
La fórmula salomónica de Balaguer en 1994
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La crisis poselectoral de 1994 se solucionó limitando las posibilidades de José Francisco Peña Gómez de alcanzar el poder.
En ese sentido, «se barajaron» varias fórmulas para solucionar la crisis en cuestión, entre ellas el 2 y 2, la cual consistía en que el presidente Balaguer gobernaría dos años más, y luego Peña Gómez dos años.
¿Era por «el empate» electoral? Según Balaguer hubo «un empate», lo que quería decir que los dos candidatos eran ganadores. Procedía, en consecuencia, repartir el poder con «una fórmula» salomónica.
Pero dicha fórmula fue rechazada por Peña Gómez, aunque todavía hay dirigentes del PRD o PRM, que entienden que tal rechazo fue un error estratégico.
Ahora bien, si el PRD y su candidato presidencial alegaban que hubo un fraude en las elecciones de 1994, no era ético aceptar una fórmula capciosa como la ofrecida por el gobernante de turno. Es que desde el punto de vista ético, el candidato perredeísta no debía aceptar aquella fórmula salomónica.
Desgraciadamente, las negociaciones llevadas a cabo para poner fin a la grave crisis poselectoral del año señalado, fueron pensadas para que Peña Gómez no llegara al poder, como afirma el historiador Bernardo Vega en un libro donde analiza la crisis política de 1994.
No obstante, Peña Gómez creyó que con el impedimento constitucional impuesto a Balaguer para no aspirar jamás a la Presidencia de la República, su camino al poder estaba allanado sin mayores inconvenientes.
Empero, no se sospechaba que el ducho gobernante tenía una carta oculta para dos años después, es decir en 1996, «hacer lo que nunca se había hecho», traicionando al candidato de su partido y apoyando al candidato presidencial de un partido opositor.
Finalmente, el principal ganancioso de la crisis de 1994 lo fue el presidente Balaguer, y el gran perdedor fue al que le cerraron la oportunidad de gobernar la República Dominicana, con la consigna: «El camino malo está cerrado… cerrado definitivamente».