
A Abel no le pasa nada
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Hace varios meses (edición #51 de País Político) escribí que la depresión que ya mostraba la candidatura de Abel Martínez, candidato-precandidato del Partido de la Liberación Dominicana era una mala señal para un aspirante presidencial a mitad de camino a los comicios.
Las cosas no han hecho más que empeorar, no solo con renuncias claves como la de su jefe de campaña, Francisco Javier García, quien luego se quejaría públicamente de que la campaña de Abel tenía tantos problemas que le quitaban el sueño. «A veces me despertaba a las 3 de la mañana y no podía conciliar el sueño bien porque decía «nosotros debemos corregir algunos problemas que tenemos», reconocería el exitoso jefe de campaña peledeísta.
Si alguna duda quedaba del descalabro que desde afuera se advertía en la campaña del fogoso alcalde de Santiago, ahora no quedaban dudas, pues de lo dicho por García se desprende que la de Abel es una campaña que no arranca ni siquiera teniendo el empuje de un partido como el PLD, con una estructura y una experiencia únicas, a pesar de la debacle que ha vivido desde su división preelectoral y los procesos judiciales que encaran figuras claves de los gobiernos morados, sigue siendo una marca poderosa.
Ahora le renuncia su asesor político, Jorge Lendeborg, y lo dicho por él viene a reforzar lo que dijo Francisco Javier: «es difícil e inaceptable poder trabajar con un aspirante que a la misma vez viene ejerciendo como su propio jefe de campaña»
En las redes sociales, que han devenido en una herramienta al margen de las encuestas para medir la temperatura de un candidato, se ha hablado hasta de la necesidad de que el PLD pacte alianza con Leonel Fernández, como única opción para derrotar al gobernante Partido Revolucionario Moderno y la casi segura candidatura reeleccionista de Luis Abinader.
Pareciera que a la candidatura de Abel no le pasa nada, no hay nada que haga que impacte a la opinión pública y menos al electorado que no sea, precisamente, la cantidad de figuras emblemáticas del PLD que han renunciado desde que ganó cómodamente la nominación en la «consulta» del 16 de octubre del año pasado. Y no es que le hayan faltado ganas. ¡Es que el hombre no prende!
Eso ha resultado beneficioso a las aspiraciones de Leonel Fernández a regresar al Palacio Nacional. Y como es natural, en las encuestas de los últimos meses, mientras Abel baja en las preferencias, Leonel ha subido.
Crece la percepción de que Abel es un candidato de tercera. Su campaña sigue en lo mismo. Por eso en el PLD -y afuera también- persiste la idea de que, como dice la vieja Fefa en un pimentoso merengue, «o te menea, o te apea». ¡Y eso si es peligroso para una candidatura en construcción!