
Poner de moda la decencia
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Son tiempos globalizados, que trajeron como el agua del mar, todo lo bueno y todo lo malo, pero el comportamiento de reemplazar lo correcto por poner de moda lo antiético, el dinero por encima de todas las normas y el pragmatismo como retórica ante la normalización de prácticas como el transfuguismo o la alianza con personajes dudosos de moral, y hasta sentenciados por la justicia, para conseguir los votos, son prácticas deleznables, normalizadas por muchos actores en la política dominicana, y por eso, cada vez que leo los medios de comunicación, exclamo ¡Cuándo se pondrá de moda nuevamente la decencia!
Será que es cierto, que los políticos corruptos hicieron de la mediocridad una cultura, que el pueblo aprendió tanto a jugarle su juego, que ya ve como normal las conductas que debería sancionar y cuestionar a los personajes que utilizan un espacio tan incidente y público como la política, para convencer a las masas de que ya no es correcto ser correcto, que vender un doble discurso mientras se abrazan con cualquier ex convicto es lo natural.
¿Cuándo se volverá a poner de moda que el ciudadano reclame de verdad, al que se vende, y a los partidos que lo compran?
Es imposible que no dé vergüenza a los ciudadanos, y a los partidos políticos, optar por gente mal sana, que lleva a nuestros jóvenes, todos los días, un mensaje sistematizado y dirigido para que busquen la movilidad social lejos de la formación, y que se conviertan en el que logró tener dinero, sin esfuerzo y sin llevar las reglas de la sociedad.
Es una desdicha que en la República Dominicana los partidos mayoritarios no tengan percepción de riesgo cuando asocian su imagen de marca a personajes de dudosa reputación, porque saben que el votante no los castigará con el desprecio.
Estos tiempos con principios removidos, sustituidos por antivalores, al ver ingresos de dirigentes de todos los colores, saltando a otros partidos, y gente con reputación cuestionada, aparecer con figuras desde presidentes, funcionarios, hasta alcaldes pedáneos, vuelvo a preguntarme ¿Cuándo se pondrá nuevamente de moda la decencia?