
Gregorio Urbano Gilbert, gran patriota dominicano resaltado por Danilo Medina y Luis Abinader
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Gregorio Urbano Gilbert es un patriota dominicano y latinoamericano que tiene una dimensión muy especial. Con un valor fuera de serie, enfrentó la primera intervención de Estados Unidos a nuestra nación en 1916, fue a Nicaragua y se integró al ejército guerrillero de Augusto César Sandino para enfrentar la intervención militar de Estados Unidos a esa nación en 1927 y luego, en 1965, siendo un anciano de 66 años y enfermo, apoyó con firmeza al coronel Caamaño y a las tropas constitucionalistas para combatir la segunda intervención militar de Estados Unidos a la República Dominicana.
Con ese historial, la trascendencia patriótica de Gregorio Urbano Gilbert alcanza dimensiones muy elevadas. Sin embargo, durante mucho tiempo Gilbert fue un gran olvidado en la sociedad dominicana. Nunca se le había reconocido y valorado su dimensión de Héroe Nacional de dos pueblos de América Latina, la República Dominicana y Nicaragua. Por el contrario, hasta el 2019 era un desconocido, un simple panadero que caminaba por las calles de Ciudad Nueva lleno de un heroísmo sin precedentes, pero sin ser valorado en su justa dimensión. Y peor aún: muchas veces siendo maltratado y ultrajado de palabras y hasta de hechos.
Cuando Gilbert falleció, el 29 de noviembre de 1970, a su entierro asistieron pocas personas. El gobierno de entonces, presidido por el doctor Joaquín Balaguer, ni siquiera se dignó en enviar una delegación oficial, ni mucho menos se le rindieron honores especiales. Solo estuvieron presentes miembros de su familia, algunos historiadores, escasos profesores universitarios, y varios líderes y militantes de la izquierda revolucionaria de ese momento. Fue enterrado en el cementerio nacional de la avenida Máximo Gómez, pero muy pocos visitaban su tumba o sabían que él estaba allí. Hasta el punto que la única lápida que tenía su tumba, se la había colocado el gobierno de Nicaragua, y no el gobierno dominicano.
El rescate de Gilbert
A partir de febrero del 2019, las cosas cambiaron con la imagen y el ejemplo de ese Héroe Nacional. En esa fecha, por impulso del canal de televisión Señales TV y con apoyo de la ley de cine, se estrenó el documental Gilbert, héroe de dos pueblos, una producción cinematográfica donde se muestra la dimensión patriótica de Gilbert, se pide que sea declarado Héroe Nacional y que sus restos sean llevados al Panteón de la Patria.

A solo tres meses de estrenarse el documental, el 24 de mayo del 2019, justo un día antes de cumplirse el 121 aniversario del nacimiento de Gilbert, el Presidente Danilo Medina promulgó la ley 162-19, aprobada por el Congreso Nacional días antes, mediante la cual se consagra a Gregorio Urbano Gilbert como Héroe Nacional, se declara el 10 de enero de cada año como Día Nacional de Gilbert y se coloca su nombre al Puerto de San Pedro de Macorís. Lo único que no se incluyó en la ley fue el traslado de los restos de Gilbert al Panteón, pues eso debía hacerse con un decreto presidencial.
Eso pudo concretarse en enero del 2021, luego del cambio de gobierno en agosto del 2020. El Presidente Luis Abinader, demostrando un gran sentido y visión patriótica, emitió el decreto 8-21, del 11 de enero del 2021, ordenando el traslado de los restos de Gilbert al Panteón y formando una comisión para esos fines, presidida por la ministra de Cultura de entonces, doña Carmen Heredia.
Esa comisión hizo su amplio trabajo y concluyó el domingo 23 de mayo con un significativo acto, donde se depositaron los restos del Héroe Nacional, Gregorio Urbano Gilbert, en el Panteón de la Patria, en una cripta colocada justo debajo de los coroneles de abril, Francisco Alberto Caamaño Deñó y Rafael Tomás Fernández Domínguez. Desde ese día Gilbert, Héroe Nacional, héroe de dos pueblos, descansa para siempre en el Panteón de los Inmortales.
