
A las puertas de un Año Nuevo
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Termina un nuevo año. Inicia un Año Nuevo. Ocasión oportuna para pasar balance y prepararnos para un futuro impredecible, porque no puede ser de otra manera. El balance de estos doce meses que pasan al pasado tienen un peso específico en cada uno de nosotros que conformamos eso que nos legaron como Nación. Hay razones para agradecer todo aquello que devino en fortuna y hasta de los infortunios que suelen dificultar la cotidianidad individual o colectiva.
La Humanidad está constantemente en amenaza, una amenaza impredecible por los efectos cada vez más inclementes provocados por el cambio climático, pero también por el capricho de la clase gobernante, a ratos irresponsable, egocéntrica, insaciable y desmedida. Todo ello vale para las razones que desataron, por ejemplo, la invasión de Rusia contra Ucrania. Pero miremos más cerca de nosotros: el intento de autogolpe del presidente del Perú, Pedro Castillo –afortunadamente sofocado por la fuerza constitucional e institucional de los poderes fácticos–, o lo que está sucediendo en El Salvador bajo el régimen de Nayib Bukele que se salta olímpicamente las leyes para acomodar a su antojo sus polémicas decisiones ejecutivas.
En este hemisferio, en esa gran nación que juega al papel de árbitro frente al resto de las repúblicas, fuimos testigos en la era del trumpismo de un intento por desconocer los resultados de las elecciones de noviembre del 2019, cuando el 6 de enero del 2020 una turba fanática de Donald Trump atacó el Capitolio, incitada para que impidiera la certificación del triunfo de Joe Biden. Un hecho inaudito en la historia política de los Estados Unidos. El mundo observó con incredulidad este episodio que, indudablemente, nos confirmaba que estamos viviendo tiempos –políticos– inéditos.
Pero aún más cerca de nosotros, Haití se sigue hundiendo en el lodo de la delincuencia, la pobreza, la falta de institucionalidad y el desorden. Un vecino que no termina de encontrar la puerta hacia el desarrollo, el crecimiento y el despegue de la estabilidad que pueda permitirle a su gente echar raíces y generar riquezas en su suelo. Una situación que impacta de manera directa en Dominicana. Y en otras partes del mundo.
El 2023 será para nosotros un año preelectoral. El país todavía no se sobrepone del todo de un proselitismo que no ha tomado pausa desde las elecciones del 2020. Organismos internacionales pronostican que la economía seguirá apretando. Ha sido el talón de Aquiles del Presidente Luis Abinader y todo presidente que asumió en la post pandemia. A las puertas del Año Nuevo, los dominicanos seguirán levantándose cada día con el arrojo que le caracteriza, para echar adelante a los suyos y al mismo tiempo al país. Debemos recobrarnos, en cuanto antes.