Mercedes Sagredo, la compositora que se alimentó de la nostalgia
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En las listas de las canciones más populares de cualquiera de las décadas del siglo pasado, en cualquiera de los géneros de la música popular dominicana, aparecen poquísimas creaciones de compositoras, mujeres que hayan logrado superar o igualar a sus pares masculinos. En un arte que a lo largo del XX estuvo dominado por los compositores, saca discretamente la cabeza Mercedes Sagredo de Rincón, autora de Mi Quisqueya, por mucho su canción de mayor reconocimiento.
Sagredo enrumbó con su esposo, el poeta Frank Sánchez Reyes, viaje a Nueva York en 1929 y desde allí compuso la mayor parte de su obra. Una mujer de la socialité, considerada como «la primera compositora de categoría», dueña de una belleza admirable que ocasiolmente regresaba a su tierra natal en la Era de Trujillo. En estos días, el canal en YouTube del sello Ansonia Records estrenó la versión digital del elepé La cita (ALP 1274 – 1960), de la cantante panameña Sylvia DeGrasse, que incluye el porro Ponte la faja Francisco, un tema jocoso que manifiesta el buen sentido de humor que predominaba en la época.
Mercedes era una mujer de la alta sociedad, pianista y profesora, nació el 14 de febrero de 1911 y murió en Nueva York el 31 de agosto de 1998. Madre de Mariem Sánchez Sagredo, esposa del reconocido violinista dominicano Carlos Piantini, quien para principios de los años 1950 era solista concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional. Cada vez que viajaba al país traía sus nuevas creaciones para ponerlas a disposición de los artistas nacionales. Buscaba mantener el vínculo con los intérpretes que aspiraban afinar su próximo éxito radial, gracias a su gran talento que se puede apreciar a lo largo de su obra. Ovaciones y admirable prestigio logró con ese himno a la patria que fue Mi Quisqueya, grabado por la casa Víctor con una orquesta dirigida por Carlos Piantini en el teatro de Puerto Rico de Nueva York, y actualizado en 1979 en una vibrante versión de Wilfrido Vargas interpretada por el incomparable Sandy Reyes.
La canción-bolero dominaba en los años de mayor creación de la compositora. Volví se inscribe en este género, que se grabó una primera versión en los años 1950, y el bolero Imposible olvidarte, que también fue grabada por el maestro Alberto Socarrás, doctor en música y reconocido arreglista de Nueva York. En 1962, un LP que recoge Sus mejores interpretaciones, Sylvia DeGrasse se decanta con La solterona, otro de los temas de corte popular de su producción.
Sagredo esculpió su obra apegada a un estilo auténtico –raro en una compositora que tanto apelaba a lo popular, y de igual manera se aferraba al romanticismo y las formas estilizadas–. El merengue Por aguas del Ozama combina ambos aspectos, sobre todo la cadencia del ritmo nacional que tanto promocionó fuera del país. Cultivó la música y simultáneamente sacaba tiempo para involucrarse en actividades sociales y culturales en la Unión de Mujeres Americanas, la Alianza Interamericana Pro Defensa de las Américas o la Peruvian Society, organizaciones que en los años 1950 operaban en Nueva York, que desarrollaban una agenda de intercambio entre las naciones de América Latina.
«He continuado mi labor artística», informó Mercedes a su llegada al país en julio de 1958 en una entrevista con el periodista J. Leopoldo Franco publicada en el diario La Nación. «Ahora mismo traigo un bolero, como toda mi música, inspirado en mi tierra». Se refería a Nostalgia lejana, incluida en el EP Ritmos hispanoamericanos que grabó Lucha Montes y su Conjunto Típico en 1963 (Disco Sorpresa Fundador, 10.039). «Ay, como extraño mi patria querida/ De belleza sin par/ Ay, ay, ay que no hay nada más grande en la vida/ Como el suelo natal/ Ay, ay, ay como adoro su campo florido y su sol tropical/ Y el ranchito de yagua escondido en el fresco palmar». Con esas letras se puede apreciar la fuerte nostalgia que embargaba a la compositora, imaginando a la distancia el paraíso soñado de su tierra querida.
Con la Súper Orquesta Batey, en 1964 el inolvidable Alberto Beltrán rinde homenaje a lo mejor de la compositora. En los estudios de Montilla Records en Nueva York se instaló el gran intérprete dominicano, y produjo el elepé Beltrán canta los hits de Mercedes Sagredo, un trabajo singular y portentoso. Una vuelta a canciones emblemáticas: Mi Quisqueya, Ponte la faja Francisco, Imposible olvidarte y A Venezuela. El legendario Negrito del Batey honra con justicia otros temas esenciales, como Corazón de cristal, La dieta, Bien aconsejao, Si me has de faltar y Del burro al subway. En una carta al periódico El Caribe, fechada en abril de 1964, Sagredo afirma que «este disco ha tenido muy buena acogida de parte de los diversos públicos norteamericanos».
Mercedes Sagredo recibió la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, condecoración por parte del gobierno dominicano, un reconocimiento a sus aportes a la música, a su labor como profesora y a la promoción de la música nacional en el extranjero.
1 Comentario
Gypsy
Tuve la gran dicha de conocer a Doña Mercedes y escucharla tocar el piano y cantar “Del Burro al Subway”, merengue de su autoría. Esto fué en tertulias caseras en NY ya estando ella de edad avanzada. Me gustaría saber por qué emigraron ella y su esposo y nunca volvieron.