1984
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Esa Semana Santa nos quedamos en San Carlos. Tradicionalmente, viajábamos a la provincia de Hato Mayor del Rey. Trabajábamos con un tío alguacil del Juzgado de Paz de la Quinta Circunscripción del Distrito Nacional, que todavía sigue ubicado en la calle Ramón Cáceres del ensanche La Fe.
La semana pasada, el Clan Castillo, compuesto por el jurista Marino Vinicio Castillo (Vincho) y sus hijos, junto a una reducida delegación de la Fuerza Nacional Progresista, alertaban al país y «a la comunidad internacional» de «un plan macabro» de la cúpula del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), antiguo aliado. El plan busca una reedición de la «poblada de abril de 1984», que dejó cientos de muertos, inestabilidad social y económica con la posterior pérdida del poder del entonces presidente Salvador Jorge Blanco y el glorioso Partido Revolucionario Dominicano.
La semana pasada se generó una interesante discusión en «El matutino del país», del Canal 6, cuando uno de los conductores afirmó que «la poblada», bautizada así por el profesor Juan Bosch; había sido un movimiento espontáneo de la población. Falso de toda falsedad. Y Joaquín Balaguer fue más beneficiado.
El lunes 23 de abril concluía el feriado de la Semana Mayor, durante esas celebraciones, entró en vigencia un plan de austeridad, recomendado por el Fondo Monetario Internacional para reducir el impacto de un déficit gubernamental y una espiral inflacionaria que afectó directamente la canasta familiar. El movimiento no fue nada espontáneo.
Recuerdo que ese lunes, llegamos tempranos a nuestro trabajo de escribiente del tío alguacil, cuya oficina quedaba en la calle Peña Batlle, número 34, de Villa Juana, frente a la escuela República Dominicana. La radio noticiosa comenzó a reportar en directo, movilizaciones en la capital, que incluía el encendido de neumáticos. La capital comenzó alborotarse. Se iniciaron enfrentamientos entre agentes policiales y manifestantes.
No fue un movimiento espontáneo. Se activaron los comités de lucha popular con el apoyo de la curia católica que apoya la Teología de la Liberación, aglutinados en los comités de la Iglesia de Base, que tanto molestaba a la franja conservadora de la Iglesia de San Pedro.
Resultado: más de 500 muertos, saqueos, inestabilidad social, pérdida de un gobierno y el procesamiento a la justicia del primer presidente elegido democráticamente después de la muerte de Trujillo. La poblada de abril del 1984, siempre activa una alerta en los organismos de inteligencia del Estado. Es normal. Un aprendizaje: abril siempre es un termómetro interesante para determinar si un gobierno cuenta con apoyo popular. Este domingo, el encargado de la carnicería de una tienda de la avenida Duarte me preguntó: «Maestro, ¿qué dice la gente en la calle?». Respondí: que la comida está cara…