Una experiencia que me llena de orgullo patrio
Cuando en febrero del 2019 estrenamos en los cines dominicanos el documental Gilbert, héroe de dos pueblos, de inmediato iniciamos una campaña para lograr que el Congreso Nacional lo declarara Héroe Nacional y sus restos fueran trasladados al Panteón de la Patria.
Iniciamos un peregrinaje por la Cámara de Diputados y el Senado para convencer a los legisladores de tomar la decisión de elevar a Gilbert a la categoría de héroe. Varios legisladores nos apoyaron en esas gestiones, en especial la diputada Miriam Cabral, que asumió como suyo el proyecto, el diputado Fidel Santana, el diputado Radhamés Camacho y el extinto senador Reinaldo Pared Pérez, quien era presidente del Senado en ese entonces.
La ley fue aprobada a mediados de mayo y promulgada por el presidente Danilo Medina el 24 de ese mes. Después de la ley, solo faltaba que se hiciera un decreto para ordenar que los restos de Gilbert fueran trasladados al Panteón de la Patria.

De manera personal me acerqué al Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, mi amigo Flavio Darío Espinal, y visité al propio Presidente Medina, gestionando que se emitiera el decreto. En medio de esas gestiones, y cuando ya casi se iba a emitir a principios del año 2020, llegó la pandemia del coronavirus, el panorama de la nación cambió abruptamente y no se pudo lograr ese decreto antes de agosto del 2020.
Cuando el Presidente Luis Abinader asumió el poder en agosto del 2020, le hicimos llegar la solicitud de que ordenara que los restos de Gilbert fueran trasladados al Panteón de la Patria. Y el Presidente Abinader, mostrando un real y sincero patriotismo, emitió el decreto 8-21, ordenando el traslado de los restos de Gilbert al Panteón. Asimismo, nombró una comisión en la cual me honró designándome como coordinador. Esa es una decisión donde se muestra la gran vocación democrática de Abinader.
En esas funciones de coordinador de la comisión responsable de trasladar los restos de Gregorio Urbano Gilbert al Panteón, viví una hermosa experiencia que me llena de orgullo por siempre, y la cual me permito narrar para la amplia legión de lectores de País Político.
El día 3 de mayo del 2021, la comisión designada por el Presidente Abinader se trasladó a la tumba de Gilbert, ubicada en el cementerio de la avenida Máximo Gómez. Fuimos acompañados de Glenys Tavares y Renato Rimolí, los especialistas que dirigieron el proceso de exhumación de los restos. Durante todo el día se hicieron los trabajos para la exhumación y confirmación de que los restos a ser trasladados eran realmente los de Gilbert. Al final del proceso se colocaron en una urna especial y fueron cubiertos con una bandera nacional para ser trasladados al Museo Memorial de la Resistencia, donde descansarían hasta el momento en que se hiciera la ceremonia de traslado al Panteón.
Al momento de llevar la urna al vehículo del Ministerio de Cultura que lo llevaría al Museo de la Resistencia, dicho vehículo no había llegado al cementerio. Ya estábamos al final de la tarde y los miembros de la comisión que estábamos presentes decidimos que, para evitar que la noche nos cayera encima en el cementerio, debíamos utilizar uno de nuestros vehículos para hacer el traslado de los restos. Y ese honor recayó en mí.
Lleno de alegría, con lágrimas de emoción rodando en mis mejillas, con el corazón henchido de patriotismo, con el ejemplo de Gilbert cada vez más presente, me tocó llevar sus restos desde esa olvidada tumba del cementerio de la Máximo Gómez hasta un hermoso salón del Museo Memorial de la Resistencia, donde él descansaría por tres semanas, hasta que 20 días después, con los honores que le corresponden a un Héroe Nacional, fueron trasladados a una capilla especial en el Panteón de la Patria, donde siempre debió estar.