La política es pura comunicación
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Desde los inicios de la humanidad el hombre busca formas de transmitir sus pensamientos, emociones e ideas. La comunicación como proceso de transferencia de mensajes va más allá de la simple palabra, implica escuchar, comprender, crear significados y construir una perspectiva que ennoblecen la población.
Umberto Eco decía que «la comunicación muestra de forma sistemática el proceso de descodificación de un mensaje que parte de un emisor para ser recibido por un receptor que retroalimenta el proceso de comunicación». Es que los seres humanos no sólo intercambian información, percepciones y emociones, sino también comparte datos, hechos, experiencias y sentimientos.
Crear noticias propositivas que trasciendan la trivialidad y fomenten la comprensión se hace necesario. La comunicación y política van de la mano, no es posible hacer política sin la presencia de la comunicación. La política, en cambio, requiere de un liderazgo comprometido, constructivo, dispuesto a abrazar la diversidad de opiniones para trabajar por el bienestar común. Los candidatos utilizan la comunicación para transmitir sus ideas y propuestas de trabajo a la ciudadanía.
La comunicación política fortalece la democracia, favoreciendo la participación motivada de la ciudadanía en los procesos electorales. Los líderes políticos deben tener habilidad y capacidad de escucha, comunicar con efectividad sus mensajes y entender las preocupaciones de la sociedad, esto permitirá fraguar un camino justo y sostenible para la colectividad en el futuro.
La política es pura comunicación, decía Javier del Rey Morato «que la comunicación política no es la política, pero la política se produce en la comunicación política». Los políticos deberán utilizar la comunicación para emitir sus mensajes, transmitir sus símbolos y doctrinas al electorado, construir una imagen pública y establecer relaciones con otros actores políticos.
Los candidatos precisan comunicar sus ideas y propuestas a los votantes, y la ciudadanía demanda ser escuchada, formarse una opinión sobre los asuntos políticos y saber quién le representa. En ese sentido, la comunicación constituye una herramienta determinante para los políticos influir en la opinión pública, informar y persuadir al elector, a fin de que apoyen sus ideas, programa de trabajo, se movilicen y participen en el proceso político-electoral en torno a estos.
En ese proceso, la construcción de la identidad política es un aspecto crucial de la relación entre comunicación y política. Los individuos se identifican con ciertos valores, símbolos partidarios, candidatos o líderes a través de la comunicación. La retórica política, la imagen de los líderes y la narrativa partidista son instrumentos básicos para la formación de estas identidades políticas.
Hoy día no podemos hablar de política, sin la intervención de medios de comunicación y redes sociales, sin esto no se logra la proyección del candidato y el partido. La intersección entre la comunicación y política permite la democratización de la comunicación política, consintiendo a los ciudadanos participar activamente en político. Y es que la comunicación y política son conceptos que están angostamente relacionados.
En toda sociedad existe una parte –importante– de la población que no se interesa por la política y las elecciones. Y a la hora de votar lo hace por un candidato o partido sin conocer el programa de trabajo que pretende aplicar de ser electo, simplemente elige el nombre de alguien que le quedó grabado en su mente fruto de la campaña política electoral popularizada en los medios de comunicación y redes sociales.
La reproducción de los mensajes políticos en medios de comunicación y redes sociales apelan a tocar la mente, el corazón del electorado, para que apadrine y ampare la propuesta de programa de trabajo que aplicaría el candidato de ser elegido.
Y aunque la política moderna está marcada por la polarización, fragmentación, simplificación excesiva del mensaje reduciendo grandes ideas a simples caricaturas y una comunicación política amenazada por la superficialidad, confrontación, desinformación que amenaza la posibilidad de un diálogo constructivo. Una comunicación bien dirigida trascienda y fomente la comprensión profunda, mientras la política necesita un liderazgo comprometido, honesto y dispuesto a abrazar la diversidad de opiniones.
Comunicación y política son esenciales para cualquier democracia, permiten que ciudadanos y líderes intercambien ideas y tomen decisiones bien informados sobre asuntos de interés común, ayudan a organizar el Estado y desarrollar sus potencialidades políticas.