Juan Pablo Duarte: hombre de fe y acción, ejemplo de honradez en el manejo de los recursos públicos
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En algunos sectores intelectuales y de la sociedad en general, se ha difundido la idea de que Juan Pablo Duarte fue un soñador iluso que simplemente aportó la idea de la independencia, pero que no hizo nada concreto para alcanzarla.
A pesar de esa imagen irreal que han querido vender sus detractores, Duarte fue un gran revolucionario, un hombre de gran fe y de un tremendo accionar político.
Si hacemos un breve recuento de algunas etapas de su vida como ideólogo, patriota y militar nos daremos cuenta de que, desde sus años mozos, Duarte fue un hombre de mucha acción y pragmatismo.
Recién llegado de sus estudios en Europa y siendo un joven de 21 años, toma la decisión de inscribirse en el ejército haitiano para recibir el servicio militar obligatorio, pues en su mente estaba prepararse para la lucha militar que se iba a librar en el proceso de liberar a su patria.
En 1838 da el paso de acción de mayor envergadura para el proyecto libertador que tenía en su mente: funda la Trinitaria. A eso unimos la creación y funcionamiento de las sociedades La Filantrópica y La Dramática, donde los trinitarios usaron de manera efectiva el drama como un mecanismo para impulsar las ideas de liberación.
Duarte, gran estratega y hombre de acción
Desde su primer exilio en Venezuela y más aún después que retornó al país cuando se logró la Independencia, Duarte siguió mostrando su coraje como hombre de acción. En Venezuela desarrolló amplias tareas y contactos en aras de conseguir recursos para la causa independentista.
Cuando retornó al país el 15 de marzo de 1844 y fue recibido como el Padre de la Patria, se integró de inmediato a la Junta Central Gubernativa con el rango de General de Brigada y Comandante del Departamento de Santo Domingo. Justo en ese momento se produce un acontecimiento militar en que Duarte muestra con mayor claridad su capacidad estratégica militar y su gran visión como hombre de acción.
Cuando las tropas dominicanas al mando del general Pedro Santana derrotan a los haitianos en Azua el 19 de marzo de 1844, se produce un hecho inexplicable desde el punto de vista militar: Santana a pesar de haber vencido y de haber podido aprovechar para liquidar lo que quedaba del ejército haitiano, decide retirarse hasta Baní, dejando que de nuevo los haitianos tomaran la ciudad de Azua.
Esta confusa y desacertada decisión del general Santana conllevó que la Junta Central Gubernativa enviara al general Juan Pablo Duarte al frente de una división del ejército dominicano para reforzar a Santana. Duarte sale al frente de un grupo de hombres hacia el sur y mientras las tropas de Santana están acantonadas en Baní, las del Padre de la Patria llegan más lejos y acampan en Sabana Buey, un lugar ubicado entre Baní y Azua.
De inmediato Duarte se reúne con Pedro Santana y le propone un plan para atacar a lo que queda del ejército haitiano en Azua, cerrarle el paso naval por la bahía de Ocoa de manera que se evitara su reorganización y que pudieran recibir comida y refuerzos, y así evitar un probable ataque a los dominicanos. Pero Santana se niega.
Duarte insiste en atacar el enemigo que está desorganizado, pero Santana se opone y se impone al Padre de la Patria porque la Junta Central Gubernativa estaba dirigida por uno de sus acólitos.
Rendición de Cuentas del General Juan Pablo Duarte: Un acto de honradez y honestidad ejemplar
Pese a tener la razón y para evitar una división en el naciente ejército, Duarte acata la decisión de la Junta Central Gubernativa y retorna a la ciudad de Santo Domingo. Al llegar realiza uno de los actos más puros y dignos de la historia dominicana, el cual debe servir de ejemplo para todas las generaciones de dominicanos.
El 12 de abril de 1844, Duarte hace un reporte económico al tesorero nacional Miguel Lavastida, de los mil pesos que le habían entregado para los gastos de él y sus tropas al marchar hacia Baní.
Sentando un precedente histórico de honestidad e integridad, en el reporte justifica punto por punto el gasto de 173 pesos y devuelve al estado la suma de 827 pesos que no había utilizado.
Leyeron bien eso: a Duarte le entregaron mil pesos para gastos de guerra con sus tropas, y al volver hizo el informe de que solo gastó 173 pesos y le devolvió al Estado dominicano los 827 restantes. Ese informe que reposa en los archivos de la Cámara de Cuentas es uno de los documentos más ejemplares de honestidad en la política.
Al valorar este hecho, el profesor José Joaquín Pérez Saviñón, ex presidente del Instituto Duartiano, afirma que el mismo «es un ejemplo de honestidad para todos los tiempos y para todos nuestros gobernantes».
Con esa acción de rendir un informe pormenorizado de todo el dinero que le fue entregado y de incluso devolver lo que no había utilizado, el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, mostró un grado de honestidad y de transparencia que marca un precedente en toda la historia política de nuestra nación.
Duarte, modelo y ejemplo para los jóvenes en la actualidad.
Hoy día, para los jóvenes preocupados por el presente y el futuro de nuestra nación, Duarte es un guía y estímulo para entregarse cada vez a la lucha por los mejores intereses del país que vivimos.
Cuando Duarte regresó de España tenía 20 años y ya estaba comprometido con la liberación de la patria. A los 21 años se enroló al ejército haitiano para aprender técnicas militares y luego combatirlo y derrotarlo.
Cuando en 1838 fundó la Trinitaria, Duarte tenía sólo 25 años. Cuando se logró la independencia tenía 31 años. Siempre fue un joven con gran sentido de lo que tenía por delante y de su compromiso social.
La población de la República Dominicana hoy día es mayoritariamente joven. De acuerdo al Fondo de Población de la Naciones Unidas, más del 50% de nuestro país es joven, es decir hablamos de entre 5 y 6 millones de jóvenes.
Hoy muchos jóvenes quedan deslumbrados por falsos modelos de éxito que les aseguran un supuesto ascenso social y económico, pero en el fondo lo que de verdad les garantizan es la derrota, la cárcel o la muerte.
Este es un momento histórico para que los jóvenes miren e imiten ejemplos de hombres y mujeres de bien. Es tiempo de sembrar valores en la juventud.
Decía el destacado científico Albert Einstein que «dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera». Los jóvenes de hoy deben buscar ejemplos de hombres y mujeres que en la historia de nuestra nación y del mundo han sembrado buenas acciones. Como lo hizo Juan Pablo Duarte con tanta dignidad y humildad.
En este año 2024, a 211 años de su nacimiento, Juan Pablo Duarte sigue siendo un ejemplo a seguir más que nunca cuando se están perdiendo lo valores y la sociedad está alejándose cada vez más y más del amor, de la solidaridad y del servicio a los demás.
Duarte es un gran ejemplo a seguir por todos los dominicanos y dominicanas que sienten amor por la patria, preocupación por su futuro y entrega por sus conciudadanos.
Duarte es un ejemplo por su honestidad como político y como manejador de los recursos públicos. Duarte es un ejemplo de hombre de fe pues todas sus acciones estaban fundamentadas en la profunda creencia al Dios Todopoderoso y a su voluntad.
Duarte es un ejemplo para que los jóvenes de este tiempo luchen por hacer que cada vez más y más la patria dominicana que él nos legó transite por senderos de amor, de esperanza, de armonía, de bienestar, de prosperidad, de felicidad, de justicia social y de plena libertad.
El ejemplo de Duarte siempre, siempre, siempre, debe estar presente en la juventud y en toda la población dominicana.