las «Compañeras» en 1931, fue firmado por 67 sufragistas de AFD: Abigail Mejía de Fernández, Consuelo González Suero, Gladys de los Santos Noboa, Celeste Woss y Gil, María Patín Pichardo, Carmen G. de Peinado, Mercedes Laura Aguiar, Eva María Pellerano, Elpidia Gautier, Isabel A. Vda. Pellerano, Josefa Amiama, Patria Mella D., Mercedes M. Amiama B., Floralba de Bencosme, Angélica A. de Benítez, Ángela M. de los Santos N., Milady Félix Miranda, Iris Ruíz de Nadal, Alicia Ramón D., Celeste A. Cabral, Carmen Rodríguez D., Clementina Henríquez, América Cabral, Floripe Vda. Carbonell, Amada M. de Pittaluga, Gladys Nivar León, Ayda M. Tavárez, Ana Josefa Puello, Flérida M. Soto, Ernestina Peguero, Delta Guitiérrez, Consuelo Nivar, Isabel de Castro, Victoria Castro, Estela Castro, Flor Ma. Pellerano, Hemma Aponte, Pilar Gómez, Carmen González, Altagracia Olmos, María López, Rosa Celia Delmonte, Enriqueta T. de Lamarche, Altagracia Troncoso S., Eloísa L. Heredia C., Servia Ruíz de Rodríguez, María C. de Pichardo, Juanita Pichardo Aristazábal, María Lladó de Tió, Minerva Bernardino, Mercedes Clotilde Salazar, Ana Luisa Aquino, Cefarina Aquino, Atala Guerra, Andrea Morató de Egea, Inocencia Mota M., Aurea Blandino, Amalia Mieses G., Consuelo Ramírez, Pura Pellerano A., Providencia Fanduiz, Casimira Heureaux, Orfelina Vicens de León, Mercedes Soto, Estela Heredia, Isabel Valverde, Ayda Cartagena Portalatín.
Traigo, de nuevo, la referencia de esta primera Tribuna política pública al país suscrita por 67 sufragistas, porque no se puede ni se podrá borrar de los anales de la época contemporánea, por la irresponsable arrogancia del ‘activismo’ light de los tiempos presentes (y de ciertas ‘escribidoras’ que banalizan con su fiereza al feminismo) que ha colocado en una terrible disyuntiva al conocimiento de la historicidad de este movimiento revolucionario que, muestra, desde la contra-historia (un término que ha sido validado desde el documental Las Sufragistas, producido por Jatnna Tavárez y Martha Checo en el 2008) lo que desde el 2002 estuvimos haciendo énfasis en hacer planteamientos teóricos desde el feminismo de la diferencia, y desde el «affidamento» —concepto hemos sido pionera en emplearlo en el país en nuestros ensayos, y en las labores de rescate de la memoria de Las Sufragistas—.
Recordemos que, el feminismo también (como todo movimiento social) ha tenido penumbras, y creo (lo he dicho) que la inmediatez retrasa, inexorablemente, los logros a alcanzar. Huyo, siempre he huido de lo que llamo (también) el feminismo de la inmediatez o feminismo de la urgencia, que es un fenómeno que hace agonizar (y lo digo con lástima) la convivencia entre todas.
Es importante señalar y, debo hacerlo, para que (al fin) quede registrado que desciendo de una sufragista. Mi abuela materna, la maestra Normal Josefa Octavia Moreta (doña Loli Moreta, como es conocida y recordada por sus alumnos) fue de la Acción Feminista Dominicana (AFD) perteneciente a la Junta Provincial de Santa Cruz de Barahona.
Es de este hecho de azar concurrente o aquiescencia que, parte mi «veneración», sí veneración a las sufragistasy, el proyecto existencial que he asumido a lo largo de casi tres décadas (de manera silenciosa) de coleccionar manuscritos, primeras ediciones de libros, documentos inéditos, fotografías e iconografías de «mis muertas» amadas: Las Sufragistas.
Todo este «almacén de señoritas» tangible pasará al Estado dominicano para ser parte del patrimonio del Museo de la Mujer «Abigail Mejía» que el Ministerio de la Mujer (MMUJER), con el esfuerzo de Mayra Jiménez, impulsa, impulsará y concretizará. Esto lo sabe mi Albacea, Martha Checo y su hija Martha Gabriela.