La incidencia de la victoria
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TRIUNFO.– El triunfo contundente y casi absoluto del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en las elecciones municipales del domingo pasado desarticuló pronósticos ajenos y propios. Superó las expectativas del oficialismo y dejó cortos algunos análisis que en lo colateral buscaban sacar lo bueno dentro de lo inevitable. Esto demuestra la importancia de las narrativas. Deben ser ingeniosas y cautivadoras, y no apartarse mucho de una realidad que las sustente. En su conjunto, la oposición creó expectativas para febrero que no pudo satisfacer; y ahora es difícil romper los efectos comunicacionales que la victoria del PRM supone. El «bandwagon», por ejemplo. Mucha gente tiende a identificarse con las opiniones mayoritarias como el vagón de un tren sigue a otro.
A esto añádasele la «espiral de silencio» que se forma en una parte de la ciudadanía que, para no sentirse ajena a la manada, si bien no coincide con la opinión mayoritaria, y no la expresa, se abstiene de promover la propia, lo que resta posicionamiento a las causas que asumen. De la mano del «priming electoral», esto produciría una bola de nieve en la opinión pública cuya influencia en la traducción a votos es fundamental. En términos prácticos, el PRM consolida su espacio como el principal partido del sistema, líder de un movimiento espontáneo y cíclico, de reorganización nacional de fuerzas sociopolíticas, lo que constituye un reto democrático e institucional para ese partido, para los demás actores y sobre todo para el país. Y lo sucedido en febrero luce extrapolarse a mayo…
LEGITIMIDAD. – Los comicios trajeron a luz algo importante: la abstención. Se estima rondó el 50%. Sobre esa base, algunas interpretaciones han sugerido que los cargos logrados por el PRM son estructural y representativamente débiles en clave socio-política, «ilegítimos». ¡Error! La legitimidad no depende de la cantidad de personas que no hayan votado, sino de las razones. Si la abstención es voluntaria, dentro de un ambiente republicano, democrático y liberal de garantías, como es República Dominicana, no se trata de ilegitimidad. Más bien desafección política.
La gente que quiso votar –que estaba interesada– votó, y votó mayoritariamente en una dirección. Quienes ganaron constituyen los legales y legítimos representantes de los electores participantes, sean veinte, treinta o un millón. Otra cosa sería si se hubiese impedido el voto persuasiva, coactiva o coercitivamente. En ese orden, no hay riesgos de inestabilidades mayores a los vaivenes comunes y propios del oficio para el que las nuevas autoridades fueron electas. Sin embargo, como país, debemos plantearnos las causas y reducción de esa gran abstención, que no necesariamente se expresaría en las congresuales y municipales de mayo…
COYUNTURA. – Ante el escenario, el oficialismo encara algunos retos dentro de los que se encuentran mantenerse humilde en la victoria y no utilizar la confianza del electorado para avasallar. Hasta el momento no ha habido señales de que esa sea su naturaleza, pero siempre es bueno prevenir. De igual forma, en cuanto al ejercicio de sus funciones, debe seguir haciéndolo con respeto, trasparencia, eficiencia y democracia, como hasta ahora. En lo político-electoral, continuar trabajando para sellar mayo, con posición igual o mejor a la de febrero.
Cuando se asumen correctamente, lo bueno de los triunfos mayoritarios es que permiten labrar y cosechar la unidad; y el presidente Abinader ha dicho que en su segundo mandato la buscaría. Siempre habrá oposición, pero dentro del respeto, la consideración y las concesiones mutuas se pueden orquestar y lograr puntos de una agenda país en común. De otro lado, urge a los partidos opositores replantear sus estrategias a fin de establecer cuál es el lugar que, juntos o separados, quieren ocupar en el escenario político nacional a mediano y largo plazo, y trabajar en la narrativa correspondiente. No creo les convenga centrarse en la crítica pura y dura, sino en una mezcla de señalamientos constructivos con rediseño estructural y de imagen institucional y comunicacional…