
Dembow como adormecimiento social
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Es una pena que la música, una expresión tan hermosa y espontánea producida por el ser humano, en países donde existen altos indicadores de pobreza como la República Dominicana, sea utilizada para el condicionamiento social y político de los jóvenes, a través del dembow con malas letras.
Antes, perseguían a los jóvenes por sus posturas políticas y cuestionadoras, ahora no tienen que invertir en bala y persecución, los adormecen con música basura y alienante.
Es la suerte de América Latina. El dembow, que es un ritmo como cualquier otro, y que es una expresión popular, nacida en las entrañas de la marginalidad, lo convierten, sin que sus públicos objetivos se enteren, en un arma política de adoctrinamiento, condicionamiento y adormecimiento social.
En la actualidad ya no tienen que perseguir a los jóvenes por sus ideas contestatarias, los van enajenando con unas letras sin mucho esfuerzo creativo y llevando a una «desesperanza aprendida», que los programa para que crean, que no deben adquirir movilidad social con esfuerzo, porque el narcotraficante o quien le lava su dinero, no tuvo que hacer esos esfuerzos y goza de prosperidad económica sin tanto afán.
Es un condicionamiento social y político, porque el joven nacido en las entrañas de la miseria pierde toda motivación de seguir los valores positivos, y se vuelca a desplazarlos, quedando sin orientación estatal ni familiar, a expensas de la dirección de los que le venden que solo debe ganar dinero y notoriedad.
Entonces, no hay que encarcelarlos como era una práctica antidemocrática durante los años 70 y 80, cuando en los centros educativos enviaban escuadrones a tirotearlos. Ahora, a esos que podrían ser útiles a la sociedad le limitan el crecimiento, convirtiendo a La 42, calle popular del país, en un centro de reunión y encuentro con personajes que utilizan como anzuelo. Ahí está ahora el centro que lleva a muchos de estos a no pensar, y solo querer imitar el antivalor, seguirlo incondicionalmente, y hasta a hacer movimientos parecidos a los de los primates, sin ninguna reflexión.
El dembow de mala calidad es el arma política contra los jóvenes.