Escalada
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La jefa de la Unión Europea, Úrsula Von der Leyer, a raíz del ataque del grupo terrorista Hamás a la región sur de Israel, hace ya más de una semana, dio su apoyo irrestricto al primer ministro Benjamin Netanyahu en su primer encuentro formal y levantó una polvareda de críticas y comentarios entre colegas y ciudadanos de los 27 países que representa la Unión Europa. Un asunto que incidió en el cambio del discurso de la unión en el que ahora se le hace un llamado a Israel que «proteja la vida de los civiles en la Franja de Gaza» con miras a los amenazantes e inminentes ataques declarados por el gobierno israelí.
Luego de estas declaraciones del gobierno de Netanyahu, el desplazamiento de más de un millón de personas en la Franja de Gaza ha sido tremendo por la difícil situación del territorio sin luz, agua ni comida. Sumado a que la frontera sur con Egipto está cerrada, no se les permite el paso, y no irán al norte porque también es posible que los proyectiles del ejército hebreo caigan en esa frontera por la lucha contra el grupo armado Hezbolá que lidera la zona. El pueblo está cercado, no tienen dónde ir. No hay un lugar seguro. Solo muerte.
«El fantasma de la muerta planea sobre Gaza. Sin agua, luz, comida, ni medicinas, miles morirán. Así de claro», lo advirtió el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios y coordinador del Socorro de Emergencia de la ONU, Martín Griffiths. Casi la mitad de la población ha tenido que abandonar sus hogares dentro de una Franja de la que no se puede salir, según cálculos de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, que ve «probable» que la cifra aumente. El resto, otros cientos de miles de palestinos, escapan desde la semana pasada hacia el sur, a raíz del ultimátum israelí. La confusión, desesperación y angustia dominan la huida en medio de frecuentes bombardeos.
A todo este caos civil, militar y de muertes se une la visita de Anthony Blinken, en representación del gobierno norteamericano a Israel y realiza ciertas visitas de sondeo en cuanto a la ocupación militar. De hecho, el presidente Joe Biden, no está de acuerdo con la ocupación en Gaza y según algunos medios se plantea una posible visita a Israel, tratando de «frenar» una situación de explosión sin parangón. Sí, aunque usted no lo crea, ya tenemos otra guerra en el tablero mundial. En ese sentido, la operación militar israelí tiene como objetivo destruir por completo la capacidad de gobierno y militar de Hamás.
En ese sentido, la incursión de Hamás aquel 7 de octubre en Israel, un movimiento sunita surgido de la Hermandad Musulmana Internacional, solo fue posible gracias a la ayuda total del Irán chií, del que se han convertido en auxiliar, tanto mediante el suministro de materiales como por la impresionante preparación diseñada por los servicios de inteligencia de Teherán para una operación de esa magnitud. Esta situación entre israelíes y palestinos como dije en el pasado artículo es un conflicto de largas décadas, complejo y con muchas asperezas.
De su lado, la escritora Edith Bruck, judía, defiende a Israel y critica la locura cometida por Hamás en el kibutz. Teme, como todos, lo que pueda venir ahora «la sangre por la sangre, los efectos serán muy graves y durarán mucho tiempo. La venganza, la revancha, no sirven de nada, solo empeoran la situación».
Solo basta leer los periódicos, dar seguimiento a través de los medios y redes, las guerras son eso, inocentes que pierden la vida, caos, desesperación y destrucción desde los inicios de la humanidad, a la vez que se disparan los precios de la gasolina y la industria armamentística dispara su valor en bolsa.