
El trabajo en los tiempos de Siri, Alexa y ChatGPT
Comparte Este Artículo
En las elecciones municipales de Japón de hace unos años, se presentó a la alcaldía de Tama, una localidad de Tokio, un candidato muy particular llamado: Michihito Matsuda, un robot creado por empresarios del mundo tecnológico y que alcanzó el tercer puesto con algo más de cuatro mil votos. La historia de ese inusual aspirante la relata Andrés Oppenheimer en ¡Sálvese quien pueda!, su último libro, donde trata acerca de los desafíos y oportunidades que representa la automatización del trabajo.
Cuando se habla de robots imaginamos un mundo distópico en el futuro lejano, sin embargo la revolución de la robótica ya se está forjando. En su libro, Oppenheimer cuenta que ya hay robots sirviendo en hoteles japoneses, chefs robotizados que preparan deliciosos platos en restaurantes de California y Massachusetts, un algoritmo creado por The Washington Post, Heliograf, capaz de redactar en tiempo real y de manera simultánea 500 notas periodísticas acerca de política, finanzas y deportes.
La posibilidad de que los robots destruyan empleos en masa durante las próximas décadas, suele ser atajada con el argumento de que la inversión en esa tecnología es muy costosa y tarda mucho en ser amortizada. No obstante, las cifras desmienten este lugar común: En 2010 recuperar la inversión en un robot tardaba 5 años, en 2018 la tasa de retorno es de apenas un año.
Según un informe publicado en el sitio web del poderoso grupo financiero BlackRock la industria robótica se multiplicara por cuatro entre este año y el 2030. El costo promedio de un robot industrial ha disminuido en un 50% en los últimos 30 años y la densidad robótica (referido a la cantidad de robots por cada 10,000 trabajadores) aumentara en más de un 42% durante la próxima década, según ese mismo informe.
Si bien es cierto que se espera que con la automatización del trabajo se pierdan unos 75 millones de empleos en todo el mundo, también lo es que la irrupción de la inteligencia artificial en el mercado laboral creará 133 millones de nuevos puestos de trabajo, según un estudio del Foro Económico Mundial titulado: The future of jobs 2018.
De hecho, fruto del auge de la inteligencia artificial durante este año con el boom de ChatGPT y las demás aplicaciones de generación de imágenes y videos basados en esa tecnología, las acciones de Microsoft, NVIDIA, Apple y otras tecnológicas se dispararon a precios récords en la bolsa. En el segundo trimestre de este año el Índice Nasdaq 100 (que agrupa a las cien más grandes tecnológicas de Estados Unidos) se disparó considerablemente hasta alcanzar máximos históricos.
Al terminar la lectura del nuevo libro de Oppenheimer sentí curiosidad por saber cómo impactaría en nuestro país esta fascinante y, a la vez, preocupante cuestión, de inmediato le pedí a Siri que buscara información en Google sobre la robotización del trabajo en República Dominicana, el resultado que me presentó la adorable asistente virtual fue espeluznante.
Según proyecta el Banco Mundial, el 63% de los puestos de trabajo en el mercado dominicano peligran conforme se posicionan los robots como mano de obra eficiente y de muy bajo costo. Si a esto se agrega, que el empleo en República Dominicana además de informal, es precario, la transición hacia el mundo automatizado del futuro puede ser tortuosa para nuestra gente.
Basados en esta realidad, estamos a tiempo de diseñar una estrategia que convierta en gran oportunidad del futuro, esta silente amenaza presente. Lo primero debe ser crear las condiciones para que en la próxima década alcancemos una tasa de desempleo menor al 6% a través de la utilización de las remesas como capital productivo para estimular la pequeña y mediana empresa, además establecer las bases para que seamos la primera economía del conocimiento de toda la región por medio de alianzas público privadas en proyectos orientados al desarrollo de la inteligencia artificial y la biotecnología.
Todo esto debe basarse en una alta inversión pública en educación que convierta a la escuela nacional en la meca de la investigacion cientifica y tecnologica de toda la región, diseñando un modelo educativo que enseñe a nuestros alumnos a analizar y procesar datos, a trabajar con algoritmos complejos, a manejarse con destreza en el mundo de la robótica .
Si los políticos de este siglo intentamos comprender el mundo de hoy sin conocer a profundidad lo que traen consigo temas como el big data, la inteligencia artificial o la realidad aumentada, estaremos muy alejados del solio y cada día más cerca del mausoleo.