
La adicción, el monstruo provocado por los videojuegos
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Para el desarrollo de los medios de comunicación y su alcance, las nuevas tecnologías han sido una vía que representa un salto cuántico, ya todos han ido experimentando sus bondades, sobre todo para alcanzar a mayor número de sus audiencias, concienciar o llevar un mensaje en menos tiempo que salve vidas, pero también ha traído sus plagas, y que resultan altamente letales para los humanos, esos con una vulnerabilidad extrema a todo lo que le pueda causar daños.
En la actualidad, muchos padres deben estar enfocados en llevar sus hijos al psicólogo para evitar que se hagan más daño de la que se hacen diariamente con los videojuegos, y otros, han tenido que ingresar a sus familiares a centros de rehabilitación expertos en adicción porque están a tal grado que si ingerir alimentos o higienizarse representa robarle tiempo al videojuego, prefieren morir de inanición, y qué de decir de la interactividad, socialización y la empatía, que son de las primeras cualidades que suelen perder.
Esas nuevas tecnologías, instrumentos transmedias, tan fundamentales para garantizar el éxito de una estrategia de comunicación, de marketing, para los seres humanos ha traído serios perjuicios. Reseñas hay por doquier, y ya está encima el monstruo que representa la adicción de niños, hombres y mujeres a las redes sociales o los videojuegos, dos de los instrumentos que trajo consigo el desarrollo tecnológico.
Casi todos los hogares ya conocen de la problemática denominada adicción a los videojuegos, para que se tenga una idea de lo que abarca, en voz de la experta Alexandra Baruffati «consiste en la cantidad excesiva de energía, tiempo y dinero que una persona dedica o gasta para jugar videojuegos, ya sea en consola, PC, tabletas o smartphones».
Conforme a datos obtenidos del blog denominado Gitnux, la fuente Statista asegura «actualmente hay 3.240 millones de jugadores en el mundo”. ¿A usted en qué le perjudica o le beneficia? En que familiar o trabajador puede tener la práctica del videojuego en grado adictivo, y la Organización Mundial de la Salud, para el año 2019 ya consideraba el “Trastorno del Juego como una enfermedad mental».
Entonces no es tan “cool” o chévere que un padre o madre asigne un instrumento como tabletas, celulares o computadoras a sus hijos como vía alternativa de esparcimiento lúdico o de forma de interactuar con la tecnología. Esta acción debe ser supervisada para no provocar un daño letal a la psiquis, que para algunos degenera en altos niveles de depresión o de sedentarismo que los pueden conducir al suicidio, o a llevar una vida enferma, que afecta no solo a ellos, sino a todos en su entorno cercano.
Baruffati, en su análisis, explica que los adictos a los videojuegos pueden «sufrir consecuencias de salud, desde dolores de cabeza y fatiga visual hasta enfermedades graves como depresión, ansiedad y trastornos del sueño. El sedentarismo que causa la adicción a los videojuegos no solo afecta la vida social de quien la padece, sino también su economía y el rendimiento laboral/ escolar». ¿Esto te parece conocido a lo que le está aconteciendo a su hijo o hija, esposo, por ejemplo, no importa la edad?
Mientras más temprana sea la exposición hagan los padres a los niños, a mayor riesgo lo están adentrando. En la cotidianidad, en países como la República Dominicana, suele verse a padres o tutores asignar una tablet o celular como un método de disuasión de una conducta negativa, para tranquilizar al menor, como sustituto del chupete, o como un instrumento identificador de nivel social, pero no investigan el daño colateral que le están creando.
Las adicciones se extienden a los adultos, y las situaciones complejas van desde la falta de interés en realizar cualquier tarea que no esté relacionado con los videojuegos o las redes sociales, pasando por inapetencia por las actividades normales, depresión, ansiedad, sustitución del sexo por estas nuevas tecnologías.
En adultos se complica, porque son estos los responsables de guiar correctamente a los niños y jóvenes. Recientemente la terapeuta familiar Itania María explicó en su segmento en el programa radial A Diario, que la adicción a las redes sociales está trayendo problemas a ciertos matrimonios que llegan a la consulta.
En tanto que la psiquiatra Rosa Molina, en su blog Menteamente.com, explica que «el uso problemático de las redes sociales no está definido solamente por el número de horas que pasamos delante de ellas, sino por la repercusión que este uso tiene en la vida de la persona. Los criterios para definir el uso problemático de las redes sociales son cambios en el estado de ánimo motivados por el resultado de una publicación o por la opinión generada en otros usuarios; preocupación excesiva por el uso de las redes sociales o por la aceptación del contenido publicado; efecto de tolerancia (incremento del tiempo dedicado a las redes sociales para saciar la necesidad de conocer o estar informado)».
No obstante, entre los síntomas de abstinencia a redes sociales, los adultos pueden manifestar «irritabilidad o ansiedad que aparecen si el acceso no es posible o está limitado.
Recaídas en el uso (volver a hacer un uso excesivo de las redes sociales después de un período voluntario de abstinencia».
Sería importante que como ya es una problemática contundente también haya políticas estatales, además de globales, para prevenir esta afectación en los seres humanos.