Mientras…
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En mi artículo anterior, mencionaba ciertos aspectos determinantes que pudieran ayudar a una posible reelección del Presidente Luis Abinader. Para nadie es un secreto que él y su equipo están en campaña. Su plan de gobierno tuvo que cambiar dada la urgencia del inicio y posiblemente en estos dos años restantes, pueda ejecutar lo que tenía en agenda. Sus acciones y decisiones definirán su continuidad o no, a partir del 2024.
En lo que sí no ha perdido tiempo el Gobierno, una vez se nivelaron las atenciones frente a emergencias como la pandemia, fue la aprobación durante esta reciente legislatura por parte del Congreso Nacional de siete contratos de fideicomisos, de los cuales solo cinco entraron en vigor. Aún queda por conocer qué pasará con el famoso fideicomiso de Punta Catalina que tanta agua de beber ha dado al país desde hace años. Un fideicomiso que el Ejecutivo y el Senado pretendieron aprobar y era un informe cargado de errores y que gracias a la resistencia de la opinión pública se paralizó. ¿Qué pasará con ese fideicomiso?
Pero no solo los asuntos de fideicomisos, sino que también solo en esta actual legislatura entre ambas cámaras legislativas los préstamos aprobados alcanzaron la cifra de US$1,103 millones de dólares. Sumados a préstamos en pesos, bonos y más trasiego de divisas aprobadas y ejecutadas por un Congreso, que sí obvio, es el Congreso del Gobierno. Para aprobar sin dilación, sin miramientos todas estas negociaciones se levanta la mano aún sin leer el informe o proyecto de ley que se aprueba. Lo demás, otros asuntos de importancia para la nación aún duermen el sueño eterno, como la reforma del Código Penal. Y para colmo, este mismo congreso aprobó la necesaria Ley de Extinción de Dominio, pero sin retroactividad. Por cierto, tremenda paradoja que en la comisión encargada de esa Ley, estuviera ahí, quitando y reformando aspectos de esa ley, el senador Félix Bautista. Así son las cosas en este país. Y nosotros continuamos pagando a un Congreso sobrepoblado y privilegiado.
En ese sentido, dos «cancelaciones o retiros» han marcado duramente este breve tiempo de gobierno del «cambio» como son: Lisandro Macarrulla, ex ministro de la Presidencia y por su parte, Roberto Fulcar, ex ministro de Educación. El primero, por ser uno de los que más aportó y ayudó al Presidente Abinader a forjar su camino presidencial y quien llevaba las riendas de las negociaciones de grandes proyectos bajo el amparo del empresariado y que lamentablemente, un hijo de él nada en la aguas turbias del Caso Medusa en nombre de la empresa constructora fundada por su padre.
De hecho, «renunció» en un comunicado a la Presidencia, previo al inicio del fallido inicio del juicio preliminar que ha sido pospuesto para dentro de 2 meses. El caso de Roberto Fulcar, en el que muchos tenían la esperanza de ser definitivamente quien desarrollara planes de mejoras en la calidad de la educación pública y la preparación de maestros, se fue al traste, gracias a unas licitaciones extrañas en ese ministerio vital para el desarrollo de cualquier sociedad.
No obstante, lo que sí vale la pena resaltar es el esfuerzo mancomunado en el sector turístico encabezado por el ministro David Collado, luego de dos años de pandemia. Las cifras de turistas cada mes vuelven a estar como antes del Covid y el turismo sigue siendo la pieza clave en la economía dominicana. A pesar también de que estamos viviendo situaciones de inflación económica. El propio gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, quien a la sazón, también fue ratificado en su puesto dijo «el turismo aportó el 1.8 puntos porcentuales a la expansión promedio de 5.6% registrada en la economía en el período enero – junio 2022, es decir la tercera parte del crecimiento experimentado en el semestre, con un incremento en su valor agregado de 34.3%».
Mientras, la educación y la salud pública languidecen…