Larga
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«Será una guerra larga y dura», así sentenció el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu recientemente durante una rueda de prensa, con relación a la guerra en Gaza que ya tiene dos meses. Hasta ahora el ejército israelí no ha podido descabezar a la cúpula militante del grupo terrorista Hamás. Las operaciones se intensifican y abarcarán desde ya los ataques a toda la zona comprendida de Gaza. El presente y futuro para el pueblo palestino es desolador.
Durante esa misma rueda de prensa Netanyahu fue increpado a gritos de familiares de rehenes que aun no se sabe de sus vidas, retenidos en Gaza. Llevaron carteles con fotografías y nombres de sus seres queridos.
En ese mismo tenor, el ministro de Defensa, Yoav Gallant dijo «que la guerra se lleva a cabo en múltiples frentes y que Israel está siendo atacada en siete sectores: Gaza, Yemen, Líbano, Siria, Judea y Samaria e Iraq».
Así de duro y largo es el sufrimiento de miles y miles de seres humanos en estos dos meses de una guerra cruenta y de un genocidio perpetrado por Israel bajo la justificación de pulverizar a los cabecillas de Hamás, artífices de la locura cometida aquel fatídico 7 de octubre. Es una guerra a distintos frentes, aunque dentro de un mismo lugar. Según el Ministerio de Salud de la franja controlado por Hamás. En los últimos datos obtenidos se cuenta que la cifra de muertos alcanza los 20,000. Una locura terrible. Indescriptible.
Como narra un reportaje publicado en El País, «dentro de todos esos muertos, 68 reporteros han muerto durante la ofensiva israelí en la Franja. Bajo la pesada losa de la violencia sin control, los informadores que cubren estos días la contienda en esa jaula a cielo abierto con 2.3 millones de habitantes tienen prioridad por encima del cumplimiento de su deber profesional. Muchos escaparon del norte hacia las zonas media y sur de enclave palestino, donde se refugian hacinados con familiares o conocidos. Buscar en medio de este infierno comida, agua o refugio es esencial para ya como informadores, conseguir transporte, mantener cargadas las baterías de los dispositivos electrónicos, lograr conectarse a internet para comunicarse o transmitir el material a los medios que van a publicarlo».
Así mismo, no es el único infierno que se vive desde hace tiempo, la guerra de Ucrania continúa desde hace año y medio y no se vislumbra visos de finalizar. Pero al parecer, pocos hablan de esta situación o creen que con otros temas que solapan, ya no existen situaciones que persisten. Incluso, ciertos medios de comunicación tradicionales ya no hablan de esta otra guerra. Mientras Zelenski continúa luchando para no perder apoyo económico de Estados Unidos y que esta guerra no caiga en el olvido.
En efecto, tampoco son los únicos infiernos que se viven en la actualidad, continúan: las caravanas de inmigrantes dispuestos a todo para llegar a Estados Unidos, la ingente cantidad de inmigrantes del otro lado del océano, esos que arriban en pateras a España desde puntos lejanos del África, esas almas que huyen de la cruenta guerra en ciertos países de Oriente Medio, dictaduras aberrantes en Corea del Norte, Cuba y Nicaragua, hambre y miseria en un mundo cada vez más retador y trepidante pero con millones de personas enfrentando duras batallas.