
La Policía, una historia que parece no termina
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La Policía es el título de la excelente exposición que aloja en estos días el Museo Memorial de la Resistencia, en la Zona Colonial. Investigación y museografía de la reconocida periodista Patricia Solano, La Policía es una exposición que muestra la historia del cuerpo policial dominicano y las distorsiones que definieron el tipo de institución represiva y corrupta que hemos tenido.
La exposición, con una interesante museografía y diseño que hace fácil y rápido el recorrido y comprensión de todo su contenido, tiene un uso profuso de fotografías y documentos históricos en los que se aprecia cómo ha sido utilizado este cuerpo para garantizar la permanencia en el poder de las dictaduras y el imperio de la impunidad.
Pero no solo la Policía ha sido un cuerpo represivo en gobiernos dictatoriales, sino que en plena democracia, han persistido prácticas criminales y corruptas, desapariciones, torturas, heridas y le ha costado la vida a miles de dominicanos.

Nunca se ha permitido la necesaria reforma policial
Desde la caída de la dictadura de Rafael Trujillo, la sociedad ha propugnado por una reforma policial que produzca cambios estructurales y convierta la «institución del orden» en una real fuerza civil, preventiva y de protección al ciudadano.
Según narra Patricia Solano, «cuando se pudo, cuando cayó la dictadura de Trujillo, y se pudo hacer un cambio que iniciara la reforma que la Policía necesitaba, Balaguer, dos días después que se va Ramfis Trujillo, dicta un decreto devolviendo la Policía a Interior y Cultos, que era como se llamaba entonces Interior y Policía. Parecía que era el inicio de la reforma policial. Pero cuando Balaguer dio ese paso, no le gustó a los jerarcas policiales. Se pusieron bravos, porque ellos sentían que eso les quitaba poder. Y Balaguer, complaciendo esa manifestación de disgusto, dos semanas más tarde, el 7 de diciembre (de 1961), dicta otro decreto que anulaba el del 22 de noviembre, y deja las cosas como estaban».
Con la complacencia de Balaguer a la cúpula militar se inició una historia que ha impedido que en la Policía haya una reforma que marque distancia con sus orígenes de cuerpo que surge con la ocupación militar norteamericana y se perfila con Trujillo en 1936 como sostén de la dictadura, con su oscuro manto de represión, crímenes e impunidad.

Y es precisamente hoy, cuando desde el Poder Ejecutivo se intenta cumplir con una demanda de la sociedad y una promesa de campaña, que esta exposición en el Museo Memorial de la Resitencia tiene mayor vigencia, pues ante la oposición de sectores, dentro y fuera del cuerpo policial, es de vital importancia que la sociedad comprenda el porqué nuestra institución es así, y porqué algunos se oponen rabiosamente a que cambie.
La exposición dedica un espacio a algunos crímenes de Estado ejecutados por la Policía, como el secuestro y desaparición del abogado Guido Gil, o los asesinatos de los dirigentes izquierdistas Amín Abel Hasbún, Homero Hernández, Otto Morales y del director del periódico Última Hora, ejecutados por agentes, que una vez consumados, eran premiados con ascensos.
Otro aspecto que destaca la muestra es la condición de víctimas de los agentes policiales, que en su mayoría provienen de las capas más pobres de la sociedad, y que realizan su trabajo con muy bajos salarios, sin derecho a sindicalizarse y sin ninguna garantía de retiro digno.

Como si la represión de la Policía no fuera suficiente
La exposición aborda también el tema de los cuerpos paramilitares, como La Banda Colorá, creada y dirigida por el general Enrique Pérez y Pérez, en 1971, durante la dictadura de Balaguer, grupo que persiguió, torturó y asesinó a cientos de jóvenes por razones políticas.
Tanto Trujillo como Balaguer usaron la Policía para perseguir a los opositores y perpetuarse en el poder, fortaleciendo una estructura a lo interno que no solo respondiera políticamente a sus intereses, sino que se establecieron como fuerza que la convierte en una fuente de poder y beneficios materiales a costa del Estado y la población.

Los recientes casos del asesinato, a manos de agentes policiales, de la pareja de religiosos que fueron emboscados en la autopista Duarte, o el de David de los Santos, torturado hasta provocarle la muerte, han atizado la demanda de una ciudadanía que solo ha conocido la policía creada por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos, y perfiladas por la tiranía trujillista, una institución que, a pesar de los avances en nuestra democracia, y en ella misma, aún adolece de males estructurales que solo una profunda reforma pueden desterrar.
Visitar esta importante exposición, ir acompañado de nuestros hijos y amigos, promoverla, es una manera de impulsar el cambio tan necesario y conveniente para la democracia nuestra.