
La arrogancia en los políticos
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Mi pasión por la política nace escuchando la voz de José Francisco Peña Gómez por Tribuna Democrática. Y a la vez creció mi admiración y respeto a la trayectoria de importantes hombres y mujeres que aportaron su granito de arena para la construcción de las libertades democráticas que exhibimos en la actualidad.
Cada tarde, en sus intervenciones radiofónicas, el doctor Peña Gómez se encargaba de presentar un informe detallado de la situación actual de la democracia en el mundo, pero en especial de la República Dominicana.
Es importante reconocer que el profesor Juan Bosch (según la Revista Rumbo) trajo ese estilo del exilio y aprovechó la hegemonía que tenía la radio para la época para educar a los dominicanos sobre la lucha de clase, utilizando términos como “Tutumpote”, “Los hijos de Machepa” y “Vehículos Pecuezo Largo” para referirse a los automóviles alta gama de la época.
El irrepetible Peña Gómez no solo nos enseñó a conocer a grandes líderes de la Internacional Socialista. Se encargó de reconocer la valía y entrega a favor de la democracia de hombres y mujeres del Partido Revolucionario Dominicano. Y eso lo hacía todo el tiempo a través de Tribuna Democrática.
Escuchando a Peña Gómez comencé a seguir la trayectoria de un joven Hatuey DeCamps, que para entonces dirigía la Juventud Revolucionaria Dominicana (JRD); a Winston Arnaud, Jacobo Majluta, Antonio Guzmán, Pedro Franco Badía, Vicente, Lorenzo y Sofía Sánchez Baret. El líder vivía orgulloso del talento de Fernando Mangual hijo y del ingeniero Ramón Alburquerque.
Decía que eran dos formidables técnicos que tenía el partido blanco para dirigir la Administración Pública. Esa promoción de Peña Gómez me provocó una admiración y respeto por muchos de ellos, incluyendo a la maestra Ivelisse Prats y por la doctora Milagros Ortiz Bosch. En mis 30 años de práctica periodística y como relacionador público solo he podido trabajar con la sobrina del profesor Bosch cuando dirigió la cartera educativa.
Del grupo mencionado más arriba, en la actualidad, el ingeniero Ramón Alburquerque es el único que busca la Presidencia de la República. Alburquerque es un hombre brillante. Muchos aseguran que tiene un conocimiento por encima del promedio de los políticos dominicanos. Alburquerque es la real enciclopedia humana.
Sin embargo, en 1998 se inmortalizó junto a una popular frase, que está patentizada en el vocabulario político dominicano. Seguro que el último fin de semana fue tendencia por haber abandonado abruptamente una entrevista en un famoso canal de televisión dominicano. El “sabio de Ramón Alburquerque” la inteligencia emocional lo traicionó. O quizás estaban de vacaciones como las musas de Serrat.