Democracia de baja calidad: ¿votamos por influencia o por propuestas?
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Virtudes Álvarez, una mujer dedicada a la lucha por los cambios sociales, nos alerta sobre la fragilidad de nuestra democracia, calificándola de «chuflay». Coincido con ella en que carecemos de una sólida estructura institucional.
Rosario Espinal, politóloga destacada, señala la alarmante falta de planes y propuestas durante la reciente campaña electoral municipal. ¿Qué mensaje enviamos al país cuando los candidatos no presentan soluciones concretas?
Domingo Contreras critica la irracionalidad del voto dominicano. ¿Acaso votamos con conciencia o nos dejamos llevar por impulsos superficiales?
El próximo domingo, más de 8 millones de personas tendrán la oportunidad de elegir líderes con verdaderos proyectos y propuestas. Sin embargo, las estadísticas revelan una preocupante apatía ciudadana en estos procesos electorales.
Los problemas persistentes, como los tapones, la inseguridad y el drenaje pluvial, continúan afectando a nuestras ciudades principales. ¿Qué tipo de liderazgo necesitamos para enfrentar estas crisis?
Es lamentable que la simpatía y la «logística» sean más determinantes que la capacidad y la integridad en nuestras elecciones. ¿Acaso debemos seguir permitiendo que los «influencers» dicten nuestras decisiones democráticas?
Es hora de exigir un cambio. Necesitamos una democracia que priorice el bienestar de todos los ciudadanos y no se vea influenciada por intereses superficiales. Es hora de votar con conciencia y responsabilidad.
Es hora de votar con conciencia y responsabilidad. Según la Junta Central Electoral (JCE), el padrón electoral cuenta con ocho millones de electores: 8 millones 118 mil 214, para ser exactos.
Los votantes tienen el reto de escoger lo mejor, lo idóneo para administrar los ayuntamientos con planes y proyectos favor de la buena gobernanza municipal.
Entendemos que la mejor ofrenda a Juan Pablo Duarte, considerado el primer municipalista del país, es votar de forma consciente.
No podemos seguir echando nuestro voto y entregando el destino de nuestras ciudades en bucaneros y filibusteros municipales.