
Populismo influye en ciudadanía
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El discurso de líderes populistas interviene en la orientación del ciudadano. La definición –más común– sobre el Populismo es «un conjunto de ideas políticas que apelan a las grandes masas sociales, caracterizadas por ser de difícil aplicación. Suelen ser medidas irreales que buscan persuadir a los electores». Siempre asociada a regímenes y formas de gobierno, sin embargo, la oposición también utiliza el populismo, aunque le llamen por otro nombre, oportunismo o demagogia.
El concepto de pueblo es central en la manera en que el político populista entiende la democracia. Su disertación populista construye al pueblo y las elites como polos opuestos. Sus discursos personifican los deseos y la dignidad del pueblo, con quien se comprometen a regresarle su poder y liberarlo del control que mantienen las élites políticas, económicas y sociales. Pero ese mismo concepto de pueblo, es uno de los más usados y abusados en la historia de la política, aduciendo su interés por el bien común, ¿pero el bien a quién realmente beneficiará, al pueblo o al político?
Esta construcción discursiva del bienestar del pueblo no representa a toda la sociedad, sino el sector excluido, estos lideres en muchos casos usan el pueblo –también– para descalificar y estigmatizar a las masas como peligrosas y que atentan contra la paz social, la seguridad ciudadana y la democracia.
Está claro que los líderes populistas pretenden no aceptar las reglas de juego, destrozar el orden institucional existente y reemplazarlo con un régimen que «supuestamente» no excluya al pueblo. A diferencia de los políticos sensatos que actúan convencidos de que no siempre estarán en el poder y trabajan por la institucionalidad, bienestar y unidad del pueblo.
Sin embargo, ya sea populismo, oportunismo o demagogia, en República Dominicana la oposición históricamente utiliza el discurso populista para quitar crédito al trabajo de quien administra el Estado –en algunos casos con suficiente base, en otro no–. En la actualidad el tema Anticipo, impuesto consignado en la ley 147-00, artículo 297 y carga con 1.5% las ventas de las sociedades jurídicas, y que fue aprobada el 27 de diciembre del año 2000, por el entonces Presidente Hipólito Mejía, tema que ha permitido a la oposición servirse con la cuchara grande opinando, en tiempo próximo a la campaña electoral.
Los candidatos de la oposición Leonel Fernández y Abel Martínez, ostentaron el poder junto al PLD y por 16 años aplicaron este impuesto y no hicieron nada por liberar al pueblo de éste, ahora lo ven como un castigo que no debe seguir cargando y atormentando al pueblo que dicen «querer y defender».
Fernández afirmó que «el sistema tributario tiene que ser progresivo y cobrar al que más tiene, por lo que se propone de llegar al poder en el 2024, eliminar este impuesto a las microempresas, ya que el Estado debe crear mecanismos que faciliten, pues no todos están al mismo nivel, y el tema impositivo tiene mucho que ver con esto».
En tanto, Martínez precisó que «hemos podido palpar las penurias que están pasando los microempresarios, los empresarios, emprendedores, que tienen que pagar el anticipo», «ahoga a las empresas y bloquea el desarrollo».
Como el Dr. Fernández no lo establece en su reciente campaña electoral, debemos recordar que fue presidente 2004-2012 y como se indicó, la ley de anticipos fue aprobada en diciembre 2000. El líder de la oposición tuvo mucho tiempo para pensar en la progresividad del sistema tributario y de las microempresas. En su período de ocho años la prioridad fue imponer reformas, seis (6) el total aprobadas y ninguna hizo referencia a eliminación del Anticipo.
Martínez fue legislador desde el 2002 hasta el 2016. Recientemente, el alcalde de Santiago introdujo un proyecto de ley con miras a eliminar el referido impuesto. Estos datos muestran que los líderes sufren de amnesia, tienen mejores ideas cuando están fuera del gobierno; cuando podían producir cambios beneficiosos para el pueblo vivían en burbujas o simplemente, hoy día, están desplegando el populismo opositor por todo lo alto.
Finalmente, si bien, los discursos populistas de los políticos esbozan una clara influencia en los programas políticos de décadas recientes, independientemente del partido que sea, es importante entender y analizar el populismo como conexiones históricas y actuales para emprender una actividad política que engaña y hace creer al pueblo que le preocupa su bienestar.