
Rafa Rosario prepara una boda «bomba» para su hija Chantal
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Los Hermanos Rosario, más allá de una agrupación artística parece una tribu. No importa de quién seas hijo o quién está del otro lado del apellido. Si es Rosario, pertenecen al clan. Eso se evidencia en el amor, en la alegría y en el dolor. Siempre están juntos. Son una estirpe con tradición y memoria, podrían ser una de las enumeradas estirpes narradas en Cien años de Soledad, por García Márquez. Estirpes señoriales y caribeñas que representan historias dignas de contar.
Hicimos estas reflexiones mientras mirábamos las caras y los rasgos físicos de la mayoría de los invitados a la boda de Chantal del Rosario, la pequeña hija Rafa, líder y guía de la afamada orquesta de Los Hermanos Rosario. Ellos de alma grande, se miran, sonríen, se abrazan, bailan, cantan y poco dicen con palabras. Todo lo expresan en su estilo de ser juntos.
Hermosísimo el salón donde se celebró la recepción de Chantal y Darío. Ya habían contraído nupcias religiosa y civil en la tarde del sábado 20 de mayo.
Tal vez estaba Reik cantando en el Palacio de los deportes “Creo en ti” en el momento en que a ellos les tocaba darse el beso -confirmatorio ante los invitados de su amor y devoción.
Mientras el público coreaba a Reik con estas estrofas, ellos se miraban y decían sin hablar:
«…Piel con piel
El corazón se me desarma
Me haces bien
Enciendes luces en mi alma
Creo en ti
Y en este amor
Que me ha vuelto indestructible».
La noche es un espasmo colectivo de emociones. A Rafa se le ve hospitalario y nervioso. Quiere asegurarse de que todo esté correcto y que todos estén bien servidos. Mientras Chantal y Darío se hacen fotos principalmente con sus compañeros más cercanos de la escuela y la iglesia a la que juntos pertenecen.

Tony, Luis, Francis y sus hijos y los de Toño y los de los demás hermanos están ahí haciéndose fotos, bailando. Rafa viene a la mesa de sus invitados, Máximo Jiménez, Emelyn Baldera, René Solís y su esposa Wanda, más los hermanos Julio y Bienvenido Ortiz, desde Baní, con quienes intenta bromear.
Mientras llega la hora de la verdad. La del baile de la novia y el novio. La canción elegida es “Llegaste”, en tiempo de merengue, interpretada por Manny Cruz y Milly Quezada. Mientras la bailaban, se miraban a los ojos y cantaban:
«Me cambias la vida
Estando contigo
Ya no hay miedo y puedo gritar
Que ya estoy completo
Qué pleno me siento
Desde que llegaste
No existe duda alguna
Que ya estoy completo
Qué pleno me siento
No falta más nada
Es que tu amor a mí
Me sobra y me da».
Se acercaba la hora del baile del papá. Las chicas del wedding planning preparaban a Rafa Rosario para el momento. Se había pasado la noche dando túmulos por todo el salón. Estaba como si algo se le hubiera perdido o como si estuviera a punto de dar con su paradero. Empezó a sonar Juan Luis Guerra con Todo tiene su hora.

Pero yo te digo lo viejo pasó, cariño
Lo que viene es mucho mejor
Tú no sabes que la luna no se queda sola
Se alegra en un mar de olas
Y le dice a la amapola
Que espera su cariñito
Como la güira espera tambora
Que todo tiene su hora
Debajo del sol naciente
Espera tu amor bendito de nada vale ser impaciente
Ay no ay no…
El merengue de salón bien «bailao» por Rafa y Chantal dio lugar a los aplausos. Luego de lo cual, el emocionado padre, aprovechó para hacer un brindis colectivo, en el cual hizo alusión al Proverbio bíblico 31, que manda a brindar para olvidar lo malo, que curiosamente provocó un “gugleo” colectivo entre los presentes.

Luego vendría la gran sorpresa de la noche: Pavel Núñez entró con su guitarra y el espacio se llenó de poesía y de amor. Luego de interpretar algunas de sus más queridas canciones y un bolero versionado (Dime si lo ves, Te di, Si dios me quita la vida, entre otras).
Rafa agradeció a su amigo Pavel, quien cantó en los 15 años de Chantal y” ahora tenía que cantar en su boda”, dijo emocionado y agradecido Rafa.
Aunque la noche había tenido un maestro de ceremonias. Al igual que con Pavel, Rafa sorprendió con sus conmovedoras palabras del poeta y padre, leídas desde su celular:
«Hoy se confunden mis emociones, no sé si llorar, o alegrarme, pues hoy mi niña se convierte en señora. La llevaré de brazos al altar a entregársela a un joven que se ve muy enamorado y ella me dice que lo ama. Qué cosas tiene la vida, hasta hace poco la veía como mi chiquita, después una señorita. Y hoy señora.

No me queda más que pedirle al creador, señor Jehová, que su esposo la ame y la respete como yo la he querido y respetado, y ella que sepa que, a su esposo también debe amarlo y respetarlo como Dios manda.
Yo me quedo sin mi niña, pero sé que algún niño o niña me traerán y me dirá papá, abuelo o abuelito (aunque me gustaría que fuera tío… jajaja).
Estoy orgulloso de mi niña, porque supo esperar al hombre que soñó que un día la iba a llevar al altar.
Sean felices, porque con su felicidad también está la mía y la de toda la familia.
Sean fuertes sé que con su preparación espiritual podrán enfrentar este convulso momento que está viviendo la humanidad.
Sean felices y ámense de corazón superando todo obstáculo porque vendrán muchos, pero ya sabemos que el que pone a Jehová por delante, todo lo supera.
Darío bienvenido a la familia!! ¡y que viva el amor!».
Sin dar tiempo para las lágrimas, aunque sí para los abrazos… Los Hermanos Bomba Rosario subieron a tarima y con ellos, cantaron muchos de los Rosario, Francis y sus hijos entre muchos otros que cantan y René Solís también. Abajo la risa, los aplausos, los cuerpos bailando sin sudor…