Votar por Miguel Vargas
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La decisión del votante dominicano en mayo se mueve en base a dos criterios: la valoración de la gestión de Abinader o la ponderación de las calidades de los candidatos que tercian en el presente torneo electoral.
No voy a repetir lo que pienso sobre la administración que hace la coalición oficialista encabezada por Participación Ciudadana y el PRM. Reiterar mi convicción de que al gobierno le ha quedado grande el tema de la delincuencia y que el crimen organizado se adueña de nuestras calles, infundiendo terror entre la ciudadanía, es llover sobre mojado. Tampoco vale la pena resaltar el desplome estrepitoso del sistema educativo nacional, ni las condiciones críticas de la salud pública.
Mucho menos tiene sentido, traer a colación el dato de que por primera vez desde la administración de Hipólito Mejia, los dominicanos pagamos más por concepto de interés de la deuda pública (3% del PIB), que lo que se invierte como gasto de capital por parte del gobierno (1.6% del PIB).
En vez de hablar de la lamentable situación de retroceso y deterioro en que ha sumido a la República Dominicana, la incapacidad manifiesta de Luis Abinader y sus socios de Palacio y de la vergüenza nacional que representa el hecho de que los únicos políticos dominicanos condenados en Estados Unidos por narcotráfico sean altos dirigentes electos del PRM (Yamil Abreu y el diputado Gutiérrez), ambos con una participación estelar en la campaña electoral de Abinader del 2020, prefiero enfocarme en motivar mi voto para las presidenciales del 19 de mayo.
Al hacer un repaso por las opciones alternativas al gobernante de turno, aunque cada uno de ellos tiene valores importantes que ofrecerle al electorado dominicano (Abel Martinez, eficiencia y audacia; Leonel Fernandez, experiencia y visión; Roque Espaillat, determinación y coraje) el único líder político dominicano que reúne todas las cualidades necesarias para sacar al país de la calamitosa situación en que se encuentra es Miguel Vargas Maldonado.
El presidente del Partido Revolucionario Dominicano es el mejor ministro de Relaciones Exteriores de nuestra historia, con una fructífera gestión al frente del Ministerio de Obras Públicas. Miguel Vargas tiene el extraño mérito de haber sido el mejor funcionario de un pésimo gobierno (el de Hipólito Mejía) y el mejor ministro de una excelente administración (la de Danilo Medina).
Rara vez un hombre exitoso en el sector privado repite la hazaña en el manejo del Estado. Por el contrario, la historia está repleta de casos en los que el empresario próspero que decide entrar en la actividad política fracasa como gobernante o funcionario. Vargas Maldonado es el único político dominicano con una fructífera obra tanto en lo público, como en lo privado.
A la eficiencia demostrada por Vargas como funcionario público, a su éxito en el sector de la construcción y su característica prudencia que me conducen a pensar en él como el presidente que este país necesita para salir del atolladero en que lo tiene metido la actual administración, hay que sumar las cualidades que lo identifican como la alternativa para el 2024: resiliencia y templanza.
Miguel prefiere enfocarse en trabajar por las ideas en las que cree y en ejercer la política de manera propositiva, a tal punto que, hasta el día de hoy, no se conoce una sola declaración suya que pueda interpretarse como hiriente u ofensiva contra sus adversarios.
Lo más admirable de este extraordinario ser humano es que, en vez de lamentar los daños ocasionados por los dardos envenenados que a menudo le lanzan o de victimizarse por la intensa y extensa campaña de descrédito que busca desfigurar su imagen pública (no sin cierto éxito), persevera en el objetivo de ver cristalizada su visión de país convirtiendo cada adversidad que enfrenta en un peldaño más hacia la cima. Con esa actitud pone de manifiesto que es un hombre resiliente, que no se amilana ante nada, ni nadie.
Vistas todas las virtudes que adornan a Miguel Vargas, pienso que el próximo 19 de mayo los dominicanos de bien podemos confiar en que sus manos son las más firmes y seguras para conducir el barco de la nación.
En esta que es, muy probablemente mi última elección como militante del Partido Revolucionario Dominicano, votaré por Miguel Vargas Maldonado para que sea el jefe del Estado dominicano hasta 2028, por lo menos, confiado en que con su acostumbrada sabiduría, entereza y capacidad sabrá darle a la República Dominicana un rumbo distinto.