Metamorfosis política: de la democracia a la antidemocracia en la esfera partidista
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Aquellas acciones trajeron consigo estas consecuencias. El Partido de la Liberación Dominicana (verde y morado) gobernó el país durante 20 años, logrando avances significativos en reformas estructurales en lo económico, social y judicial.
Sin embargo, la reforma al sistema electoral llegó con imperfecciones que impidieron su plena aplicación.
Hoy vemos cómo un partido que surgió desde la oposición con una supuesta superioridad moral ahora adopta prácticas antidemocráticas similares a las que criticaba en el PLD.
Esto deja en evidencia que los partidos políticos, una vez en el poder, a menudo atraviesan una metamorfosis kafkiana.
El PLD desde el poder contribuyó a la destrucción de un partido icónico para la democracia, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Las decisiones del Tribunal Superior Electoral (TSE) reflejaban que los intereses políticos inmediatos prevalecían sobre el fortalecimiento del sistema de partidos. Se creía entonces, como se cree ahora, que en política todo vale, y que el que está en el poder no puede ser derrotado. Esta concepción antidemocrática recuerda a regímenes superados.
El PRM, basándose en los errores del PLD, continúa cometiendo actos reprochables similares a los del partido anterior, a pesar de sus críticas pasadas. Parece que los políticos actúan por conveniencia más que por principios.
No creo que todo es posible desde el poder. Los verdaderos demócratas buscan dejar un legado, construir un país mejor del que recibieron. Si los líderes actuales creen que pueden seguir adelante con prácticas antidemocráticas, como acoger a senadores electos por partidos de oposición en sus propias filas, están sembrando semillas que eventualmente les explotarán desde adentro.
La historia nos enseña que los excesos de poder pueden llevar a la decadencia. Estas acciones antidemocráticas, como llevar candidatos electos por partidos de oposición a sus propias filas, son acciones que asemejan a Abinader a Maduro, Díaz-Canel y Ortega.
La democracia debe ser practicada para ser efectiva. Lo que estamos presenciando actualmente no refleja lo que debería ser una democracia auténtica.