
Fanatismo político produce ofuscación
Comparte Este Artículo
¿Qué le pasa a la sociedad? ¿Qué le pasa al ser humano? El concepto simple de fanático lo define como quien es capaz de defender una creencia o una opinión con pasión exagerada, sin respetar la fe y sentires de los demás. Siempre he entendido los rasgos que distinguen el accionar de los fogosos religiosos o deportivos, no obstante, todavía con el paso de los años me cuesta mucho… y no atino a comprender a los apasionados políticos.
Estos rodeos y divagaciones sobre el fanatismo, dan vueltas en mi cabeza al observar los ataques que son víctimas tanto el Ministerio Público, «órgano responsable de formular e implementar la política del Estado contra la criminalidad, dirigida a prevenir, controlar, gestionar y perseguir los hechos punibles»; y más recientemente la Cámara de Cuentas por la publicación de auditorías aplicadas a exfuncionarios del Estado que dan como resultados la concusión de los fondos públicos. Embestidas que reciben, quienes no son fanático al realizar funciones públicas, sino que se acogen estrictamente a las atribuciones que competen a sus puestos.
Haciendo uso de la memoria y recabando archivos, me resulto difícil encontrar en el pasado a un Ministerio Público y una Cámara de Cuentas, «órgano constitucional de control externo de los recursos públicos del Estado, que examina las cuentas generales y particulares mediante auditorías, estudios e investigaciones especiales»; encauzados en realizar las labores que la Constitución y las leyes le facultan, lo que si he visto siempre y en especial hoy día, es que existen sectores moviendo los hilos para minar la credibilidad de las citadas instituciones, restándole credibilidad al o los procesos llevados a cabo, valiéndose de los «tontos útiles», que no son más que los fanáticos miembros o simpatizan de determinadas fuerzas políticos.
Esos fanáticos olvidan que son entes que pagan impuestos, que pueden exigir del Estado obras de infraestructuras, calidad en el servicio de salud, mejores hospitales, sistema educativo, eficacia de sus docentes, alimentación, vivienda y política social, etcétera, y que estas instancias -MP y CC-que quieren mancillar, hacen su principal función, custodian el buen uso que den sus funcionarios al dinero para que en el país exista un verdadero Estado de derecho e igual para todos.
Entender que quienes dirigieron el Estado en el pasado y algunos del presente tomaron y dilapidaron el dinero de este, como muestra están los procesos de investigación, sometimientos en la justicia y personas ya condenadas, lo que -a mi juicio- es una viva evidencia de la lucha contra la corrupción que lleva a cabo el Ministerio Público para defender los recursos del Estado. El dinero no nace en las ramas de los árboles, sino que es fruto del pago de impuestos de los ciudadanos; Por lo que esos entusiastas en lugar de ser «tontos útiles» de nuestros verdugos, lo que les corresponde es apoyar las acciones de los organismos encomendados a proteger los recursos públicos.
La apuesta del pasado a la desestabilización de los fanáticos políticos de hoy, a que se afecte todo y pescar en mar revuelto, enfrenta la resiliencia y determinación de ciudadanos que creen que esa traumática administración fue superada, que RD debe seguir avanzando y apostando a su institucionalidad. Están cometiendo un error al jugársela a que pueden maniobrar la mente de la ciudadanía y ponerla al servicio de quienes dieron uso particular o a su favor a los recursos del Estado. Al querer Jugársela todo a la actual coyuntura pintada por esos facinerosos, puede ser pulverizada por la voluntad política que muestran quienes administran el Ministerio Público y Cámara de Cuentas, dando esperanza, llevando a pensar que puede haber un mejor mañana para esta sociedad y diciendo con su accionar que se ventilan para el futuro de los y las dominicanos/as nuevos aires en la aplicación y administración de la justicia.