La foto del café que daría sentido y rumbo al rescate
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¿Estaremos ante un acuerdo electoral en desacuerdo? La alianza opositora se suponía como la unión de esos partidos para un objetivo político determinado, cuya ejecución sería de beneficio mutuo: llegar al gobierno en este 2024, probablemente (pues pudieran tener otros fines).
Las alianzas electorales tienen como propósito aumentar las posibilidades de triunfo de los partidos involucrados, pero sin confianza ni unidad es utópico pensar en un éxito.
La condición para formalizar una alianza es la afinidad de intereses y la posibilidad de sacar ventajas, como vencer al enemigo (partido en el poder) que de otro modo sería invencible. Aquí el «cada quien halando para su lado» no cobra sentido.
Las alianzas resultan de luchas tan importantes contra contrincantes comunes, que incluso pueden posponer temporalmente los conflictos existentes entre los aliados y hacerlos aceptar las restricciones que implica participar. Esto es lo que no ha sucedido con Alianza Rescate RD; no han depuesto sus armas los líderes Leonel Fernández y Danilo Medina.
Al partido oficialista no se le gana con tantas diatribas, incredulidad y escepticismo, y para muestra está el botón de las elecciones de febrero pasado. Por ejemplo, ¿qué le asegura a Omar Fernández que el peledeísta votará por él, si el PLD quizá considera que los de la Fuerza del Pueblo no apoyaron a Domingo Contreras? Esa desconfianza es nefasta, y así hay muchos casos en todo el país.
Hubiese dado mejor resultado ir unidos en todas las posiciones electivas. Ahora mismo, por citar un aspecto, a nivel presidencial sus militantes y simpatizantes están desconcertados en un panorama gris; incluso, el indeciso, todos se preguntan por doquier ¿Qué por fin hará esta gente para realmente ganar? (refiriéndose a los líderes de sus organizaciones políticas).
Una nueva derrota y en primera vuelta en las elecciones de mayo próximo es un derrocadero al cual se les ve dirigirse con ímpetu, sin excluir la escasa representación en el poder legislativo que lograrían.
Aparentemente la apuesta es a una segunda vuelta electoral. Los egos no les permiten plantearse de manera seria pactar para que en mayo sea fáctico el golpe de la alianza.
El dominicano no es muy de segundas vueltas; a la hora de votar, con la oposición en un panorama tan incierto, se decantan por quien intuyen lleva delantera, para que gane, en definitiva.
¿Qué se espera con ansias? La foto de Fernández y Medina tomándose un café. Eso le daría sentido y fuerza a la alianza tripartita; sin aspirar a un acto público con la presencia de ambos, que ya sería como llegar a la meca para un musulmán.
El encuentro entre ellos genera ilusión, gran expectativa y entusiasmo, no solo de candidatos a diputados y senadores, sino de los dirigentes y militantes que son quienes se tiran a las calles a buscar votos; también del ciudadano común que no se identifica con ningún partido.
Si a pesar de las diferencias del pasado, las bases del PLD y de la FP le ven a ellos conectados y consolidados, entonces sí transitan con mayor esmero el camino hacia un posible triunfo.
El tic tac del reloj no para… se les está haciendo tarde. Ya muchos tienen la greca lista y el fotógrafo está en «kiu», así que señores omnipotentes, háganles el honor, si es que quieren quedar parados (ni siquiera bien) en este torneo electoral.