Sed social y política
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La propuesta electoral de un candidato presidencial no solo debe conectar con la ciudadanía, también debe abordar los problemas vertebrales de la sociedad, la economía y los principales desafíos de la nación para llevar sobre la mesa soluciones impostergables que alivien las carencias de las mayorías. El argumento de la necesidad de los debates presidenciales está estrechamente relacionado a ese aspecto. En la historia reciente –y es una práctica en desuso– los partidos presentaban en formato de libro unos programas de Gobierno en gran medida incomprensibles para la ciudadanía.
¿Cómo venderle a la población joven esos textos elaborados por asesores y especialistas con una redacción que resulta muy difícil de comprender? Conectar con esa audiencia, que para las elecciones del 2024 comprende un millón 313 mil inscritos en el padrón publicado por la Junta Central Electoral, pudiera suponer un esfuerzo mayor, que quizás no resulte efectivo si se apela a los recursos tradicionales de comunicación para fijar un mensaje propagandístico.
La propuesta electoral presidencial reúne a un presidente de la República, Luis Abinader, que buscará la reelección para cuatro años más en el Palacio Nacional. Esto significa ir más allá del mensaje del Cambio que enarboló el Partido Revolucionario Moderno (PRM), y su narrativa mas bien tendrá que centrarse en los resultados y los cambios que experimentó la sociedad (la población) a partir de su asunción al poder. Un desafío incuestionable, pero hasta ahora se apela al «para continuar con el cambio» que identifica al candidato.
Al otro lado, está Leonel Fernández, presidente de la Fuerza del Pueblo que regresa para intentar un cuarto período, luego de sus tres administraciones mientras estuvo en el liderazgo del Partido de la Liberación Dominicana. En esta parcela defiende su primera participación en las grandes ligas de la política: Abel Martínez, alcalde exitoso de Santiago de los Caballeros, que personifica la novedad electoral para esos poco más de ocho millones de dominicanos que tendrán derecho a votar en el 2024.
La politóloga Egnis Caro Casanova, en una entrevista que se publica en esta edición, plantea una tesis sumamente interesante en esta coyuntura política. «Hay una sed social de ver cosas diferentes», reflexiona. «Y tenemos a candidatos que ya son conocidos de una forma u otra, por lo que deben de poner sus discursos a funcionar, hay una masa media más crítica, especialmente que está ansiosa de criticar y ponderar propuestas de verdad. Es exigente».
Caro Casanova vuelve sobre las características disímiles entre las elecciones que se avecinan a las que se celebraron en el 2020, bajo los terribles efectos de la pandemia del covid. Sobre este particular, además del alto índice en la abstención que se registró hace casi cuatro años, recuerda que el tema que enarboló en ese momento el candidato de la oposición fue el de la impunidad y corrupción, mientras que en estos tiempos destaca el conflicto con Haití y si la oposición se apura –dice la politóloga– se impone el tema de los precios de los alimentos. ¿Cómo se saciará la sed del elector que aspira a soluciones impostergables para combatir la crisis? El debate es un tema.