
Un invento llamado Doña Emma: espejo de una derrota asegurada
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La calle Pedro Livio Cedeño era de doble vía y ese impresionante vehículo negro presidencial, que Juan Bosch había tipificado como «pescuezo largo», se detuvo sigilosamente frente a un grupo de carajitos que se habían formado en toda la acera, justo a la entrada del denominado «Callejón Vietnam», una famosa cuartería que había construido en Villas Agrícolas un señor de apellido Durán. Del asiento trasero, una tutumpota, vestida de negro y bien peinada, bajó el cristal del asiento trasero y nos regaló un billete de un peso oro dominicano.
La prestigiosa dama se desplazaba en el imponente vehículo de alta gama y a su paso iba repartiendo dinero a todo el que encontraba a su paso sin que importara si tenía edad para votar.
La dama era Doña Emma Balaguer Vallejo, la amantísima hermana, del Presidente de la República doctor Joaquín Balaguer, que buscaba la reelección en las elecciones del 1978. La señora, que dirigía el poderoso programa social conocido como «La Cruzada del Amor», fue seleccionada por Balaguer para aspirar a la entonces sindicatura de Santo Domingo por el Partido Reformista, que todavía no había asumido el social cristianismo o la democracia cristiana como ideología o doctrina.
Doña Emma Balaguer era una especie de «primera dama» del gobierno de su hermano. Trabaja repartiendo ayudas sociales en todo el territorio nacional. Era muy popular entre las mujeres por la entrega de fundas de alimentos, máquinas de coser, bicicletas, entre otros enseres para el hogar.
El Presidente Joaquín Balaguer, en una jugada desesperada ante el crecimiento avasallador del candidato a la alcaldía por el partido del jacho prendío, el doctor Pedro Franco Badía, decidió lanzar a su hermana a esa aventura política.

Es evidente que el veterano político apostó a la popularidad de su querida hermana ya que como narra una biografía no autorizada sobre la directora de «La Cruzada del Amor», la casa de Doña Emma, como la llamaban sus seguidores, siempre estaba repleta de gente. Se ha publicado que en la vivienda cada día se cocinaban 50 libras de arroz y se pelaban entre 40 y 50 libras de víveres diariamente.
Demografía electoral: elecciones del 1978
Para la época, la población dominicana era de más de cinco millones de habitantes y el padrón electoral tenía habilitados o registrados para votar a más de dos millones de personas, según datos de la Junta Central Electoral. Sin embargo, en ese proceso solo votaron 1,741,337 personas para una participación de un 75.87%. Los votos válidos superaron el millón y medio mientras que los votos nulos alcanzaron un total de 85 mil 530.
Don Antonio Guzmán Fernández se convirtió en el segundo Presidente constitucional por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). El hacendado obtuvo 866,912 votos, mientras que el doctor Joaquín Balaguer sacó 711,878, sufriendo su primera derrota electoral desde su ascenso por primera vez al solio presidencial desde 1966. Las elecciones se celebraron un jueves 16 de mayo de 1978.
El partido blanco obtuvo 866 mil 912 votos para alzarse con 16 senadores de 27 escaños en la Cámara Alta. En esa ocasión, un total de 48 perredeístas de una matrícula de 91 escaños. En esa ocasión, el PRD obtuvo mayoría absoluta en el Congreso Nacional.
El Ejército Nacional intentó un golpe de Estado
Según reseñas periodísticas de la época, cuando el conteo mostraba un triunfo electoral contundente del candidato perredeísta, el Ejército Nacional intentó un golpe de Estado, interrumpiendo el conteo de los votos. Sin embargo, la figura del expresidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, fue determinante y no se quebró el orden constitucional, alcanzado en la corta transición después de la muerte del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina.
La segunda derrota de Balaguer
Las elecciones de 1978 siempre serán recordadas por el pueblo dominicano por el segundo triunfo electoral del partido blanco, fundado en el exilio en 1939 por hombres y mujeres que lucharon por el restablecimiento de la democracia cuando se vivía en dictadura.

Durante ese proceso electoral, el doctor Joaquín Balaguer, recibió dos grandes derrotas: perdió la presidencia de la nación y saboreó la derrota de su adorada hermana, su mano derecha y social de sus administraciones.
Quién era Franco Badía
Era un fogoso dirigente perredeísta, abogado, nacido en San Francisco de Macorís, que a pesar de haber nacido cerca de El Jaya, en la provincia Duarte, residía en la capital y su figura conectó con un electorado abrumado por la represión política reformista y las gestiones municipales del partido colorao.
Indefinición de la «Dama de Hierro»
En su pasada edición País Político, bajo la firma del director y escritor Máximo Jiménez, afirma que la indefinición de la actual alcaldesa Carolina Mejía ha desatado los demonios en el partido oficialista. En una precisa matemática electoral, Jiménez afirma que faltando pocos días para el inicio formal de la precampaña para escoger nuevas autoridades municipales, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) todavía no tiene un candidato o candidata definida.
Fue en una actividad reciente que Carolina Mejía dejó entrever que no buscaría la reelección, desatando, como dice Jiménez, una onda expansiva aspiracional de mansos y cimarrones, de nuevos «Quijotes».

Desde 2016, el PRM y aliados manejan la importante alcaldía del Distrito Nacional, la cual conquistaron tras desplazar después de varias gestiones al único alcalde que ha tenido el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Roberto Salcedo, que hoy inteligentemente junto a su hijo milita en el partido de gobierno. Salcedo ascendió al poder por primera vez en el 2002.
«La caja chica»: La Alcaldía del Distrito
En el PRM abundan los aspirantes, predominan los hombres, entre los que destaca una mujer que en su momento fue regidora por el Distrito Nacional cuando militaba en el partido blanco. Hablamos de Geanilda Vásquez, actual cónsul general en la ciudad de Miami, Estados Unidos. Después sueñan con esa alcaldía los diputados Alfredo Pacheco, Orlando Jorge Villegas, Aníbal Díaz, José Leonel (Neney) Cabrera y Alberto Atallah. Extraña en círculos políticos el ausentismo de una figura mediática ya perfilada para esa posición y que hasta hace poco ocupó la importante secretaría general del Ayuntamiento del Distrito Nacional, Hugo Beras, que en la actualidad dirige el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant).
Hipólito Mejía tiene la llave del Palacio Consistorial
La Alcaldía del Distrito Nacional tiene muchos aspirantes en el partido oficialista pero la llave para escoger y continuar dirigiendo esa importante entidad la tiene el expresidente Hipólito Mejía. Es una plaza importante, que puede generar potenciales acuerdos electorales a corto plazo. La oposición necesita (PLD y Fuerza del Pueblo) esa alcaldía, ideal e idónea para generar empleos a una militancia morada que tiene cuatro años fuera de la nómina pública y los pueblistas que desde 2019 tienen un tiempo tarareando la canción que dice «yo no he visto a Linda».
Simple: cuando un partido en el gobierno fabrica o inventa candidaturas pudiera repetirse la historia de Balaguer, Doña Emma y el Partido Reformista.