
Las clases inteligentes no se suicidan
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EL INDOMABLE. El amigo dirigente perremeísta, Guido Gómez Mazara, no tiene que pintárselas para llevar las rayas de indio caribe. Desde hace un tiempo venía cocinando, y sacó el plato del horno. Hace unas semanas lanzó su precandidatura presidencial por el oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM), y viene realizando algunas críticas –desde su perspectiva legítima o no– al gobierno del Presidente Luis Abinader, así como a la gestión de la dirección partidaria encabezada por los dirigentes José Ignacio Paliza y Carolina Mejía.
LISONJA E INTRIGA.- Desde antes de Maquiavelo, a quien le achacan todo lo malo, algunos políticos de toda especie hacen uso de la lisonja y de la intriga como arma mortal para obtener sus objetivos. En ese orden, con más de cortos que de perezosos, algunos dirigentes de la oposición empuñaron su machete, y jugando su rol y a la oportunidad, afilaron sus vivezas, y blandieron una táctica para su estrategia. Durante tres semanas consecutivas, el dirigente de la Fuerza del Pueblo (FP), Roberto Rosario, usualmente los sábados, desde la trinchera de Twitter, y en medio del coro ocasional de uno o dos dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, enunció portentosos elogios y validaciones –independientemente de lo que se piense de ellos– hacia el ahora noble y recto accionar de Guido, y, consternado, llamó al gobierno a no subestimar a ese gran activo del perremeísmo –algo cierto–, pero lo dijo tan genuino como la silicona.
Sin embargo, su táctica y estrategia fue tan sólida como al final resultó aquel banco. La idea de embriagar de lisonjas a Guido, para luego colmarlo de intrigas, y terminar haciendo daño al PRM y al gobierno, choca con ciertas realidades de la naturaleza del individuo. ¿Indomable? Sí. ¿Influenciable? No. Su carácter beligerante y contestatario, así como una innegable formación política, y esa dosis de lo que los norteamericanos llaman streetsmart, impiden que sea una veleta vapuleada por los vientos de sus adversarios políticos naturales. No hay que perderse, Guido Gómez Mazara tiene su propia agenda, y sentido de la historia. En su accionar político no se le ha visto «galloloqueando», y cuando toca, sabe ponerse a la altura.
A fin de cuentas, luce difícil figurarlo haciéndole un daño irreparable a su partido, o al gobierno que ayudó a ganar. Sabe que sus amigos, así como su presente y futuro políticos están íntimamente vinculados al PRM. Además, su olfato ha de indicarle que en el 2020, tras la implosión del denominado «neopeledeísmo» –en sus versiones verde y morada–, inició un nuevo ciclo político en República Dominicana, y que todavía se ignora quiénes serán los beneficiados de la recomposición de fuerzas sociopolíticas que ya se encuentra en curso. Si bien es cierto que el presidente Luis Abinader lleva el carril de adentro para un inminente y casi seguro segundo período, el 2028, y años subsiguientes, es un libro abierto con páginas a ser escritas.
VÁLVULA DE ESCAPE.- Y de ñapa… las ollas de presión dan buen cocina’o, pero sin válvula de escape explotan, y la magnitud del daño puede ser fatal. En todos los gobiernos de todos los países hay inconformes, unos pasivos, unos que se tornan en disidentes; los naturales de la oposición, y los propios de los partidos de gobierno, porque no hay lugar para todos. La oposición apuesta a que Guido sea explosión. Lejos de eso, resultaría todo lo contrario. Gómez Mazara es el hilo conductor que mantiene a los inconformes ligados a su partido, al gobierno, a la coalición oficial. Aunque el onirismo opositor pretenda, es cuesta arriba creer que puedan influenciarlo con lisonjas e intrigas… El PRM lo que debe hacer es respetarlo, y, Dios mediante, el tiempo y la historia pondrán todo en su lugar. Porque a fin de cuentas, las clases inteligentes no se suicidan.