
Congreso y nueva Ley de Reglamento Electoral
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El Presidente Luis Abinader extendió la legislatura del Congreso Nacional hasta el próximo 15 de febrero, con la finalidad de que se pueda llegar a un consenso y se aprueben las modificaciones a la Ley de Reglamento Electoral 15-19.
La modificación de esa ley es un elemento de mucha importancia en estos momentos ya que se prevé un escenario electoral muy complicado en el 2024. Esa ley fue aprobada antes de las elecciones del 2020 en medio de un caldeado panorama, el partido de gobierno atravesando una grave situación interna y una oposición muy agresiva en contra de una administración que tenía 16 años dirigiendo el país. Por todo eso, dicha ley presenta limitaciones y muchos aspectos que no fueron tomados en consideración.
Todo el país espera una reforma a esa ley que pueda adecuarla a las actuales circunstancias y que incluya los aspectos que les faltan y las sanciones de lugar a los delitos electorales. Los congresistas de todos los partidos tienen la responsabilidad de ponerse de acuerdo para aprobar las modificaciones que ha propuesto la Junta Central Electoral, de manera que el proceso electivo que se desarrollará en el año 2024, y que podría implicar elecciones en febrero, en mayo y en junio, se realice con reglas justas y con posibilidades de ser aplicadas.
Existen varios aspectos que la Junta Central ha puesto como prioridades para ser incluidas entre las modificaciones a la Ley de Reglamento Electoral. En especial hay tres elementos que deben ser evaluados con sentido de justicia por nuestros legisladores: los límites de los recursos a ser usados en campaña y las sanciones de lugar, el transfuguismo y sus consecuencias, y la posibilidad de incluir el voto electrónico.
Los límites del uso de recursos es una necesidad pues eso garantiza que no haya desigualdad entre los candidatos, pero sobre todo pone limitaciones a que el dinero del narcotráfico pueda influir y decidir en el proceso electoral. En cuanto al transfuguismo, es vital que se le ponga límites y sanciones a los aspirantes que pierden una candidatura en un partido y luego se van a otro partido a buscar esa aspiración que perdieron. Se debe garantizar que el transfuguismo no sea una norma electoral y que, por lo tanto, reciba las sanciones de lugar.
En cuanto al voto electrónico es necesario evaluarlo con una perspectiva de futuro. El trauma de las elecciones municipales de febrero del 2020 no puede cegarnos en cuanto al modo de realizar las elecciones. Si bien es cierto que para el proceso del 2024 es imposible pensar en el voto electrónico, no puede legislarse en contra de la posibilidad de hacer elecciones con ese método. El mundo camina hacia la tecnología en todos los órdenes y existen muchos países que realizan con éxito elecciones con voto electrónico. Ante esta realidad, esperamos que los senadores y diputados sepan cumplir con su papel y aprueben las modificaciones de lugar.